Los octógonos de advertencia empezarán a ser obligatorios en el Perú desde el 17 de junio del 2019. (Ilustración: El Comercio)
Los octógonos de advertencia empezarán a ser obligatorios en el Perú desde el 17 de junio del 2019. (Ilustración: El Comercio)
Elmer Huerta

La semana pasada, en el XVIII Congreso Latinoamericano de Nutrición, llevado a cabo en México, se presentaron los resultados de la evaluación –a menos de dos años– de la Ley de Etiquetado de Alimentos de Chile (20606). Considerando que el etiquetado de alimentos industrializados en el Perú (parte del “Manual de advertencias publicitarias”, recientemente aprobado por el Ministerio de Salud) está modelado en la experiencia chilena de los octógonos, es importante revisar esos resultados.

–Etiquetas frontales–

A pesar de que la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes (30021) fue aprobada por mayoría en el Congreso y promulgada por el presidente Ollanta Humala en mayo del 2013, su reglamento recién lo aprobó en abril del 2017 el presidente Pedro Pablo Kuczynski. Finalmente, el “Manual de advertencias publicitarias”, ordenado por el reglamento, fue aceptado en junio del 2017 por la ministra de Salud, Silvia Pessah. Ese manual determina que los alimentos procesados que se vendan en el Perú deberán llevar etiquetas en la parte frontal del envase. Ese etiquetado –en forma de octógono– deberá advertir si el producto contiene un exceso de azúcares, grasas, sal o grasas trans.

El octógono es uno de los muchos modelos de etiquetas impresas en la parte frontal del envase de un alimento procesado. Es diferente de la complicada etiqueta de información nutricional –como el GDR– que se imprime en la parte posterior o lateral de los productos.

Las etiquetas frontales se distinguen por su claridad y mensaje directo al consumidor, lo cual les permite a estos tomar decisiones informadas instantáneas en el lugar de compra. Otro ejemplo de etiqueta frontal es el semáforo, que usa los colores de esos dispositivos para advertir sobre el contenido de ciertos nutrientes, como grasas, azúcares y sal.

Antes de la aparición de los octógonos en el 2016, se pensaba que los semáforos eran un tipo de advertencia frontal efectivo. Sin embargo, por lo simple y directo de su mensaje –especialmente a los niños–, diversos estudios demostraron que los octógonos son más efectivos. En la actualidad, además de Chile, el Perú ha sido el primer país en adoptarlos, aunque Uruguay decidió adoptar la medida y Canadá se acerca a la aprobación.

Recordemos que el principal objetivo del etiquetado de alimentos industrializados –que por su alto contenido en grasa y azúcar contribuyen al desarrollo de la obesidad en la población– es informar al consumidor sobre el contenido de nutrientes en el producto que está comprando. La obesidad es un grave problema de salud pública en el mundo, incluido el Perú.

–Impacto de la ley chilena–

El informe, presentado en México y realizado por un equipo interdisciplinario de la Universidad de Chile, la Universidad Diego Portales y la Universidad de Carolina del Norte de EE.UU., expuso los siguientes logros:

•Disminución entre 46% y 62% de la exposición de preescolares y adolescentes a publicidad de alimentos “altos en” a través de la televisión.

•Disminución significativa del contenido promedio de azúcares en bebidas azucaradas, lácteos y cereales de desayuno de mayor venta (entre 20% y 35% del contenido inicial), además de una reducción relevante de sodio en quesos y cecinas de mayor venta (entre 5% y 10% del contenido inicial).

•Madres de preescolares y adolescentes (decisoras de compras) valoraron la presencia de los octógonos en los alimentos envasados (>90% en ambos grupos), entendieron su significado (>90% en ambos grupos) y los usaron cuando quisieron saber qué tan saludables son los alimentos que están comprando (50% y 40%, respectivamente).

•Seis meses después de la entrada en vigor de la ley, la venta de cereales azucarados disminuyó un promedio de 14%. En el caso de las bebidas azucaradas, su venta disminuyó en un 25%. Otro estudio reportó que no hay disminución en la compra de chocolates, dulces y galletas; sin embargo, estas últimas categorías representan en Chile un porcentaje mucho menor de la ingesta de azúcares, en comparación con la de cereales y jugos.

Según el informe, “estos resultados sugieren que, en una primera etapa, la implementación de la ley de etiquetado se ha asociado con cambios en los ambientes alimentarios y en la conducta de las personas, particularmente niños, que están en línea con ir mejorando la alimentación y salud de la población”.

Finalmente, y en relación con una frecuente crítica de los opositores de los octógonos –quienes afirman que la obesidad no ha disminuido en Chile luego de la implementación de las etiquetas–, el reporte aclara que “es importante recalcar que las mejorías en las prevalencias de sobrepeso y obesidad no se pueden esperar en un período tan breve de implementación y que los cambios observados deberán ser sostenidos en el tiempo para poder impactar en estos indicadores en el largo plazo”.

–Corolario–

No hay duda de que el impacto que está teniendo la implementación de los octógonos sobre la salud pública chilena es impresionante, y es muy positivo que la industria de alimentos de ese país se esté adaptando a producir productos más saludables.

La implementación de la ley peruana de alimentación saludable incluye –además de los octógonos– programas de educación nutricional, actividad física y quioscos saludables en las escuelas y un observatorio de obesidad y regulación de publicidad en medios de comunicación. En ese sentido, estas medidas contribuirán a tener un Perú menos obeso.

Se espera con ansia el 17 de junio del 2019, fecha desde la cual todos los alimentos industrializados que se vendan en el país deberán llevar octógonos de advertencia.

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