Apenkai 2.0, por Marco Sifuentes
Apenkai 2.0, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

La condena y encarcelamiento de Álex Kouri devuelve la confianza en el sistema anticorrupción. Se trata de una persona que habíamos visto múltiples veces en videos conspiradores con Vladimiro Montesinos sin que pasara absolutamente nada. No solo eso: cada vez que cualquier limeño se dirigía al aeropuerto Jorge Chávez, unas ruinas posmodernas de cemento le recordaban que allí alguna vez había existido el peaje más caro del mundo. A estas alturas no nos sorprendía que no pasara nada. Después de todo, vivimos en el país que reeligió a los responsables de adornar la avenida Aviación con horrendos y pintorescos mamotretos de concreto donde debió haber circulado un tren eléctrico.

Con ese antecedente, sinceramente, a nadie le escandalizaba en lo más mínimo que Álex Kouri no solo sea elegido alcalde y gobernador del Callao, ni que dejara detrás de sí una organización de imitadores ni, mucho menos, que sea apadrinado por el presidente que también nos había heredado una “obra” igual de escandalosa que la “vía expresa” del Callao. Nos acostumbramos a verlo como un actor político legitimado en cocteles y sets de televisión.

Sin embargo, más de 15 años después de que Kouri le explicara a Montesinos que el negocio estaba en el peaje, se hizo justicia. ¿Habría pasado lo mismo si hubiese ganado Fujimori? ¿Los jueces y fiscales se hubieran sentido igual de respaldados para pedir y dar esa sentencia? En un país funcional, estas preguntas deberían ser irrelevantes.

Por eso es muy importante la investigación conjunta de “La República”/“Poder”/Útero.pe sobre Alinsa, a quien ya se está llamando Apenkai 2.0. Como se recuerda, Apenkai fue una ONG montada por los hermanos de Alberto Fujimori para recibir donaciones japonesas y desviarlas para beneficio personal. Por este caso, los hermanos Pedro, Juana y Rosa Fujimori se encuentran actualmente prófugos.

Ahora, según el destape, al centro de la maraña de empresas que orbitan alrededor de Alinsa se encuentra Arturo Makino. Este excéntrico personaje es, nada menos, hijo de Roberto Makino, quien fuera en su momento director de Apenkai. El otro implicado es ‘Miki’ Torres, electo congresista fujimorista, hijo del recordado Carlos Torres y Torres. Y, esta es la novedad, también son parte de esta telaraña los hijos de Alberto con perfil bajo: Sachi y Hiro. Todos los implicados en el Caso Alinsa son hijos de los 90 y todos están implicados en una historia que incluye dinero apareciendo mágicamente en una refrigeradora.

Pero no importa hijos de quiénes sean. Un entramado como el que se ha denunciado debería ser investigado, hasta el final, al margen de los apellidos y de su pasado o futuro político. Ya pasó con Kouri, que pase con todos.