La extracción ilegal de oro se ha convertido en una gran amenaza para el Parque Nacional Corcovado, en el Pacífico sur, el bosque primario de mayor biodiversidad de Costa Rica, donde habita el 3% de las especies del mundo.
Una investigación del diario La Nación reveló que más de 250 personas sacan oro de forma artesanal a la orilla de los ríos dentro del Parque Nacional, de 45.700 hectáreas.
Estos improvisados mineros cavan túneles de hasta 40 metros de longitud o destrozan laderas de montañas, en una labor que llaman terraceo y con la que destruyen uno de los lugares más ricos en flora y fauna en todo el mundo.
En Corcovado se encuentra el 3% de la biodiversidad del planeta y el 50% de las especies de Costa Rica, según las autoridades del ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
ORO DESTRUCTIVO De acuerdo con el ministerio, en la zona se vive desde finales de 2012 una especie de fiebre del oro, un episodio que ya se había registrado en la década de los 80.
El incentivo para esta actividad ilegal es la relativa facilidad para obtener el oro, su alto precio y la falta de recursos humanos y financieros por parte del Estado para detener la destrucción del parque, pues solo se cuenta con 32 guardabosques para vigilar el terreno.
Por esta razón la policía apoya ahora los patrullajes, pues además los funcionarios del Minae se han debido enfrentar a amenazas de personas armadas que extraen el oro.
Según La Nación, no es muy difícil encontrar improvisadas tiendas de campaña de plástico, donde duermen estos mineros, y se ha comprobado el envenenamiento de cauces y la remoción de piedras del fondo y de vegetación virgen en al menos cinco ríos dentro del parque.
En mayo pasado, en un operativo entre los guardabosques y la policía se logró la detención de 16 personas, pero salieron libres al día siguiente, pues la extracción artesanal de oro no estaba tipificada como delito en la ley costarricense.
Hace tres semanas esto cambió y ahora las autoridades confían en poder dar un mayor control a la situación.
Se calcula que esas 16 personas capturadas en mayo removieron 15.600 metros cúbicos de material y que el área afectada por ese grupo es de 9,6 kilómetros cuadrados, en el sitio al que National Geographic calificó como el lugar más intenso del mundo, biológicamente hablando.