El seguimiento a través de marcas digitales adheridas al lomo de cetáceos en Tenerife y El Hierro, dos islas de España, ha mostrado que estos mamíferos utilizan largas series de chasquidos sonoros de ecolocación, o ecolocalización, para distinguir sus presas a más de mil metros de distancia en la oscura profundidad del mar.

La bióloga de la Universidad de La Laguna Natacha Aguilar de Soto explica que esta capacidad de ecolocalización fue detectada en una investigación sobre cetáceos de buceo profundo realizada entre esta institución y el Instituto Oceanográfico Woods Hole de Estados Unidos.

Para la investigación, se utilizó la mejor tecnología disponible en la actualidad: las “Dtag”, unas marcas digitales que se adhieren por ventosas al lomo de los animales con capacidad de grabación de movimientos y de datos acústicos hasta frecuencias ultrasónicas.

Ello permite conocer el comportamiento en inmersión de los animales, sus asociaciones con otros congéneres y sus respuestas a estímulos ambientales. Los “Dtag” se utilizaron en cien calderones de aleta corta o tropicales y en 16 zifios de Blainville durante la última década, en lo que supone el mayor estudio realizado a estos animales en el mundo.

DTAG, UN MINICOMPUTADOR Las marcas DTag son un computador miniaturizado, con una batería de alta densidad que alimenta la electrónica y el hidrófono. Todo ello se introduce en una carcasa que puede sumergirse hasta 3.000 metros y que se coloca con un mástil en el lomo del animal, al que se adhiere con ventosas.

El seguimiento se realiza por radio VHF y la marca se recupera una vez se libera del animal tras un tiempo programado de grabación.

ECOLOCALIZACIÓN Entre estos cetáceos odontocetos (que tienen dientes para cazar) se encuentran algunos de los mamíferos2:https://elcomercio.pe/tag/304674/mamiferos más desconocidos del planeta, algo increíble en animales que pueden alcanzar más de diez metros de longitud, y ello se debe en parte a sus hábitos de buceo, con grandes cantidades de tiempo en inmersión.

El estudio constató que los cetáceos odontocetos dependen del sonido para funciones tan importantes como la comunicación y la búsqueda de alimento y para ello utilizan su capacidad de ecolocación, un “biosonar” que ha evolucionado de forma separada también en otro grupo de mamíferos: los murciélagos.

Del chasquido y su eco estos animales obtienen información sobre el lugar, el tamaño y las características de los organismos, con lo que pueden encontrar a sus presas y seleccionarlas entre otros muchos organismos en el agua, y también para orientarse.

Cuando el cetáceo se acerca a su presa para intentar capturarla emite zumbidos, series cortas de rápida emisión de chasquidos que provocan ecos muy frecuentes.