Los turistas extranjeros y brasileños que siguen los partidos de la Copa Confederaciones dejarán el equivalente a 109 millones de dólares en las seis ciudades sede del torneo, según un estudio publicado por el ente estatal de turismo de Brasil, Embratur.
Río de Janeiro, donde se disputará el domingo la final del festival de campeones de la FIFA, será la ciudad más beneficiada.
Recibirá a 4.748 de los 13.759 extranjeros que compraron entradas para los partidos de la Copa Confederaciones, lo que supondrá un ingreso de divisas equivalente a 13 millones de dólares.
En segundo lugar aparece la nororiental ciudad de Fortaleza, donde España e Italia buscarán mañana el pase a la final del torneo que se jugará el domingo en el mítico y reformado estadio Maracaná.
La capital del estado de Ceará recibirá a 4.193 viajeros del exterior, que dejarán alrededor de 7,7 millones de dólares.
La mayor parte de los ingresos de las seis ciudades sede vendrá de los propios viajeros brasileños, que gastarán alrededor de 78 millones de dólares a lo largo de las dos semanas de competencias. Los aportes de los visitantes extranjeros, a su vez, sumarán poco más de 31 millones de dólares.
El informe elaborado por el Instituto Brasileño del Turismo se basa en una estimación según la cual los turistas extranjeros permanecen por alrededor de diez días en las ciudades donde se disputan los partidos, mientras que los brasileños se quedan solo tres días.
El cálculo toma en cuenta el precio promedio de las tarifas de hoteles, a los que agrega unos 68 dólares por día por concepto de gastos con alimentación, compras y transporte, pero no incluye los precios de pasajes aéreos y de entradas para los partidos.
MASIVAS PROTESTAS La Copa Confederaciones se lleva a cabo en medio de las fuertes protestas que sacuden gran parte del territorio brasileño desde hace dos semanas.
Los brasileños inicialmente salieron masivamente a las calles para manifestar su descontento por el alza de pasajes, pero luego ampliaron su reclamo para exigir más inversión en salud y educación, así como para manifestarse en contra de la corrupción y de los altos gastos con miras a la organización de eventos como el Mundial del 2014.