Bennu se encuentra a más de 320 millones de kilómetros de distancia. (Foto: NASA)
Bennu se encuentra a más de 320 millones de kilómetros de distancia. (Foto: NASA)
Redacción EC

El Bennu, de 500 metros de diámetro y una de las principales amenazas espaciales conocidas, se acercará mucho a la Tierra a partir del año 2135, aunque con una probabilidad “extremadamente pequeña” de que llegue a chocar contra ella.

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La misión OSIRIS-REx de la NASA ha conseguido predecir la trayectoria de Bennu durante los próximos siglos, con una precisión de 2 metros, y ha estimado que en 2135 el asteroide pasará más cerca de la Tierra que la propia Luna.

A partir de ese momento, la roca espacial podría cruzar un “ojo de cerradura gravitacional” (“gravitational keyhole”, en inglés) que cambiaría su trayectoria y lo llevaría directo hacia la Tierra.

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Un ojo de cerradura gravitacional es una región del espacio donde la gravedad de un planeta altera la órbita de un asteroide. Y según los modelos de la NASA son muy pocos los “ojos” que deberían preocupar a los humanos.

“Debemos tener en cuenta que la probabilidad de impacto, en general, es realmente pequeña”, explicó durante una conferencia Davide Farnocchia, autor principal del estudio.

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Bennu tiene materiales preservados desde el inicio del Sistema Solar. (Foto: NASA/GODDARD/UOA)
Bennu tiene materiales preservados desde el inicio del Sistema Solar. (Foto: NASA/GODDARD/UOA)

“Los datos de OSIRIS-REx nos brindan información mucho más precisa, podemos probar los límites de nuestros modelos y calcular la trayectoria futura de Bennu con un alto grado de certeza hasta el año 2135”, dijo en un comunicado el líder del estudio, Davide Farnocchia, del Centro de Near-Earth Object Studies (CNEOS), que es administrado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California. “Nunca antes habíamos modelado la trayectoria de un asteroide con esta precisión”.

El Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA había anunciado este miércoles una rueda de prensa para comunicar un “hallazgo importante” cuyos efectos no se notarán hasta dentro de más de un siglo.

Efectivamente, la NASA ha aumentado las probabilidades del temido impacto, aunque siguen siendo extremadamente pequeñas. Desde ahora y hasta el año 2300, la posibilidad de que Bennu choque con la Tierra es de 1 entre 1.750, un porcentaje del 0,057%.

El punto de máximo riesgo en un solo día será el 24 de setiembre del año 2182, con una probabilidad del 0,037%.

“Ahora solo tenemos dos ojos de cerradura gravitacional de más de un kilómetro que debamos considerar”, analizó Farnocchia, quien cree que, a pesar de que Bennu ignorará la mayoría del resto de “ojos”, sigue existiendo esa posibilidad.

A pesar de las ínfimas posibilidades de que suceda el impacto, la NASA ha anunciado la misión DART, con la que pretende diseñar una nave de media tonelada que pueda cambiar la trayectoria de los asteroides al impactar contra ellos o contra una de sus “lunas”.

“Debemos recordar que el riesgo de Bennu como asteroide individual es menor que los riesgos provenientes de los objetos de tamaño similar no descubiertos. Por eso la NASA está haciendo un gran esfuerzo para descubrir más del 90% de los objetos cercanos a la Tierra de más de 140 metros de tamaño”, concluyó Farnocchia.

La protección del planeta parece que marcará una nueva etapa en la carrera espacial.

Hace unas semanas, China planteó lanzar 23 cohetes para desviar al asteroide Bennu, que ahora se encuentra a más de 320 millones de kilómetros de la Tierra.

Por su parte, EEUU lanzó la misión OSIRIS-REx en 2016 para estudiar a Bennu y conocer mejor el funcionamiento de los asteroides.

“Nunca habíamos modelado la trayectoria de un asteroide con tanta precisión”, afirmó Farnocchia.

Aunque una probabilidad de impacto del 0,057% hasta el año 2300 y una probabilidad de impacto del 0,037% el 24 de Septiembre de 2182 son bajas, este estudio destaca el papel crucial que desempeñaron las operaciones de OSIRIS-REx en la caracterización precisa de la órbita de Bennu.

La nave espacial ahora está regresando a la Tierra con una preciosa muestra de este objeto que ayudará a comprender mejor no solo la historia del sistema solar sino también el papel de la luz solar en la alteración de la órbita de Bennu.

Agencias

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