¿Alguna vez has sentido una incomodidad en el cuerpo al recordar una experiencia negativa o escuchar a alguien hablar sobre ese tema que aún duele? No es solo la mente la que alberga nuestros recuerdos; el cuerpo también lo hace y muchas veces se queda estancado en el dolor. Hoy en día existen diversos mecanismos terapéuticos que pueden ayudar a aliviar el peso físico de una experiencia negativa y uno de ellos es el Yoga Sensible al Trauma.
“Cuando experimentas un trauma, puede resultar difícil identificar lo que estás sintiendo. También es difícil para tu cuerpo y tu cerebro comprender todo. Como resultado, tus músculos se tensan y tu cerebro puede funcionar a toda marcha porque estás constantemente tratando de protegerte. Con el tiempo, podrías cerrarte o atacar”, explica Paula Brown, instructora de yoga de Cleveland Clinic.
La experta aclara, además, que un trauma no es necesariamente un acontecimiento catastrófico. “Puede ser simplemente algo gradual, algo insidioso, que poco a poco se va filtrando y ni siquiera te das cuenta. Luego, en algún momento, te das cuenta de que no te sientes bien y no estás seguro de por qué. Eso es un trauma”, indica.
El Yoga Sensible al Trauma (o yoga informado sobre el trauma) es una metodología originalmente desarrollada en Trauma Center in Brookline, Massachusetts, por un equipo de psiquiatras, psicólogos y profesores de yoga. “El acompañamiento terapéutico de esta metodología permite a las personas hablar desde un nivel cognitivo, empezar a liberarse y empoderarse desde el cuerpo. La diferencia con el yoga tradicional es que el Yoga Sensible al Trauma se enfoca en evitar la retraumatización y cultivar seguridad”, explica Cristina Suyai, terapeuta e instructora de yoga.
¿Cómo es una sesión de Yoga Sensible al Trauma?
Cristina Suyai explica que no se trata de una sesión regular de yoga, pues el trabajo es individual y evita el contacto con el instructor (muy común en la práctica de yoga para el reajuste de posturas). “Siempre empiezo por entender qué le interesa trabajar a cada persona. Por ejemplo, si alguien desea aprender a poner límites, la sesión se planifica con movimientos que le permitan al cuerpo sentir el empoderamiento de poner esos límites”, explica Suyai.
En el Yoga Sensible al Trauma promueve la atención plena, ayudando a los practicantes a anclarse en el presente y a sintonizarse con sus estados físicos y emocionales. “Esta práctica fomenta una sensación de seguridad y equilibrio, reconstruyendo gradualmente la conexión entre mente y cuerpo”, añade Paula Brown.
“Trato de planificar sesiones empoderantes y equilibrantes, teniendo en cuenta cómo llega el sistema nervioso de cada persona, ya sea hiperactivado o hipoactivado. Nunca obligamos a cerrar los ojos y siempre damos opciones para que cada persona elija lo que es mejor para ella. Antes de empezar la sesión, recuerdo a las personas que pueden irse en cualquier momento si se sienten abrumadas. A veces, el llanto o la ansiedad son parte del proceso de sanación, y trato de no controlarlo, sino de ofrecer un espacio seguro”, detalla Suyai.
Beneficios de practicar Yoga Sensible al Trauma
Paula Brown detalla los beneficios de practicar Yoga Sensible al Trauma:
- Puede ayudar a reducir los síntomas del trastorno de estrés postraumático. Un estudio demostró que el yoga basado en el trauma reducía significativamente los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y sus efectos eran comparables a los métodos psicológicos y medicinales bien investigados. En el estudio participaron 64 mujeres que vivían con trastorno de estrés postraumático crónico y resistente al tratamiento. Las mujeres fueron asignadas aleatoriamente a Yoga Sensible al Trauma o a educación de apoyo para la salud de la mujer. Al final del estudio, 16 de 31 participantes (52%) en el grupo de yoga ya no cumplían los criterios de TEPT en comparación con seis de 29 participantes (21%) en el grupo que recibieron educación sobre la salud de la mujer.
- Puede ayudarte a reducir la velocidad y concentrarte en el presente. El trauma puede hacer que su cerebro se acelere. Es posible que se encuentre constantemente en guardia y sin poder relajarse. El Yoga Sensible al Trauma puede ayudarle a concentrarse en lo que está sucediendo en ese momento y a reconocer lo que está sucediendo en su cuerpo. También puede ayudar a concentrarse en la respiración, lo que puede afectar en gran medida su estado de ánimo.
