El son de Compay Segundo en el recuerdo
Hace 10 años, Francisco Repilado conocido mundialmente como Compay Segundo, llevó la cadencia de su música al cielo. En julio del 2002 visitó nuestro país. A manera de despedida, esta leyenda del son cubano hizo vibrar al público del Centro de Convenciones “María Angola”. Al año siguiente, con 95 años, el músico más antiguo en actividad partió. Hoy Huellas Digitales recuerda los sabrosos años de su vida.
Quienes tuvieron la suerte de ver a Compay Segundo, aquella noche de julio, lo recuerdan bailando en el escenario al ritmo del son cubano, con su sombrero blanco, bien al terno, y su inseparable armónico, instrumento muy parecido a la guitarra, pero diferente porque en el centro tiene dos cuerdas emparejadas.
Las fotografías del momento lo retratan besando su creación, como si fuera un joven enamorado. Una imagen que pocos borrarán de sus memorias; así como tampoco olvidarán el infaltable habano en sus labios. Él contaba que a partir de los 5 años le encendía los puros a su abuela. Desde entonces nunca más se separó de él ni de ella. Hoy mismo me los imagino compartiendo un habano en pleno cielo, recordando los 10 años de su partida.
El veterano músico siempre hablaba de las flores de la vida, aquellas oportunidades que tardan pero llegan. Para él llegaron cuando estaba un poco cansado. Sin embargo, eso no fue pretexto para dejar de vivir a plenitud la última década de su vida. Tuvo que llegar a a Cuba el músico estadounidense Ry Cooder para alejarlo del silencio y el olvido. De su mano, en 1997, grabó el disco “Buena Vista Social Club”. Un año después se hizo acreedor a un premio Grammy y no sólo eso, con el cineasta alemán Win Wenders filmó un documental que lo promovió al estrellato.
Desde ese momento, Compay y sus compañeros: Ibrahim Ferrer, Rubén Gonzales, Omara Portuondo y otros geniales músicos cubanos se pasearon por varios países llevando su música, calentando los días y las noches de miles de personas. Compay Segundo ya no era el músico que cantaba serenatas en bares y fiestas populares del barrio de Santiago de Cuba, donde nació en 1907, ahora gozaba de un merecido reconocimiento, tardío pero justo.
Hasta El Vaticano se movió al ritmo de esta leyenda cubana, sino recordemos el concierto que brindó al Papa Juan Pablo II en el año 2000. Aquella primera vez tocó para los miles de enfermos en sillas de ruedas y muletas que se encontraban reunidos en la Plaza San Pedro. Hasta el Pontífice contorneó las caderas con su música.
Alguna vez dijo que todo lo que le estaba pasando había llegado de sorpresa. Para contar esas vivencias escribió una canción llamada “Las flores de la vida”, que da título a uno de sus discos. Cuenta que esa pieza la escribió en Alemania, le puso música en La Habana y la introducción fue creada mientras volaba hacia su encuentro con el Papa. Otros éxitos musicales siempre recordados son “Chan Chan”, “La pluma”, “Guantanamera” o la canción que dedicó a una de sus novias “Macusa”.
Sin embargo, antes de alcanzar la fama, el músico cubano pasó por diferentes grupos. A los 12 años, cuando todavía llevaba pantalones cortos, formó en Santiago de Cuba el sexteto “Los seis ases”, tocaba el tres y era el compositor del grupo. Años después, integró el dúo Los Compadres, donde hacía la segunda voz, de allí el apodo de Segundo, luego vendría el trío Matamoros. El primer país que visitó y del que se enamoró fue México. También pasó por oficios como pintor, peluquero y hasta torcedor de puros en la fábrica Hupman, donde trabajó 18 años.
El conquistador cubano de mirada juguetona, siempre vital, no llegó a los 115 años, como su abuela, pero sí a millones de espectadores. Como legado nos deja las obras teatrales, faceta a la que se dedicó casi al final de sus días, pero sin duda lo que más recordaremos es su huella musical. Nadie dejará de cantar “Chan Chan”, su mejor composición llena de picardía cubana. Alguna vez confesó: “Chan Chan es muy contagioso, es una canción para niños, cuando les gustas a ellos tu fama perdurará por años”. Palabra de Compay.
(María Fernández Arribasplata)
Foto: El Comercio/ Agencias