Cuando dos policías arrancaron a Chico de los brazos de Elizete Carmona, le dijeron que era por su propio bien. Después de todo, las mujeres de 71 años de edad no están destinadas a vivir con monos capuchinos de cabeza dura en peligro de extinción.

Pero el caso ha molestado a muchos en Brasil, donde miles de personas han firmado una petición en línea en la que solicitan a las autoridades ambientales estatales de Sao Paulo que devuelvan a Chico al único hogar que ha conocido durante los últimos 37 años.

Es ilegal tener animales salvajes como mascotas en el país, en especial los clasificados como en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Lista Roja de especies amenazadas, como es el caso del mono caí, nombre con el que también se conoce a esta especie.

Sin embargo, la familia Carmona afirma que Chico está completamente domesticado y que podría no sobrevivir el estrés de la separación.

Cuando los agentes llegaron a su casa en la ciudad de Sao Carlos el sábado, Chico se aferró a la anciana y la abrazó con fuerza, contó uno de los hijos de la mujer, Everaldo Furlan, a la cadena de televisión O Globo.

Elizete Carmona dijo que se sintió destrozada cuando le quitaron a Chico.

Los Carmona adoptaron a Chico en 1976, décadas antes de que se promulgara una ley de 1998 que prohibía la adquisición y tenencia de animales salvajes. El mono fue traído desde el centro de Brasil por un conductor de camión, que lo regaló después de que el animal mordió a uno de sus hijos.

Chico ha sido llevado a un área de protección de animales, a unos 300 kilometros de la casa de la familia en Sao Carlos.

La familia Carmona aún mantiene la esperanza de recuperar a Chico. Más de 4.000 personas han firmado una petición en el cibersitio Peticao Publica para solicitar a la policía ambiental que devuelva al mono.