Solo ocurrió una vez, y aquel bochornoso incidente bastó para que la maquinaria organizativa del Real Madrid no pierda ningún detalle ante los ojos del mundo. ¿Por qué había hoy tres arcos en el Bernabéu? Esa fue la pregunta que se deben haber hecho muchos aficionados que se encontraban en el mítico estadio madridista.
El 1 de abril de 1998, poco antes de comenzar el encuentro de semifinales de la Copa de Europa, los radicales del Real Madrid zarandearon las vallas que rodeaban las gradas a las que estaban amarradas los soportes del arco. La presión fue tan grande que la resistencia cedió y la portería cayó al suelo. El inconveniente obligó a retrasar el inicio del partido una hora y cuarto.
El árbitro holandés Van der Ende estuvo a punto de suspender el encuentro, con lo que Borussia Dortmund hubiera clasificado directamente a la final, pero un asistente del club español tuvo la genial idea de traer un arco de repuesto desde la Ciudad Deportiva del Real Madrid, situada entonces a dos kilómetros del estadio.
Luego de 91 minutos, el arco sustituto apareció en el Bernabéu, el partido se pudo jugar y Real Madrid ganó 2-0 con goles de Fernando Morientes y Christian Karembeu. Fue el preludio de la conquista de la séptima Copa de Europa tras ganar 1-0 a la Juventus de Turín en la final.