Debajo de la ciudad mágica de los Nazaríes, la última dinastía árabe en Europa, se esconde un secreto.

Visitada y fotografiada hasta la saciedad, Granada (España) ha estado cubierta por un manto de maravillas como La Alhambra sin saber que en su subsuelo existe un mundo de pasadizos y tesoros ocultos.

Este año la ciudad celebra los mil años de la fundación del Reino de Granada, el bastión árabe que resistiría la presión cristiana hasta su expulsión en 1492, mientras desmenuza su legado de arcos califales y leyendas moriscas diseminadas por sus siete colinas.

En ellas, César Requesens, un veterano periodista de la ciudad, encontró la veta para descubrir otra Granada, la subterránea.

Trabajaba en un periódico que me propuso buscar un ángulo diferente de la ciudad. Era difícil porque Granada está muy vista; sin embargo, caí en la cuenta de que se ha hablado mucho de lo que se ve, no de lo que hay debajo. Allí hemos encontrado 16 kilómetros de túneles, sótanos y pasadizos de los 50 que podrían existir. No hay documentación sobre el tema, sólo el testimonio de la gente y las leyendas, detalla a BBC Mundo.

Uno de los relatos que han sobrevivido mil años habla de la existencia de una mina de oro detrás de la colina que sostiene a La Alhambra.

La historia sonaba a cuento porque no había datos. No obstante, cuando fuimos a investigar nos encontramos con 120 hectáreas de una mina de oro que había sido explotada desde la época de los romanos, describe Requesens.

EL QUINTO EVANGELIO ÁRABE A través de la Asociación Pura Vida, formada por arqueólogos e historiadores, entre otros expertos, Requesens organiza siete rutas por el subsuelo granadino que incluyen recorridos por los cármenes (palacetes) del Albaicín o el embovedado río Darro que discurre debajo de la calle Reyes Católicos y donde reposan cinco puentes árabes hasta ahora desconocidos.

Granada no es diferente a otras ciudades históricas como París o Roma donde hay cinco empresas que realizan recorridos subterráneos. Cada civilización construía sobre la anterior aprovechando lo que encontraba, explica Requesens.

Granada, además, fue el escenario del pulso de dos religiones. Debajo del Sacromonte, la montaña horadada de cuevas trogloditas que se ve desde los balcones de La Alhambra, se encontraron los Libros Plúmbeos, 22 láminas de plomo grabado también conocidas como el quinto evangelio. En ellos, supuestamente, la virgen María conciliaba el Islam y el Cristianismo.

En la abadía del Sacromonte, ubicada en el filo de la montaña, se exhiben los Libros Plúmbeos después de siglos guardados en el Vaticano.

Al borde de la expulsión, la élite morisca inventó estos libros, una especie de Biblia mezclada con el Corán que daba a entender que estaban unidos en los preceptos.

Se encontraron con un trozo del manto de la Virgen y los restos de San Cecilio.

Durante unos años funcionó, pero tenía fallas como el hecho de que estuviera escrito en árabe del siglo I cuando para entonces el árabe no tenía grafía, explica el periodista.

A medida que se cernía la presión cristiana sobre Granada aparecían túneles de escape. Debajo de La Alhambra hay cuatro pasadizos de varios que aún no se han abierto al público, uno de ellos al parecer era para que el califa huyera en caso de asedio. Es un recinto fortificado con túneles para escapar o para atacar al enemigo por sorpresa, comenta Requesens.

LOS CANALES ANTIGUOS DEL ALBAICÍN Frente al palacio Nazarí está el abigarrado y blanco barrio de El Albaicín, el asentamiento original de Granada. Bajo sus calles empinadas, el equipo de exploradores encontró una red de antiguos canales árabes de reparto de agua con aljibes desconocidos para muchos habitantes de la superficie.

Hay vecinos que lo saben pero prefieren callarse porque las autoridades tendrían que hacer excavaciones arqueológicas. Mucha gente en Granada tiene una trampilla (puerta secreta) en su sótano que te transporta a otra época. Visitamos a un hombre que debajo de su casa montó un bar para sus amigos en un antigua bóveda de cañón árabe, detalla el experto.

Enseñamos lo que se puede visitar y que no resulta un riesgo para los turistas como los dos kilómetros de pasadizos que hay bajo la Fundación Rodríguez Acosta y algunos túneles de escape de las antiguas cárceles de La Alhambra. Sin embargo, siempre nos encontramos sorpresas, agrega.

Una de las últimas la encontraron debajo del salón de actos de un colegio religioso. Una monja me dijo que abriera una trampilla que estaba en el suelo. Bajé unas escalas y encendí la luz: estaba en medio de un baño árabe del siglo XI, intacto. Es algo mejor que la magia, es magia real, exclama.

EL TESORO PERDIDO DEL CALIFA BOABDIL Su equipo busca la veta de realidad que tienen las leyendas y luego comienzan a tirar el hilo.

Después de cinco siglos de la expulsión de los árabes todavía hay una codiciada leyenda que impregna la imaginación de los granadinos: el tesoro perdido de Boabdil, el último califa de Granada.

Se cree que cuando los cristianos tomaron la ciudad en 1492 muchos árabes dejaron sus tesoros escondidos debajo de la tierra. Es más un mito que una realidad, comenta el periodista.

Lo que sí puede ser real, agrega, es que la colina en la que está La Alhambra sea aurífera. El tesoro de Boabdil sería la propia montaña, apunta.