Nora Sugobono

Hace una pandemia, Ché Chá Tea Bar —la primera sílaba viene por los cuatro socios argentinos detrás del concepto; la segunda porque ‘cha’ significa té— era un sitio algo distinto del que nos encontramos hoy. Cada uno tuvo su momento, digámoslo así, pero en ambos casos la experiencia ha sido colorida. Literal y figuradamente.

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La idea original era la de ofrecer un menú atractivo con cocteles y piqueos, con el diferencial de tener un espíritu sano, más consciente. El primer restaurante, ubicado en la transitada y miraflorina avenida 28 de Julio, se convirtió durante esos años pandémicos en un referente: su terraza y balcones (espacios abiertos, lo que más se necesitaba en aquel entonces) lo posicionarion rápidamente como una parada obligatoria. Lo sigue siendo. Sucede que nada es lo mismo desde marzo de 2019 y, si bien el estilo y la ‘onda’ cool de Ché Chá se mantienen —incluso, el té continúa teniendo un lugar especial en la carta y barra—, el menú de hoy es bastante más abierto.

El local sanisidrino de Ché Chá abrió en noviembre. Tiene dos pisos interiores y una terraza. Entran 70 personas.
El local sanisidrino de Ché Chá abrió en noviembre. Tiene dos pisos interiores y una terraza. Entran 70 personas.

Lo confirma la nueva apertura de la marca (quieren tener al menos dos locales más) con mayor presencia de platos estilo comfort food y más espacio para referencias internacionales. Este es un sitio urbano, con sabores del mundo, y un horario que permite vivir distintas experiencias en una: sea un desayuno al paso para llegar a la oficina o una noche de cocteles en una de las zonas más concurridas de Lima.

Hay un brunch muy especial (con una carta aparte) que incluye desde tostones hasta bowls saludables, waffles, panqueques y  blends de té.
Hay un brunch muy especial (con una carta aparte) que incluye desde tostones hasta bowls saludables, waffles, panqueques y blends de té.

Del Perú hay desde cebiche carretillero, pastel de choclo y palta a la reina —o ‘reina palta’ según el menú— hasta lomo saltado o asado de tira con arroz y su jugo de cocción. De otras latitudes hay bastante más por probar. Sin duda lo italiano ocupa un lugar protagónico aquí. Hay tres clases de pizzetas y cinco de pastas: pappardelle con ragú de asado, pennette con pollo, risotto de hongos, ñoquis de quesos y linguini con mariscos.

El local sanisidrino de Ché Chá abrió en noviembre. Tiene dos pisos interiores y una terraza. Entran 70 personas.
El local sanisidrino de Ché Chá abrió en noviembre. Tiene dos pisos interiores y una terraza. Entran 70 personas.

Al mismo tiempo, tres tipos de hamburguesas amplían posibilidades junto a ensaladas, alitas y otros antojos para compartir. Hay un brunch muy especial (con una carta aparte) que incluye desde tostones hasta bowls saludables, waffles, panqueques y los blends de té que ya son un sello de este espacio. Tanto en San Isidro como en Miraflores sirven la misma carta. Hay algo de ché y algo de chá para todos.

Además…
Antojos desde temprano

El lado más ‘che’ 

Siguiendo la tradición argentina, la vitrina de ché chá está surtida de varias ‘facturas’ o panes dulces (usualmente se toman en el desayuno). las vedettes son las medias lunas, pero también hay distintas formas de bollería con rellenos, galletas y otros postres para llevar. la atención empieza desde las 8 a.m.

La hora del té

¿Fan de las infusiones? aquí preparan sus propios ‘blends’ tanto para consumo en el local como para comprar el que más nos guste. desde tradicionales frutos rojos o herbales, hasta vainilla y moka, o un mix tropical con mango, papaya y cardamomo. 

Además…

Dirección: Pardo y Aliaga 525, San Isidro

958044722

@chechateabar

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