La ivermectina fue presentada por algunos médicos e investigadores como una prometedora alternativa para tratar el COVID-19 a las pocas semanas de los primeros casos reportados en el Perú. Hoy, a poco más de un año del inicio de la pandemia, el uso del popular medicamento no es respaldado por las principales entidades de salud del mundo, pero su consumo continúa.
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El Ministerio de Salud tuvo que dar hace poco marcha atrás en su posición frente a la ivermectina, luego de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) desaconsejara su uso para curar o prevenir el COVID-19, con lo cual se sumó a la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, por su siglas en inglés). La posición fue replicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda que solo se utilice en el marco de ensayos clínicos que prueben su eficacia y seguridad.
La popularidad de la ivermectina en el Perú empezó a crecer en mayo de 2020, cuando el grupo de expertos que asesoró al Minsa recomendó su uso para tratar el COVID-19. Luego se masificó en el país, hasta el punto en que este antiparasitario comenzó a ser repartido en plazas públicas de manera preventiva. El Comercio reportó que autoridades, médicos y funcionarios impulsaban el consumo de ivermectina veterinaria en regiones como Junín, Ucayali y Madre de Dios, así como su uso en campañas masivas en la ciudad de Chincha.
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“Aun cuando el nivel de la evidencia es bajo, con la opinión mayoritariamente a favor de los miembros del grupo, se pone a consideración de los médicos tratantes las siguientes pautas de tratamiento”, decía la resolución ministerial de mayo de 2020 que aprobaba el uso no solo de la ivermectina, sino también de la hidroxicloroquina y azitromicina, medicamentos que no demostraron su eficacia en posteriores ensayos clínicos.
Para los expertos consultados por este Diario, el caso de la ivermectina debe servir como lección para que las autoridades de salud tomen decisiones basadas en evidencia científica sólida en el futuro y que, finalmente, no se destinen recursos públicos a tratamientos sin respaldo.
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Conversamos al respecto con el médico peruano Jesús Anampa, profesor asociado en el Albert Einstein College of Medicine/Montefiore Medical Center, en EE.UU., quien ha realizado un seguimiento de la evidencia científica detrás de la ivermectina.
“Las autoridades deben hacer un análisis profundo de todos los daños causados por no regular el uso de ivermectina”, asegura.
- ¿Qué lecciones nos deja el uso de ivermectina en el Perú y la reciente decisión del Minsa?
La lección principal es que debemos fomentar el uso de medicina basada en evidencia para el manejo de enfermedades en nuestro país, en este caso específico, contra el COVID-19. Debemos evitar exponer a los pacientes a tratamientos que no han demostrado eficacia clínica. Idealmente, deberíamos fomentar la investigación en nuestro país para poder generar evidencia y esto debe ser impulsado por el Gobierno. Pero, por otro lado, también podemos usar evidencia científica producida en otros países y adaptarla a nuestras guías locales de manejo de COVID-19. También debemos aprender a educar a los médicos sobre en el uso de medicamentos basados en evidencia científica para que todos tengan el mismo mensaje, pues uno de los grandes problemas es que hay médicos recetando ivermectina y eso solo genera más confusión en la población.
- Y eso aportó a la automedicación.
La automedicación ayudó a que las personas compren y usen estos medicamentos. Este evento debe ayudar para tomar medidas sobre regulación de la venta de medicamentos solo con receta médica.
Otro factor importante es que personas e instituciones estuvieron distribuyendo ivermectina gratis, como el caso de Chincha, para prevenir o tratar COVID-19, sin evidencia científica que lo respalde, y el Estado debería tomar medidas y castigar estas conductas que solo fomentan la automedicación y el mal uso de medicamentos.
Otro punto importante es que debido a la falta de pronunciamiento por parte de Minsa, algunas personas fomentaron el uso de ivermectina a través de los medios. Estas conductas deberían también ser reguladas por el Estado, porque se está atentando contra la salud de las personas.
