Miguel Ángel Criado / Agencia Materia
Si en una película no hay al menos dos personajes femeninos que tienen como mínimo un diálogo entre ellas y que no trata sobre un hombre, ese filme no supera el llamado test de Bechdel. Nacido de una tira cómica hace 30 años, desde entonces se ha convertido en una herramienta para medir el sesgo masculino en el cine, el teatro o los cómics. Ahora un grupo de investigadores ha comprobado que Twitter tampoco pasa la prueba.
La primera formulación del test apareció en un cómic de la historietista estadounidense Alison Bechdel en 1985. Dos lesbianas hablaban de qué película ir a ver y una de ellas le explica a la otra que sólo ve las que cumplen aquellas tres normas. A pesar de su sencillez, el test de Bechdel ha servido para demostrar el sesgo de género que tiene la gran mayoría del cine de Hollywood. La Academia del Cine sueca, por ejemplo, lo usa para calificar las películas de la misma forma que en otros países hacen para la violencia o el sexo. Sin embargo, la gran limitación de esta prueba es que la revisión esta sujeta a la subjetividad del que la hace.
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Investigadores del Instituto Federal de Tecnología de Zurich (ETH) y del Instituto de Investigación Informática de Qatar encabezados por el experto español en redes David García han creado ahora un algoritmo capaz de operar el test.
Primero lo probaron con el cine. Recopilaron 704 tráiler de 493 películas alojadoss en YouTube. Tirando de la Base de datos de películas en Internet (IMDb) diferenciaron a sus 4.970 actores y 2.486 actrices. Después obtuvieron el guión de cada película de la IMDb, otra base de datos pero esta vez dedicada sólo a los guiones de los filmes.
Tras procesar los guiones, los investigadores pudieron crear una red para cada película formada por las conexiones (diálogos) entre los diferentes actores (nodos) y comprobaron que el sistema funcionaba. Sus clasificaciones sobre la presencia e independencia de los personajes femeninos predecían las alojadas en la Bechdel Test Movie List, una especie de wikipedia que cataloga el cine según su sesgo de género.
Algunos resultados son obvios, como es el caso de “El Hobbit” o “La Guerra de las Galaxias”, donde apenas hay personajes femeninos.
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Pero también allí donde abundan, como en las películas de Woody Allen, tienen problemas para pasar el test de Bechdel. Una de las últimas, “Midnight in Paris”, con cuatro mujeres entre los papeles protagonistas, lo pasa por los pelos. “Pero sólo por un diálogo de cinco segundos entre dos mujeres sobre una silla”, aclara García, de la cátedra de Diseño de Sistemas del ETH y principal autor del estudio. ”Es el primer algoritmo que usa el lenguaje natural para automatizar el proceso del test de Bechdel”, añade.
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Con cada película puntuada en función de las reglas del test que cumplían, los científicos comprobaron que el sesgo de género se reproducía en YouTube. Los tráiler de las películas con peor puntuación en el test de Bechdel eran los más vistos y obtenían mejor valoración (me gusta) que los filmes que no presentaban esa preponderancia masculina.
SESGO DE GÉNERO EN TWITTER
Pero el cine es ficción y, en especial el comercial de Hollywood, es para muchos teóricos una muestra de una determinada hegemonía cultural que perpetúa la desigualdad. Por eso los investigadores decidieron probar su algoritmo en las redes sociales donde se supone que, debido a su organización descentralizada, no hay obstáculo para la interacción sin sesgo de género. Y decidieron comprobarlo en Twitter, como una aproximación a la realidad.
Tras recopilar 300 millones de tuits sobre cine de 175.000 de usuarios estadounidenses de la red social y datos de su perfil, los autores del estudio pudieron crear diferentes redes de diálogos para cada película. Usando tecnologías de lenguaje natural, su algoritmo podía identificar con un alto grado de acierto el sexo del autor del tuit y el de los actores mencionados en el mensaje y el contenido del mismo.
“Una primera observación revela que Twitter tiene un fuerte sesgo hacia la independencia masculina, estando más cerca de las películas que no pasan la prueba”, dice el estudio alojado en Arxiv y que será presentado en la próxima conferencia sobre redes sociales ICWSM’14.
Aunque parte de ese sesgo pueda deberse a que el 64% de los usuarios de Twitter de la muestra eran hombres, los investigadores controlaron esa diferencia, pero la desviación de género se mantenía.
Vieron también que el algoritmo arrojaba resultados diferentes según el sexo del los autores de los tuits. Mientras las películas mencionadas o compartidas por los hombres tienden a no pasar el test de Bechdel, las que sí lo superan son más compartidas por las mujeres y éstas mantienen más diálogo entre ellas. “Puede ser algo subconsciente o que las mujeres son conscientes de la existencia del propio test de Bechdel”, mantiene el investigador español.
García prefiere no hablar de machismo, porque es un concepto ideológico. “Nosotros medimos comportamientos, no ideologías”, dice. Pero sí mantiene que Twitter da más importancia al género masculino.
Reconoce que algunos aspectos del diseño de la red social, como el hecho de que sean discusiones públicas o con mensajes muy cortos, pueden introducir sesgos pero también afirma que “Twitter no nos libra de los patrones de género”.