Mientras Marvel Studios juega a los multiversos a gran escala, una de sus series se olvida de eso y, en gran medida, también de los superhéroes. “Invasión secreta” (“Secret Invasion”), en su ejecución, es lo opuesto a la tendencia: efectos especiales en la justa medida, no las pantallas verdes que lo cubren todo. Y si las usan, no es evidente. El Comercio vio los dos primeros episodios de esta ficción antes de su estreno el 21 de junio y compartimos nuestras primeras impresiones SIN SPOILERS.
Nick Fury (Samuel L. Jackson) se entera de una invasión clandestina en la Tierra por una facción de Skrulls que cambian de forma. Fury se une a sus aliados, incluidos Everett Ross (Martin Freeman), Maria Hill (Cobie Smulders) y el skrull Talos (Ben Mendelsohn), quien estableció su vida en la Tierra. Juntos emprenden una carrera contra reloj para frustrar una inminente invasión Skrull y salvar a la humanidad.
¿Qué funciona?
Lo mejor de “Invasión secreta” está en sus interpretaciones. El lugar más destacado se lo lleva Kingsley Ben-Adir como Gravik, líder de una facción rebelde de los skrulls. En cada una de sus escenas muestra su mejor cara de póker, ideal para un personaje que no debe revelar sus verdaderas intenciones. Uno llega a creerle que no hará lo inevitable, solo para que en la siguiente termine haciendo justo eso. El trabajo de Ben-Adir pone a este terrorista como un sujeto de múltiples dimensiones, quien transmite habilidad de comando, es creíble su influencia sobre otras mentes. Todo lo que el MCU no consiguió con su rebelde Karli Morgenthau en la irregular “Falcon and the Winter Soldier” lo consigue aquí.
En el segundo lugar de la escala de grandes interpretaciones está la Sonya Falsworth de Olivia Colman. La ganadora del Oscar por “La favorita” se luce como una agente secreta británica curtida por la experiencia, que no deja que la situación la altere. Es ella quien, con sus sonrisas y desprecio casual por los demás, pone el tono de la habitación donde se encuentra. Incluso llega a imponerse como amenaza cuando el mismo Nick Fury comparte un espacio con ella. Un acierto total en casting.
Finalmente, destaca el rol de Samuel L. Jackson como Nick Fury. Quince años después de “Iron Man” (2008), es la primera vez que el personaje aparece por tanto tiempo en pantalla, de modo que sus frases cortas, sentencias antes que conversaciones, no pueden ser lo único que salga de su boca. Hay un cansancio en la interpretación de Samuel L. Jackson que se corresponde con el cómo se siente el personaje en este momento de su vida. Sus habilidades estratégicas siguen tan afiladas como antes, pero son los demás quienes han avanzado más rápido y eso se nota. Por el lado de su vida personal, se conoce un poco, solo lo justo para darle a la audiencia ganas de más.
Por el lado de la historia, “Invasión secreta” ofrece la sensación general de que nadie es quien dice ser, representada en las máscaras que hacen irreconocibles a los skrulls de los humanos. Esto es el envoltorio para vender la historia, juega un rol importante en la narración, pero solo es la excusa para tratar otros temas de peso como la traición que ocurre cuando la familia está dividida por ideas políticas y por la capacidad de agencia que hay en los desposeídos, en particular los refugiados. Hay un comentario social en el conflicto de la historia, donde el radicalismo tiene orígenes claros y donde las respuestas no están a la vista. Resolver la crisis skrull requiere analizar matices, algo cada vez más difícil en un mundo polarizado.
Finalmente, la secuencia de apertura va a dar que hablar, no solo por la alta calidad visual con la que representa los temas de la serie, sino porque transmite la ilusión de algo creado con inteligencia artificial. La elección no es casual, porque los skrulls bien podrían ser el reemplazo de la humanidad según lo que plantea el show.
¿Qué no funciona?
Algo que arrastra la serie como problema es la muleta de siempre, el “snap” y el “blip”, consecuencias del plan de Thanos y la intervención de los Vengadores, respectivamente. Allí yace parte importante del peso dramático de la trama. Si bien el espectador casual podría informarse de ambos acontecimientos, la serie confía demasiado en lo que estos significaron, pero en un plano emocional. ¿Por qué deberían importar estos personajes a alguien no familiarizado?
En segundo lugar, tampoco convence la relación paterno-filial entre Talos (Ben Mendelsohn) y su hija G’iah (Emilia Clarke). En una serie llena de buenas interpretaciones, la falta de química entre ambos es evidente.
Salvo eso, “Invasión secreta” es una serie distinta al producto usual de Marvel. No solo sorprende, sino que quiere contar una historia que resuena con las inquietudes del mundo en el que vivimos. Cuando Marvel se acerca más a los problemas de sus espectadores (el duelo en “WandaVision”, la soledad en “Loki”) es cuando tiene mejores resultados, desde el punto de vista de la consistencia. Cuando se conecta con sus historias previas o busca conectarse al futuro es cuando decae. “Secret Invasion” de momento se inclina más al primer lado, pero esta guerra narrativa se pelea hasta el último minuto, donde cada batalla, cada episodio, podría decretar un nuevo vencedor. Cantar victoria ahora es la peor estrategia.
CALIFICACIÓN
4 ESTRELLAS DE 5
"Secret Invasion" llega a Disney+ el 21 de junio. Serán seis episodios de emisión semanal.
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