- En ese contexto, también se llegó a usar ivermectina veterinaria.
Un punto que también hay que aclarar es que se estuvo usando ivermectina de animales. Como sabemos, los medicamentos para uso en humanos tienen una regulación distinta, y no se pueden usar medicamentos destinados a animales en humanos. Las autoridades deberían ser claras y enfáticas en este tema para que no vuelva a suceder.
Muchas personas fueron víctimas de esta campaña de desinformación y usaron ivermectina, que según sus promotores servía para prevenir la infección; entonces estas personas [que la consumían] tenían la falsa sensación de seguridad de que estaban protegidas contra el COVID-19, lo que las llevaba a relajar las normas de distanciamiento social y uso de mascarillas, poniendo en riesgo la vida de las personas.
En ausencia de estudios, no se puede inferir que se puede usar un medicamento debido a que no hay investigaciones que digan que no tiene eficacia clínica. Se debe educar a las personas para que sepan que en medicina, para que un tratamiento pueda ser usado en cierto escenario, primero deben haber estudios que demuestren eficacia clínica en esa enfermedad.
- ¿Considera que en el futuro en el país las autoridades pensarán dos veces antes de autorizar un medicamento que no cuente con evidencia?
Esa debería ser la lección aprendida de esto. Es cierto, se cometieron errores y se han demorado demasiado [en retractarse]; muchos países hace tiempo dejaron de usar ivermectina debido a la ausencia de evidencia científica; las autoridades deben ser más cautelosas en la regulación de medicamentos a usarse en nuestro país. Y no solo las autoridades, pues los mismos médicos debemos ayudar a fomentar la medicina basada en evidencia. No olvidar el articulo 10, capitulo 1, del Código de Ética del Colegio Médico del Perú: “El médico debe oponerse y denunciar toda forma de charlatanería en el campo de la salud. No debe participar en la preparación y uso de medicamentos sin validación científica ni autorización del organismo regulador competente”. Así que los médicos también podemos ayudar a que no se usen medicamentos sin evidencia científica.
Las autoridades deben hacer un análisis profundo de todos los daños causados por no regular el uso de la ivermectina, y aprender la lección para que esto no vuelva a suceder. Se debe analizar el impacto a corto o largo plazo. Por ejemplo, el Gobierno gastó más de 47 millones de soles en hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina para tratar el COVID-19 en el 2020. Con ese dinero se pudo haber diseñado y conducido un estudio fase 3 para evaluar la eficacia de la ivermectina en COVID-19 en nuestro país; ese estudio no iba a costar 47 millones de soles, así que lo sobrante se pudo destinar para ser usado en la lucha contra la pandemia como plantas de oxígeno y otros.
- ¿Considera que los ensayos clínicos sobre ivermectina que se realizan actualmente podrían cambiar la evidencia disponible de manera significativa?
La medicina es un campo que va variando continuamente con nuevos estudios. Por ahora, los estudios no respaldan el uso de ivermectina en COVID-19. Hay estudios que están aún por publicarse como “Ivermectina en COVID-19 severo”, de la Universidad CES, Colombia, que incluirá 100 participantes y que evalúa el rol de la ivermetina en COVID-19 severo. Otro estudio es IVERCORCOVID19, del Instituto de Cardiología de Corrientes, en Argentina, que evaluará el uso de ivermectina para prevenir hospitalizaciones, incluirá 500 participantes. El gran problema es que la mayoría de estudios que usan las personas para fomentar el uso de la ivermectina son retrospectivos (de muy bajo nivel en la pirámide de evidencia científica); se necesitan estudios de buen diseño estadístico como el de Colombia que demostró que la ivermectina no tenía eficacia en COVID-19 leve. En medicina todo puede pasar, pero basado en la data actual, veo difícil que los nuevos estudios puedan cambiar la evidencia significativamente, pero lo más prudente es esperar a esos estudios y, mientras tanto, no se debe usar ivermectina en el tratamiento o prevención de COVID-19.
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