AARÓN ORMEÑO (@aaronormeno)

En su momento sirvió para defender a Cartagena de Indias de las invasiones y hoy es uno de los principales atractivos turísticos de Colombia. El castillo San Felipe de Barajas fue escenario de grandes derramamientos de sangre, pero ahora destaca por la historia que se respira en sus oscuros pasadizos y en sus soleados caminos, que nos llevan a rincones donde alguna vez se dispararon cañones y donde hoy se puede tener una gran panorámica de la ciudad.

Este castillo fue construido por los españoles en el cerro San Lázaro en 1536 y tiene una ubicación estratégica. Los defensores de la ciudad podían ver desde lo alto a los enemigos que llegaban con sus embarcaciones. Al divisar a lo lejos a los intrusos, prácticamente terminaban por anular todo movimiento e intención de conquista de Cartagena de Indias.

Álvaro Matorel, guía turístico nacido en Cartagena, explica que este fortín es considerado una de las máximas edificaciones creadas por la ingeniería española en América, y añade que fue construido especialmente para defender Cartagena de los ataques por tierra, ya que desembarcar era la única opción de los atacantes que querian apoderarse de la ciudad.

“Cuando los ingleses atacaron Cartagena en 1741, se vieron finalmente vencidos por las inclemencias del clima. Antes de retirarse destruyeron todos los fuertes que encontraron a su paso. Los españoles reconstruyeron San Felipe, pero esta vez los túneles cumplían un papel fundamental”, explica.

Todo lo tenían planeado. Si los españoles que se encontraban en el fortín de Cartagena veían que estaban perdiendo, escaparían por los túneles y accionaría los polvorines. Tenían el tiempo calculado para la explosiones, es decir, hacían estallar la fortaleza con el enemigo dentro.

Nunca funcionó esa letal trampa debido a que se firmo un acuerdo de paz entre Francia, Holanda, Inglaterra y España. Por tal motivo, aún se puede visitar esta fortaleza caribeña. Incluso, en ella se han desarrollado eventos en el marco de grandes reuniones internacionales, como es el caso de la cumbre del Grupo de Río (2000), o la VI Cumbre de las Américas (2012).