IGOR GALO
Los recuerdos que venden a los turistas con la imagen de Mozart, los numerosos cafés y palacios barrocos constituyen la cara más conocida de Viena, pero a la vez la menos auténtica.
Detrás de la Viena clásica asoma, con mayor fuerza, una nueva ciudad que, sin renunciar a sus edificios históricos, que le otorgaron el título de Patrimonio de la Humanidad, mira al futuro y se abre al resto del mundo. Si durante la década pasada el Distrito 4 y el mercado Nashmarkt marcaron el despertar de la ciudad con sus bares gays y sus tiendas de diseño, hoy es el Distrito 2, también conocido como Leopoldstadt, el barrio vienés que marca la pauta.
PARA TODOS LOS GUSTOS Gracias a la intervención de jóvenes creativos, Leopoldstadt se ha convertido en el lugar de moda. De este lado del Danubio encontrará tiendas como Fandy, que diseña joyas y collares únicos, así como una interesante oferta gastronómica.
En este último punto destacan restaurantes como Schöne Perle, en la calle Leopoldsgasse, que ofrece platillos locales, hasta el célebre Vincent, uno de los más reputados de Viena.
Si quiere gozar de una buena vista del barrio, no puede dejar de visitar la cafetería Le Loft, del Novotel, obra del arquitecto francés Jean Nouvel, que corrobora que el Distrito 2 ya está comenzando a atraer público de un nivel adquisitivo más alto.
JOYA ARQUITECTÓNICA Desde el café del Novotel, se puede apreciar con claridad la nueva sede de la Facultad de Economía de Viena.
Un paseo por sus modernas instalaciones de corte vanguardista, diseñadas por prestigiosos estudios como Zaha Hadid, CRABstudio, NO.MAD Arquitectos, entre otros, es más que recomendable para los visitantes.
Los tours se pueden realizar a pie o en bicicleta sin costo alguno .
Para programar visitas a otros emblemas arquitectónicos de Viena, le recomendamos visitar la siguiente web
Otra visita que otorga un nuevo enfoque de la ciudad es la que se inicia en los tradicionales museos de Historia Natural y de Historia del Arte, descubriendo el Quartier 21 o Museums Quartier Wien, a cinco minutos a pie del ayuntamiento o del Palacio Imperial. Se trata de uno de los espacios culturales más grandes de Europa.
Su plaza interior es uno de los lugares preferidos por los jóvenes vieneses para echarse a tomar el sol, tomar un café en sus terrazas o escuchar a los DJ de moda todos los viernes y sábados por la noche. En esta parte de Viena, tiendas de diseño y departamentos para artistas se combinan con dos museos de nueva factura: el museo Leopold, con la colección más importante del pintor Egon Schiele, así como el Museo de Arte Moderno o Mumok.