Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han desarrollado un sistema de aprendizaje automático que enseña a los robots a entender y a poder entablar interacciones sociales básicas con otros robots y que tiene el potencial de aplicarse también a humanos.
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El nuevo marco de trabajo del MIT permite que las máquinas entiendan cuándo están estorbando y cuándo están ayudando a los demás, y que aprendan a llevara cabo estos comportamientos sociales por sí mismas, como han explicado los investigadores de la universidad estadounidense en su sala de prensa.
Utilizando este sistema, un robot puede ver a otro robot, deducir las tareas que tiene que completar y decidir si lo ayuda o lo obstaculiza en función de sus propios objetivos, previamente programados.
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Esto también les sirve para aprender interacciones sociales de manera predecible y realista. En el estudio, los autores lo han evaluado a través de 98 escenarios y 196 clips de vídeo de robots interactuando. En la mayoría de los casos, las doce personas encuestadas coincidían en el diagnóstico de la herramienta.
Los investigadores del MIT han afirmado que la habilidades sociales de los robots pueden permitir “interacciones entre humanos y robots más positivas y fluidas”, como para la asistencia a personas mayores o para ayudar en la investigación del autismo o de los efectos de los medicamentos antidepresivos.
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Para estudiar las interacciones sociales, el sistema del MIT utiliza una simulación en la que dos robots persiguen logros físicos -relacionados con el entorno- y sociales, en los que tienen que determinar qué intenta hacer el otro robot y ayudarle en su objetivo.
El mecanismo introduce también recompensas para premiar a los robots por efectuar tareas que les acercan más a su objetivo, de manera que puedan decidir en qué labores centrarse más o menos y equilibrar los objetivos físicos con los sociales a través de un modelo matemático.
El uso de este algoritmo matemático contempla tres tipos de robots según sus funciones sociales: nivel 0, en los que un robot solo puede realizar acciones físicas y no puede interactuar socialmente; nivel 1, en el que tienen habilidades sociales para ayudar a otros, pero entienden que estos solo cumplen tareas físicas; y nivel 2, en el que también estiman que otros robots pueden ser sociales, permitiendo interacciones más complejas.
La investigación contempla también la creación de modelos 3D que permiten formas de interacción más elaboradas que incluyan, por ejemplo, manipulación de objetos en una casa, o tener en cuenta entornos en que las acciones de los robots puedan ser fallidas.
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