Un exceso de sal aumenta la actividad de los genes que regulan cómo responde el cuerpo al estrés. La sal no solo aumenta el riesgo de hipertensión, infarto o ictus, también afecta a nuestra salud mental.
Un exceso de sal aumenta la actividad de los genes que regulan cómo responde el cuerpo al estrés. La sal no solo aumenta el riesgo de hipertensión, infarto o ictus, también afecta a nuestra salud mental.
Redacción EC

Uno de los principales aliados de la cocina, es la , la cual está presente en la mayoría de comidas y platillos alrededor del mundo. Además, es imprescindible en la dieta, ya que el organismo necesita de sodio para realizar funciones vitales, como la transmisión de los impulsos nerviosos y el funcionamiento normal de las células. Sin embargo, el consumo excesivo de este ingrediente puede traer consigo serias consecuencias para nuestra , dado que puede causar enfermedades cardiovasculares y contribuir al desarrollo de autoinmunidad o algún tipo de cáncer. Igualmente, la ingesta en altos niveles puede provocar un aumento de las hormonas del , según demuestra un estudio de la .

¿Cuál es el impacto de la sal en la salud?

En definitiva, la reducción de la sal en la dieta es una de las medidas recomendadas por la Cumbre de las Naciones Unidas, con la finalidad de prevenir afecciones. A pesar de que, su consumo es habitual y parezca inofensivo, en realidad está asociado a diversos riesgos para la salud que causan cada año millones de muertes prematuras. El más frecuente de estos riesgos es la hipertensión arterial, responsable de unos 9,4 millones de decesos al año, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Asimismo, de acuerdo con recientes evaluaciones reportadas por la OMS, determinan que la ingesta de sal, suele ser más de 5 g al día, cantidad máxima recomendada para una buena salud.

La OMS recomienda a los adultos no exceder los dos gramos al día de sodio (cinco gramos de sal), pero la mayoría de los ciudadanos ingieren una media de entre nueve y 12 gramos de sal diarios.
La OMS recomienda a los adultos no exceder los dos gramos al día de sodio (cinco gramos de sal), pero la mayoría de los ciudadanos ingieren una media de entre nueve y 12 gramos de sal diarios.

¿Cómo el consumo de sal puede afectar a la salud mental?

Gracias a un estudio reciente de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) publicado en la revista Cardiovascular Research, se pudo determinar que los ratones expuestos a una mayor ingesta de sal tenían niveles más altos de glucocorticoides (cortisol en humanos, corticosterona en ratones), que son hormonas con importantes funciones cardiovasculares, cognitivas y metabólicas, que se liberan como respuesta del organismo a situaciones estresantes y amenazantes.

Como refiere Jessica Mouzo para el portal web del diario El País, los expertos constataron que, ante la exposición a un consumo excesivo de sal, se activaba el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, un sistema hormonal fundamental para la respuesta de los seres humanos al estrés, amplificándose así la respuesta a los estresores ambientales.

Por esta razón, cuando hay una situación de estrés para el organismo, en otras palabras, una agresión ante la que la persona necesita responder o defenderse, libera cortisol. Sin embargo, Francisco Pita, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, expresó a dicho medio que, el problema es cuando se libera de forma excesiva y continua, ya que la activación excesiva del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal es mala porque acaba creando un exceso de glucocorticoides, los cuales pueden causar hipertensión, retención de líquidos, ganancia de peso, diabetes, mala cicatrización o hematomas.

En efecto, este es un importante hallazgo, ya que permite ampliar el conocimiento en torno a los riesgos del consumo de la sal y como este puede tener un impacto en la salud mental; sin embargo, es prudente considerar que aún se deben realizar más estudios al respecto. Por otro lado, es primordial siempre mantener una adecuada ingesta de este ingrediente y tratar de no superar la cantidad por día sugerida por la Organización Mundial de la Salud.

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