- Puede ayudarte a sentirte más conectado y equilibrado. Cuando la mente está acelerada, los músculos están tensos y siempre estás nervioso, no te sientes como tú mismo y no te sientes seguro. El Yoga Sensible al Trauma se practica en un espacio seguro con profesores o terapeutas que te respetan a ti y a tus límites. Pueden ayudarle a aprender cómo controlar y gestionar lo que están pasando su cuerpo y su mente. A medida que combinas movimiento y respiración, comienzas a reconstruir esas conexiones mente/cuerpo. También pueden ayudarle a comprender y tolerar las sensaciones que siente para que ya no se sienta como un extraño en su propio cuerpo.
Pilares fundamentales del Yoga Sensible al Trauma
El Yoga Sensible al Trauma se distingue por su enfoque compasivo y adaptado a las necesidades de aquellos que han experimentado traumas. Este método se apoya en cinco pilares fundamentales diseñados para crear un ambiente de sanación y crecimiento personal, tal como explica Cristina Suyai:
- Seguridad: es la piedra angular de la práctica. Se cuida meticulosamente el entorno físico y el lenguaje utilizado por los instructores para evitar cualquier estímulo que pueda evocar recuerdos traumáticos en los participantes. La iluminación, la disposición del espacio y la elección de las palabras están pensadas para hacer sentir a cada individuo lo más seguro y acogido posible.
- Elección: este juega un papel crucial en el empoderamiento de los participantes. A diferencia de las prácticas más tradicionales donde las secuencias son rígidas, el Yoga Sensible al Trauma invita a los individuos a tomar decisiones sobre cómo desean participar en cada momento de la sesión. Esta autonomía fomenta la recuperación del control personal y la agencia, aspectos que a menudo se ven comprometidos en experiencias traumáticas.
- Momento presente: a través de la atención plena y la concentración en el aquí y ahora, los participantes aprenden a reconectar con sus cuerpos. Esta conexión les permite experimentar sus sensaciones físicas de manera segura y controlada, lo cual es un paso crucial para quienes han aprendido a disociarse de sus cuerpos como mecanismo de defensa ante el trauma.
- Empoderamiento: se respeta la individualidad de cada proceso de sanación. Al no forzar un progreso lineal o uniforme, este enfoque honra el hecho de que cada persona sana a su propio ritmo. Esta flexibilidad permite a los participantes explorar y avanzar en su práctica de yoga de manera que se sientan cómodos y respetados.
- Humanidad compartida: aborda el aislamiento comúnmente asociado al trauma, fomentando un sentido de pertenencia y solidaridad entre los participantes. Este entorno comunitario ofrece un espacio de apoyo y comprensión, recordando a cada persona que no está sola en su camino hacia la sanación.
¿Quiénes pueden practicar Yoga Sensible al Trauma?
“El Yoga para la recuperación del trauma está abierto a cualquier persona que haya experimentado un trauma, independientemente de su edad, sexo o nivel de condición física”, indica Paula Brown, instructora de yoga de Cleveland Clinic.
“He trabajado con personas que han sufrido bullying, violencia sexual, accidentes y otras formas de trauma. Es importante destacar que el enfoque en la atención informada sobre el trauma podría ser beneficioso en muchos ámbitos, no solo en el yoga, sino también en las escuelas, instituciones y políticas para ayudar a los supervivientes de trauma y evitar que el dolor se siga expandiendo”, explica Cristina Suyai, terapeuta de Yoga Sensible al Trauma.
“El trauma puede ser elusivo y multifacético, lo que a menudo conduce a la tensión física y la confusión mental. El trauma no está necesariamente vinculado solo a eventos significativos de la vida. Puede surgir sutilmente, erosionando el bienestar sin una indicación clara. Durante el trauma, las conexiones cerebrales pueden interrumpirse, lo que dificulta la expresión verbal de la experiencia. Esto requiere el restablecimiento de las vías neuronales antes de que uno pueda procesar verbalmente su trauma”, añade Brown.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- ¿Cuál es la forma más saludable de broncearse? Dermatólogas lo explican
- Diversidad mental: ¿cómo se ve el mundo desde las personas con TDHA, Dislexia y TOC? | El Comercio
- Depresión sonriente: fingir felicidad ante el mundo, pero no con uno mismo
- Manifestar: cómo aplicar la ley de la atracción para manifestar tus deseos
- Mejora tu sistema inmunológico con el té de hojas de guanábana
Contenido Sugerido
Contenido GEC