Ni Mourinho ni Guardiola. Tampoco Heynckess o Ancelotti. El técnico de moda se llama Jürgen Klopp, del Borussia Dortmund. El responsable de esa máquina amarilla que acaba de aplastar al poderoso Real Madrid. De él se dice que es expresivo y que tiene mucho sentido del humor. Pero también que es un gran entrenador. Tanto es así que es el llamado a suceder a Joachim Löw en la selección alemana.

Es amante de la tecnología y la psicología. También estricto y exigente. Como un padre para los jugadores. Tiene 45 años y 11 de ellos los ha pasado sentado en un banco. Arrancó en el modesto Mainz. Lo tomó en Segunda, lo metió en Primera y lo clasificó a la UEFA. Y desde el 2008 está en el Borussia, con el que logró dos bundesligas y está a un paso de alcanzar la final de la Champions League. Ni más ni menos.

Klopp se ha hecho popular en Alemania. Incluso tiene más contratos publicitarios que Franz Beckenbauer. Es extrovertido y rara vez no grita un gol. No copia modelos. Ni del Barcelona ni mucho menos del Madrid. El éxito deportivo del Dortmund tiene que ver con ideas nacidas desde algún lugar de su cerebro. Una de ellas se llama Footbonaut, máquina millonaria que entrena al arrollador Borussia. Se trata de un dispositivo mecánico de entrenamiento del pase, que adiestra la velocidad de reacción y la técnica de los jugadores. Klopp la vio en una feria en el 2012 y no se resistió a pedirla para el club. “Hacemos las cosas a nuestra manera. Copiar nunca es bueno. Somos el único club del mundo que tiene un Footbonaut”, dijo.

A Klopp no le gustan las estrellas. No le interesa tener a Xavi, Cristiano y Messi juntos en su equipo. Todo eso le resulta aburrido. No se trata de solo ganar, sino de disfrutar del juego. Y da un ejemplo: “Es como que juegue ping-pong con una niña de tres años, remato con fuerza y ella está ahí, de pie con la raqueta. Eso no es divertido. Pero si al otro lado hay un hombre y jugamos, si gano está bien y si no, probablemente me haya divertido. No solo quiero ganar, también sentir”, explicó. Además, su política es otra: canteras y fichajes baratos. Por citar un ejemplo, a Kagawa lo fichó de la Segunda División japonesa. Hoy el menudo futbolista juega en el Manchester United y acaba de ser campeón de la Premier League.

Klopp es considerado un técnico de la nueva generación. Aquella que inició Klinsmann en la selección teutona. Metódico y científico. De un fútbol intenso en ataque y en defensa. Fue uno de los primeros entrenadores en grabar sus entrenamientos. Prepara videos para que sus jugadores vean movimientos de los contrarios en el entretiempo de un partido. Es un maniático, pero se comporta como un padre. Cuando entrenaba al Mainz se llevó a su plantel a dormir un par de días en cabañas y a realizar canotaje. Una manera de fomentar un ambiente familiar en su equipo.

Klopp fue delantero y después defensor central. Pasó de hacer goles a evitarlos. Siempre en la Segunda División, nunca debutó en la Bundesliga, la máxima división alemana.

Klopp nació en Stuttgart, pero se identificó siempre con Dortmund y su costumbre de jugar al fútbol en la calle. Por ello instaló una moda desde el banquillo: utilizar una gorra con la inscripción ‘Pöhler’, palabra que significa “jugador de calle”.