La historia cuenta que Punta Hermosa se puso de moda a fines de los años sesenta. El balneario, ubicado en el kilómetro 119 de la Panamericana Sur, atrajo en esa época a veraneantes de la Punta y Ancón que buscaban introducir al surf como deporte en ese lugar debido a sus prodigiosas olas.
El escritor Fernando Ampuero, ilustre vecino puntahermosino, la describe así: “Sus playas son, más que nada, un estado de ánimo, una necesidad de pertenencia y una complicidad con su mar. Pocas playas del sur de Lima lucen una bahía tan bella y con tantas reventazones, y por lo mismo con muchos points para los aficionados a encaramarse en las olas”.
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Pero las décadas posteriores, cuenta Ampuero, la playa fue perdiendo un poco de su encanto por malas gestiones municipales. Aún así, había personas que buscaban que recobre su brillo, atrayendo a surfistas y veraneantes. Ese fue el caso de Angelo Cicala, quien, tras décadas de trabajo duro, decidió vivir su retiro en Punta Hermosa y abrir una pequeña bodega, para autogenerarse ingresos, donde empezó a vender menús a tablistas y albañiles.
Era el año 1998. Con el tiempo, el lugar fue creciendo gracias a la buena fama de sus platos, que fusionaba sabores y aromas peruanos e italianos. Así fue como nació la trattoria de Don Angelo, un espacio gastronómico que, 22 años después, se ha convertido en un clásico del buen comer en el sur chico.
TRADICIÓN GASTRONÓMICA
Luego del fallecimiento de don Angelo Cicala en el 2008, el negocio pasó a manos de su nieto, Gianfranco Cárdenas, quien mantiene el espíritu acogedor que su abuelo imprimió. Ante de dirigir el restaurante, Gianfranco pasó por las distintas áreas que conforman un negocio gastronómico: a los 9 años lavaba platos, luego se encargó de atender a los comensales y, finalmente, pasó a la cocina.
Hoy la carta de Don Angelo es tan variada como contundente: hay pastas, platos criollos, marinos, sopas y postres de gran factura. Para el periodista que escribe esta nota, son tres sus recomendaciones: el fettucini achifado (combinación de cocina italiana y oriental, con holantao, frejol nacido, pimiento y pollo); los ravioles napolitanos (rellenos de carne o espinaca en salsa rosé con pollo apanado a la napolitana); y su espectacular lomo al vino (flameado en salsa bechamel con pimientos, cebolla blanca y pasas).
Este 2020, debido a la pandemia originada por el coronavirus, la trattoria Don Angelo tuvo que reinventarse. Adoptaron las medidas de bioseguridad dispuestas por el gobierno, que consisten esencialmente en reducir el aforo, tomar la temperatura de los comensales y mantener el distanciamiento social.
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“Fue un gran reto dirigir el restaurante en medio de la pandemia. Para nosotros, con paciencia y cuidado, lo más importante es priorizar la seguridad de nuestros clientes clientes”, cuenta Gianfranco Cárdenas. La Municipalidad de Punta Hermosa distinguió a Don Angelo como un comercio seguro ante el COVID-19, gracias a su accionar ante la pandemia y ser ejemplo para otros negocios.
Para este verano, se lanzó un proyecto en honor a los inicios del negocio: el Market Don Angelo, el cual tiene productos gourmet, de coctelería, licores y una línea de congelados. Los tiempos han cambiado, la propuestas se reinventan, pero la sazón sigue siendo la misma. //