ROLANDO CHUMPITAZI Desde Himalaya, Nepal

Como parte de la expedición BBVA Kanchenjunga 2013, el montañista español Carlos Soria intentará coronar la tercera montaña más alta del mundo (8.586 m.s.n.m.) Tiene 74 años y quiere seguir conquistando cumbres.

De profesión usted es tapicero. ¿Cómo y cuándo le nace el gusto por el montañismo? Fue a los 14 años cuando me fui con un amigo de vacaciones a la Sierra de Guadarrama, en Madrid. A mí me llamaban la atención desde niño los espacios abiertos, los ríos, la naturaleza. En esa época tuve que dejar los estudios y tuve que trabajar, que lo hacía ya desde los 11 años.

Época de posguerra. La vida era muy difícil… Yo vengo de una familia muy humilde, no teníamos agua corriente y por eso tenía que cargar baldes desde una fuente cercana. Ya por mi trabajo de tapicero he cargado muebles a las espaldas y con carro de mano, por eso creo que tengo los brazos muy fuertes.

¿Y cómo congenió la tapicería con el montañismo? He sabido compaginar el trabajo con mi afición, incluso con mi familia. A mi mujer la conocí en la montaña y con mis 4 hijas también he ido a la montaña. En mi profesión he sido muy conocido y con buena reputación no solo en Madrid. Hice trabajos en Nueva York y en la estación de esquí de Gstaad, Suiza, donde aproveché para esquiar. Siempre he cambiado tiempo libre por dinero, si toda mi energía la hubiese puesto en la tapicería habría ganado mucho más dinero, eso sin dudas.

¿Cómo tomó su familia su gusto por la montaña? Mis padres siempre pusieron reparos, se ponían muy nerviosos. Al final, sin embargo, yo creo que a mi madre, que vivió muchos años, le terminó gustando mi afición, aunque siempre pensó que al casarme o al tener hijas, dejaría la montaña. El colmo fue cuando mis hijas empezaron a escalar conmigo.

Usted ha visitado Perú dos veces, la primera en 1975 y la segunda el año pasado, cuando brindó una conferencia magistral… En mi primera visita fui hasta Huaraz, donde escalé el Alpamayo. Fue la segunda expedición española en coronar esa bella montaña. Recuerdo que era una noche de luna preciosa y llegamos a la cumbre en la mañana dando la vuelta a la cordillera. El año pasado volví y me quedé en casa de Augusto Ortega, un excelente guía de montaña y mejor amigo. Y bueno, en Lima, fui muy bien acogido, me quedé impresionado de la afición que hay allá.

¿Considera que los nevados de Huaraz están a la altura de otras montañas del mundo, como las del Himalaya? Para mí, Huaraz está a la altura de las mejores montañas del mundo. Las cordilleras peruanas son formidables, pues tienen una altura intermedia –más que los Alpes y menos que el Himalaya– que las convierte en muy especiales, pues tienen una aproximación cómoda y una altitud ideal para hacer una ascensión seria. Es una montaña magnífica.

¿Qué deberíamos mejorar para convertir a Huaraz en un centro de montañismo de nivel mundial? Primero hay que solucionar un problema que hay entre las agencias de montañismo y los refugios, que están bien situados y son cómodos, pero están llevando a la gente a acampar al lado de la montaña. A Huaraz hay que darle mayor difusión, más proyección.

En sus dos últimos retos –al Daulaghiri y al Annapurna– no pudo hacer cumbre. ¿Fue un fracaso? No. Yo subo cuando estoy seguro de que no hay riesgos. No me gusta apurarme, ni que me rescaten, ni perder un dedo en el intento. Cuando veo que las cosas no están para seguir, me doy la vuelta. En el Everest fui dos años seguidos, 2000 y 2001, y la primera vez estaba cerca de la cumbre pero vi que podía bajar muy mal así que me di la vuelta. Es lógico que mucha gente crea que cuando vuelves sin cumbre has fracasado. No me importa, me preocupa hacer las cosas como yo quiero hacerlas.

A los 62 años escaló el Everest y a los 65 el K2, las dos montañas más altas del planeta. ¿En ese 2004 no pasó por su mente la idea de decir hasta aquí llegué? No. Pero en el 2005 sí pasó por mi cabeza pues tuve un accidente escalando en roca, me caí y el golpe con el arnés me provocó unos pinzones. Estuve tres meses sin poder andar. Ahí pensé que esto se acababa y me interesé por hacer vuelo sin motor. Pero hice fisioterapia, me recuperé y ese otoño (setiembre) subí la cumbre central del Sisha Pangma, sobre los 8 mil m.s.n.m.

De lograr coronar el Kanchenjunga estaría más cerca de cumplir su reto de ascender las 14 montañas superiores a los 8 mil metros. ¿Tiene otros retos? Estoy pensando escalar montañas en Pakistán, de 6 mil metros. Haré lo que pueda, menos quedarme quieto. Pero nunca haré tonterías, ni haré el ridículo. Si sigo en esto es porque aún tengo condiciones.