FIL Guadalajara quiere ver un país más equilibrado: en 2005, de 45 escritores que trajo Perú, 7 eran mujeres

Coincidiendo con la celebración del Bicentenario de su independencia el próximo año, el Perú fue anunciado el pasado 11 de noviembre como País el invitado de la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el foro cultural dedicado al libro más importante en habla hispana y al que volvemos 15 años después. En exclusiva, conversamos con Laura Niembro, directora de contenidos de la institución reconocida este año con el Premio Princesa de Arturias. La FIL Guadalajara 2021 se realizará del 27 de noviembre al 5 diciembre del próximo año.

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Supongo que le han repetido mil veces la pregunta chistosa: ¿Qué se siente ser princesa?

Antes que nada mucha alegría, es como una inyección de estamina que refuerza la visión que este proyecto ha tenido desde sus inicios, hace 34 años, en pro del libro y los lectores.

¿Qué significó recibir el Premio Princesa de Asturias para ustedes? Supongo que resulta desalentador no poderlo celebrar físicamente este año con el público de la feria a causa de la pandemia.

Hicimos un brindis virtual por zoom y guardamos nuestra energía fiestera para el año entrante cuando esperamos que las condiciones nos permitan celebrar con muchas risas y abrazos nuestro 35 aniversario. La adrenalina que te genera ver los pasillos y salones llenos de ávidos lectores, que la pandemia nos arrebató este año, la compensaremos con un grandioso programa el año entrante.

¿Cree que en sus 34 años, la pandemia significa el mayor de sus retos? Hasta el último momento la feria esperaba ser presencial…

Sin duda y por varias razones, significó una circunstancia mundial inesperada e incierta que nos obligó a trabajar en diferentes escenarios simultáneamente con muy pocas certezas y sobre todo nos obligó a reinventar nuestro ya muy afinado método de trabajo. Se puso a prueba nuestro temple y capacidad de reacción como equipo de trabajo.

Siendo como somos, un comité organizador verdaderamente obsesionado con la planeación y el cuidado de los más mínimos detalles, este escenario de caos e incertidumbre que hemos vivido, nos ha tenido con taquicardia varios meses. Al final creo que el principal reto de esta edición especial fue lograr condensar las 1,800 actividades que normalmente organizamos a una sexta parte y que además fuera representativa de nuestros distintos rubros que están dirigidos a diferentes públicos, todo con material inédito y pensando en actividades nativamente virtuales. Se lograron cerca de 300 actividades con autores de 38 países y muy diversa temática.

Los resultados de las ferias virtuales han sido estimulantes en la difusión de sus festivales, capaces de verse en todo el mundo, pero desalentadores a nivel de ventas. La Feria de Lima este año alcanzó solo el 10 % de ventas con respecto al año pasado. ¿La feria de Guadalajara tiene contemplado ese escenario?

Es difícil hacer proyecciones de ventas en estos momentos, nos esforzamos para generar una plataforma que genere contactos y negocio para todos nuestros aliados, los resultados de este trabajo se verán en lo sucesivo.

Desde las 800 mil personas llegaban a la feria cada año, los números que registra la feria son impresionantes. Es la meca, el punto de encuentro del mundo editorial. ¿Cómo mantener esa centralidad cuando no se puede converger físicamente?

Ofreciendo como siempre un contenido pensado en diferentes intereses lectores, buscando alianzas con instituciones nacionales y extranjeras cuyos intereses convergen con los nuestros.

Supongo que en un año como este, el equipo de protocolo y el que organiza los viajes de los invitados ha tenido que ocupar otras funciones. ¿En qué enfoca sus esfuerzos una feria virtual?

En generar un programa diverso, interesante y original y en buscar aliados que repliquen nuestro contenido, para seguir siendo la mayor caja de resonancia del libro en español del mundo.

El Perú como invitado

¿Qué recuerda de la participación de Perú en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara del 2005?

La recuerdo con mucho cariño por cierto, fue una feria espléndida, el festival gastronómico fue glorioso, la muestra de pintura que trajo al Museo de Artes de la Universidad de Guadalajara Fernando de Szyszlo todavía se recuerda en la ciudad. El Pabellón fue muy hermoso también.

¿Qué le sugerirá la feria al Ministerio de Cultura para diferenciarse de su participación hace 15 años?

Más que diferenciarse, creo que se trata de una puesta al día que enriquezca la percepción que se tiene de Perú en el resto del mundo. Han pasado ya 15 años y Perú ha cambiado, creo que sería interesante para el público conocer cuál es la visión de futuro de este país. La FIL se convierte en un aparador excepcional, además de su cultura ancestral que estuvo bien representada en su pasada visita, el mundo está ávido de conocer las nuevas propuestas culturales que tiene el Perú, tanto en material literaria como cultural. Los nuevos valores en las artes, el diseño y las ideas.

¿El tema central será el Bicentenario? ¿Qué otros temas quiere la Feria descubrir del Perú?

El Perú más contemporáneo, incluso más equilibrado, de los 45 escritores que trajo Perú en 2005 sólo 7 eran mujeres, por ejemplo.

¿Cuánto le preocupa a la Feria la crisis política que ha detonado recientemente en el país?

Confiamos en las instituciones peruanas.

¿Podría poner en riesgo su participación en la feria?

Esperamos que no, se ha mencionado que la participación en Guadalajara sería parte de la celebración del bicentenario y asumimos que ésta continúa.

¿Cree que la polémica surgida con el escritor Alfredo Bryce al obtener el premio FIL en 2012 se resolvió de alguna manera? ¿Hay alguna posibilidad de reconciliación o crees que aquello quedará como una anécdota al margen en la historia del premio?

Eso ha quedado en el pasado, lo que no se puede negar es que Bryce ha escrito libros que son parte indisoluble de la historia de la literatura contemporánea latinoamericana, un autor que merece ser leído como todos los que forman parte de la nómina del premio.

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Nueva ley del libro marca “un hito” en la industria editorial peruana

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