(Foto: El Comercio)
Bruno Ortiz Bisso

Carlos (49) no toma, no fuma y llevaba unos cinco años con la misma rutina: en lugar de jugar al fulbito una vez por semana, prefería correr. Durante una hora hacía, más o menos, el mismo recorrido que si estuviera jugando fulbito, es decir unos 10 km.


Pero a inicios de abril del 2017 empezó a sentirse mal. Fuertes dolores en el pecho, el cuello y toda la mandíbula lo afectaron en tres oportunidades, mientras realizaba actividades cotidianas. La cuarta vez sucedió mientras estaba sentado. Fue ahí cuando decidió ir al médico.

Esos dolores fueron infartos que Carlos había soportado. Tras una serie de exámenes, descubrieron que tenía tres arterias seriamente obstruidas y se le sometió a una operación de triple ‘by-pass’ al corazón. Hoy está completamente recuperado. Ya no corre, ahora camina y trota por una hora, seis días a la semana. Ya no es un deportista de fin de semana.

—Muy peligroso—

Se les llama deportistas de fin de semana a las personas que solo realizan actividad física un día a la semana y, por lo general, solo durante una hora. Esto hace que en ese lapso se haga un esfuerzo máximo que puede ser perjudicial.

(Ilustración: El Comercio)
(Ilustración: El Comercio)

“Los especialistas en medicina deportiva no recomiendan este tipo de actividades. Para que sea un ejercicio saludable debe ser progresivo en tiempo e intensidad. Ir aumentando según las capacidades funcionales de cada persona”, explica a El Comercio Máximo Rossel, cardiólogo y profesor principal de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).

El corazón es uno de los órganos afectados por este tipo de actividades, debido al estrés agudo e intenso al que se somete el cuerpo. “Las probabilidades de sufrir un infarto al corazón se incrementa con factores de riesgo como hipertensión, diabetes, tabaquismo, aumento de ácido úrico en la sangre, obesidad, sedentarismo, lípidos elevados. Con la edad, y si le sumamos factores genéticos, se incrementan las posibilidades de sufrir un infarto y que pueda ser fatal”, comenta por su parte Jorge Casana, cardiólogo de la clínica Ricardo Palma.

El doctor Rossel señala que una persona puede estar con el corazón dañado y no saberlo. “Gente que en apariencia está en perfecto estado de salud, pueden sentir malestares, pero se resisten a dejar la actividad y hacerse revisar por un experto”, recalca.

—Más lesiones—

Otro de los efectos del esfuerzo demasiado intenso e inadecuado es la deshidratación. Y aunque parezca un juego, puede acarrear problemas muy serios. “A corto plazo, el riñón se deshidrata bruscamente, a un ritmo al que no está acostumbrado. Si esto se repite, el órgano envejece más rápido que lo normal. A largo plazo, esto puede favorecer la formación de cálculos en los riñones”, indica el urólogo Jorge Saldaña, director médico de Urozen.

Finalmente, se ven afectados también músculos y articulaciones. “Se suele hacer deporte sin calentamiento previo. Esto sumado a que se juega en canchas sintéticas, aumenta los riesgos. Las lesiones más comunes son al tendón de Aquiles, a los ligamentos de la rodilla, esguinces en la misma articulación y en el tobillo. El riesgo aumenta desde los 35 años”, previene Luis Cotillo, traumatólogo especialista en medicina deportiva.

—Recomendaciones—

1. Revisando el corazón

Según el cardiólogo Máximo Rossel, las personas mayores de 25 años que quieren hacer deporte deberían someterse a un examen clínico, con electrocardiograma, ecocardiograma y hasta radiografía de tórax, para saber las reales condiciones de su corazón. Muchos problemas cardíacos son asintomáticos.

2. Aceitando las bisagras

Para no sufrir con las canchas sintéticas, el traumatólogo Luis Cotillo recomienda –además de usar el calzado adecuado, sin toperoles– calentar de 15 a 30 minutos antes del ejercicio. La finalidad es que las articulaciones se lubriquen para no estar expuestos a lesiones. No hay que llevar al límite el organismo.

3. Sin bebidas especiales

El urólogo Jorge Saldaña indica que una persona debería tomar 40 cm3 de agua por cada kilo de peso a diario. Alguien de 70 kilos debería consumir 2,8 litros. En la actividad física no se debe consumir bebidas rehidratrantes, porque la pérdida de electrolitos es mínima y estas bebidas contienen demasiado azúcar.

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