Los políticos de los años 80 en el Perú necesitaban llegar al pueblo con sus mensajes, símbolos y retóricas. Lo hicieron a toda costa, incluso atentando contra el ornato y el orden de la ciudad. Ese plan propagandístico implicaba invadir muros y postes con sus afiches. Eso era parte del folclor electoral.
El carnaval de mensajes debía convencer a un elector joven, que recién votaba a los 18 años desde 1979 (la novedad de la nueva Constitución promulgada ese año). Era un nuevo sector al que los políticos atosigaron con su invasiva propaganda. En ese objetivo de abarcar más espacios no importaba que los afiches se superpusieran.
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La de los años 80 era, como hoy mismo en este proceso electoral 2022, una verdadera batalla de carteles, afiches y paneles públicos que revelaban, sin quererlo, el sentido caótico de la propia ciudad
En una Lima así de confusa y atiborrada, los mensajes de la Izquierda Unida (IU), el Partido Aprista Peruano (PAP), el Partido Popular Cristiano (PPC) y Acción Popular (AP), entre otros disidentes e independientes, confluían con sus rostros y gestos en los lugares más inimaginables de la capital.
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La elección municipal de noviembre de 1983, en Lima, fue victoria para un hombre provinciano, pero de un gran perfil humano y honestidad política: Alfonso Barrantes Lingán, más popular por su apelativo de ‘Frejolito’. Sin embargo, las frases que entonces reproducían los diarios y los grandes paneles públicos sonaban a “tu voto por Amiel / tu voto seguro / tu voto con futuro”, el candidato municipal del PPC.
O eran frases tan singulares como la exclamación: “Porque las mujeres saben pensar, Pancho será la sorpresa”, del impetuoso Francisco Diez Canseco, del Movimiento de Bases Hayistas (MBH).
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Luego vinieron las elecciones municipales de 1986, en las que ganó el aprista Jorge del Castillo, con el apoyo de gobierno de turno (el de Alan García). Este se impuso a un Barrantes que iba por la reelección y al ex alcalde pepecista, de fines de los años 60 y comienzos de los 70, Luis Bedoya Reyes. “¡Bedoya cumplió!, ¡Bedoya cumplirá con la salud popular!”, dictaban los paneles del conocido ‘Tucán’.
La década del 80 se cerró en 1989 con la rotunda victoria edil en Lima del independiente Ricardo Belmont Cassinelli, un conocido comunicador social, quien sorprendió con su partido ‘Movimiento Obras’, a políticos más duchos que él.
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En tiempos electorales de la capital peruana, la ciudad ha sido -lamentablemente- un enorme espacio urbano que ha respirado en medio del smog, las luces de neón y, por supuesto, en torno a los frenéticos paneles políticos. Hoy se repite la historia.
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