Cada día son más numerosos los agentes económicos que toman consciencia de la importancia de vincular las operaciones con el medio ambiente. Ahora es el turno de la aviación, quien ha optado por impulsar una imagen verde, acorde con el medio ambiente, sin dejar de privilegiar la eficacia del servicio ni la innovación en términos tecnológicos.

Los directivos enfocaron su atención en los aeropuertos donde buscan implementar una serie de medidas tales como la construcción de amplios espacios con vegetación, reglamentación en cuanto al uso de gasolina diesel bajo en sulfuro, o incluso fomentar el uso de materiales reciclados.

Este cambio de política empresarial tuvo lugar a raíz de las cifras que aparecen en los estudios realizados por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, los cuales asignan al transporte aéreo y turístico el 2% de las emisiones de gas invernadero generados a nivel mundial. La cifra aumenta a 5% si se agrega la actividad de los aeropuertos.

“Creamos iniciativas verdes en nuestros aeropuertos, mientras balanceamos el impacto económico que tienen sobre la región”, sostuvo Amy Malick, comisionado adjunto de sustentabilidad para el Departamento de Aviación de Chicago, a CNN.

No todas las voces concuerdan respecto a la viabilidad de estas medidas. Algunos analistas se muestran sumamente escépticos debido a la contradicción existente entre la aplicación de una política verde y el incremento del número de aeropuertos. “No es que sean algo malo tal cual, pero no tiene sentido cuando te das cuenta que cada vez la gente vuela más y los aeropuertos se expanden”, dice Joe Ryle del grupo antiaviación con base en Gran Bretaña, Plane Stupid.

Al margen de la polémica que pueda surgir en torno a la eficacia de tales normas, es un hecho que son cada vez mayores los aeropuertos que se alinean a estas lógicas, tanto en Europa como en Norteamérica. Una prueba de ello es el incremento del número de miembros del programa de Acreditación de Carbono Aeroportuario.