"A medida que las empresas se enfrentan a la perspectiva de una interrupción repentina de sus flujos de efectivo, los más expuestos son una generación relativamente nueva de empresas que ya luchan por pagar sus préstamos". (Ilustración: El Comercio)
"A medida que las empresas se enfrentan a la perspectiva de una interrupción repentina de sus flujos de efectivo, los más expuestos son una generación relativamente nueva de empresas que ya luchan por pagar sus préstamos". (Ilustración: El Comercio)
Ruchir Sharma

Aunque la Reserva Federal (FED) actuó durante el fin de semana para reducir las tasas y comprar bonos del Tesoro, los mercados de todo el mundo cayeron el domingo. El amenaza con causar un contagio financiero en una con vulnerabilidades diferentes a las del 2008.

El mundo ahora está tan o más endeudado que como lo estaba cuando llegó la última gran crisis. Pero los grupos de deuda más grandes y más riesgosos han cambiado, desde hogares y bancos en hasta corporaciones de todo el mundo.

A medida que las empresas se enfrentan a la perspectiva de una interrupción repentina de sus flujos de efectivo, los más expuestos son una generación relativamente nueva de empresas que ya luchan por pagar sus préstamos. Esta clase incluye a los ‘zombis’: compañías que ganan muy poco, incluso para hacer pagos de intereses sobre su deuda, y sobreviven solo emitiendo nuevas deudas.

La realidad distópica de aeropuertos desiertos, trenes vacíos y restaurantes poco ocupados ya está perjudicando gravemente la actividad económica. Cuanto más dure la pandemia, mayor será el riesgo de que la fuerte se transforme en una crisis financiera con compañías ‘zombis’ que inician una cadena de impagos al igual que las hipotecas de alto riesgo en el 2008.

Los bancos centrales de todo el mundo están despertando a la perspectiva de que la crisis de efectivo puede generar una crisis financiera como en el 2008. Por eso la Reserva Federal tomó medidas agresivas de alivio el domingo. Si bien no está claro si las acciones de la FED serán suficientes para evitar que los mercados sigan en pánico, vale la pena preguntarse: ¿por qué el sistema financiero se siente tan vulnerable nuevamente?

El nivel de deuda en el sector corporativo de Estados Unidos asciende al 75% del producto interno bruto del país, rompiendo el récord establecido en el 2008. Entre las grandes empresas estadounidenses, la carga de la deuda es precariamente alta en los sectores automotor, hotelero y de transporte.

Escondidos dentro del mercado de deuda corporativa de US$16 billones hay muchos alborotadores potenciales, incluidos los ‘zombis’. Son el engendro natural de un largo período de tasas de interés bajas. Los ‘zombis’ ahora representan el 16% de todas las empresas que cotizan en bolsa en Estados Unidos y más del 10% en Europa, según el Banco de Pagos Internacionales. Una mirada a los datos revela que los ‘zombis’ son especialmente frecuentes en las industrias de productos básicos como la minería, el carbón y el petróleo, lo que puede significar trastornos para la industria del petróleo de esquisto bituminoso, que ahora es un motor de la economía estadounidense.

Los ‘zombis’ no son la única fuente potencial de problemas. Para evitar las regulaciones impuestas a las empresas públicas desde el 2008, muchas se han vuelto privadas en acuerdos que generalmente cargan a la empresa con enormes deudas.

Los signos de estrés de la deuda ahora se están multiplicando en las industrias afectadas por el coronavirus, incluidos el transporte y el ocio, el automóvil y, quizá lo peor de todo, el petróleo. Golpeado, por un lado, por temor a que el coronavirus colapsará la demanda, y, por otro, por temor a un exceso de oferta.

Cuando los mercados caen, millones de inversores se sienten menos ricos y reducen el gasto. La economía se desacelera. Cuanto más grandes sean los mercados, en relación con la economía, mayor será este “efecto riqueza” negativo. Y gracias de nuevo a las aparentemente interminables promesas de dinero fácil, los mercados nunca han sido más grandes.

Con respecto a China, si bien ya no es el centro del escenario, a medida que el virus se propaga por todo el mundo, existen temores renovados de que la crisis pueda regresar a sus costas al afectar la demanda de exportaciones.

En otras partes del mundo están creciendo los llamados para que los encargados de formular políticas ofrezcan un apoyo estatal similar al frágil sector empresarial. No importa lo que hagan los encargados de formular políticas, el resultado ahora depende del coronavirus.

Cuanto más tiempo se siga propagando el coronavirus a su ritmo actual, más probable es que los ‘zombis’ comiencen a morir, deprimiendo aún más los mercados y aumentando el riesgo de un contagio financiero más amplio.


–Glosado y editado–

© The New York Times