Desde hace más de una semana, expertos y voluntarios recorren las playas afectadas por el derrame de petróleo de la refinería La Pampilla, operada por Repsol, en busca de animales que rescatar. En algunos casos tienen éxito, pero también les toca contar cadáveres de aquellos que no pudieron sobrevivir.
Una de las especies marinas en especial peligro es la nutria marina (Lontra felina), conocida como chungungo. De acuerdo con reportes de biólogos que acudieron al lugar, como Yuri Hooker Mantilla, del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, los pocos ejemplares que vivían entre Ventanilla y Ancón habrían muerto.
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“Es una de las alertas más grandes que se tienen [del efecto del derrame en las especies], ya que son pocos los individuos que se pueden encontrar en el litoral. Entonces, con las nutrias marinas afectadas y muertas, estaríamos hablando de una extinción local, porque desaparecían del lugar, pero nosotros todavía no hemos registrado eso”, nos dice Deyvis Huamán, responsable de la Unidad de Monitoreo, Vigilancia y Control del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), encargado de registrar el daño en las especies y realizar labores de limpieza.
El derrame, de acuerdo con Sernanp, ha comprometido a la Zona Reservada Ancón (ZRA) y dos sectores de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG). En total, según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el área afectada es 1′739,950.9 m2 en la playa-litoral y 1′186,965.8 m2 en el mar.
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La nutria marina entra y sale de las zonas reservadas, por lo que es difícil rastrearlas de inmediato, explican los expertos consultados por El Comercio. Este mamífero carnívoro se encuentra actualmente en la lista de roja de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Además, según la legislación nacional (DS N 034-2004-AG), es considerada como una especie amenazada y se prohíben su caza, captura, tenencia, transporte o exportación con fines comerciales.
Como mostró El Comercio, el desastre ecológico ha dañado múltiples playas, incluso algunas todavía no son limpiadas por Repsol ni las entidades del Estado. Es posible, explican los investigadores, que el daño a estas especies -entre ellas la nutria- aún no esté documentado debido a que se pueden encontrar fuera de las zonas actualmente atendidas.
“Estamos hablando de un mínimo de 10 individuos que habrían estado en el área. ¿Cuántos de estos murieron? Es algo que todavía los científicos tenemos que explorar. Esta es una gran preocupación en la UICN, porque teníamos contemplados los derrames de petróleo como una posible amenaza, pero nunca había sucedido algo tan real y palpable [en la zona]”, afirma el veterinario Carlos Calvo, veterinario de la UPCH y parte de la UICN.
¿Cuál es el rol de la nutria?
La fauna marina que se encuentra en la zona afectada por el derrame de petróleo puede terminar dañada en diferentes grados, dependiendo del nivel de exposición al hidrocarburo. Y estas secuelas pueden provocarles la muerte en el corto o mediano plazo.
“¿Qué pasa con una nutria cuando encuentra con el petróleo? Lo que sucede es que va a ensuciarse con el petróleo. Por su comportamiento va a empezar a acicalarse [limpiarse] y con ello consumirá el petróleo. Por ello, en las imágenes no se les ve sucias, sino limpias o mojadas. Este consumo probablemente haya causado la muerte de estos individuos. Han muerto por intoxicación”, explica Carlos Calvo.
Incluso, si logran sobrevivir, las secuelas se verán luego: “Hay efectos a largo plazo. Por ejemplo, sobre la reproducción y el sistema inmune […] Puede que en lugar de tener a largo plazo dos cachorros empiecen a tener uno o comiencen a tener abortos. Entonces, la población se verá afectada. En la parte inmunológica, puede que hayan alteraciones y sean más susceptibles a enfermedades”.
Pero el efecto no solo se sentirá en los animales marinos en sí, también puede afectar a las personas. El petróleo en el ambiente afecta toda la cadena trófica, que es proceso por el cual se transfieren nutrientes a través de las diferentes especies de un ecosistema, incluidos los humanos.
“La nutria consume invertebrados y peces en todo literal rocoso. Entonces, obviamente va a consumir los más fáciles de capturar, los que le requieren menos energía, y va a dejar a los más fuertes, y estos es más seguro que cumplan las funciones que se necesitan dentro del ecosistema. El depredador se encarga de mantener el equilibrio del sistema. Si no está el depredador, baja la biodiversidad. Sin la nutria, esta se afecta y por lo tanto también nuestra gastronomía. Esa es la conexión larga que tiene la nutria marina con lo que consumimos los humanos […] Nosotros compartimos el mismo ambiente y nuestra salud también depende de ellas”, detalla el investigador.
Un estudio de ProDelphinus, la Universidad Científica del Sur y la Universidad de Exeter, publicado en la revista Marine Mammal Science, identificó que las nutrias marianas se distribuyen en la costa peruana entre Tacna (sur) y Áncash (norte), y que algunas de estas poblaciones ya enfrentaban ‘perturbación humana’ (pesca, presencia de caminos y construcciones).
“No todas van a sobrevivir
En estos momentos, especialistas del Sernanp trabajan en las zonas reservadas afectadas. Su labor es rescatar a los animales, realizar un censo de los ejemplares muertos y limpiar las playas. Estas labores se realizan en la Zona Reservada Ancón y la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG).
En el Islote Pescadores, parte del RNSIIPG, y en la Bahía de Ancón se recuperan en promedio cinco ejemplares de aves al día, que son entregados al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), que los atiende en el Parque de las Leyendas. “Esto no quiere decir que todas van a sobrevivir”, aclara Deyvis Huamán. Hasta el momento se han rescatado con vida 17 aves en el lugar.
Ahora, los voluntarios y expertos han registrado decenas de animales muertos, y llevan la cuenta de cuántos fallecen por día. Todos ellos tienen manchas de petróleo y son retirados del lugar. Entre las especies más afectadas están las aves guaneras, piqueros, cormoranes, pingüinos de Humboldt, lobos de mar, entre otras. En cuanto a los peces, aún no se ha visto varamientos, pero al estar en agua contaminada, no pueden ser consumidos. El informe que recopile todos los datos será publicado en las próximas semanas.
“Esta es una afectación muy fuerte [al ecosistema], por ello estamos promoviendo una evaluación biológica a profundidad”, dice Huamán.
En cuanto a las nutrias marinas, el veterinario Carlos Calvo asegura que “se va a recuperar la población, pero va demorar. Será un proceso que tomará años”.