Resulta casi imposible seguir jugando al fútbol mientras familiares y amigos agonizan a diario en tu país. Pero justamente en ello profundizó Oleksandr Petrakov, seleccionador ucraniano, para arengar a sus jugadores en los últimos meses. “¡Vamos, que en Ucrania está muriendo gente!”, trataba de motivar a su plantel, aunque luego se arrepentía por haber sido un poco severo con la situación. Llegado el día de la verdad -exactamente 97 días después de que Rusia comience la invasión a su nación-, jugadores vestidos de amarillo y azul, los colores de su bandera, disputaron su primer partido oficial. El resultado fue tan emotivo como el desarrollo del encuentro: triunfo por 3-1 sobre Escocia en Glasgow, que dejó a los ucranianos en la puerta del Mundial Qatar 2022.
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Enfundados por su bandera y por los sueños de sus compatriotas que luchan diariamente por sobrevivir, la selección de Ucrania entonó a todo pulmón el himno de su país acompañados no solo de los ucranianos que se hicieron presentes en las tribunas del Hampden Park, sino también por la solidaridad de los escoceses.
No podían faltar, claro, las pancartas con mensajes reivindicativos para “detener la guerra”. Los gestos de paz y empatía irrumpieron en Glasgow de inicio a fin. Y es que ya ha quedado bastante claro que no solo se trata de fútbol. Nunca ha sido así. Cuando rueda un balón, hay mucho más en juego que un partido, especialmente en situaciones de este tipo.
Entonces, en medio de los bombardeos que se han vuelto un pan de cada día en Ucrania, el combinado azul amarillo saltó al campo de Glasgow para protagonizar su propia lucha. “Queremos dar emociones increíbles a los ucranianos porque se lo merecen mucho en este mismo momento”, había dicho en la previa Oleksandr Zinchenko mientras rompía en llanto. Y así fue.
Sin dejar de visibilizar el infierno que vive su gente, los dirigidos por Petrakov cumplieron con la primera parte de su misión mundialista. Con un juego bastante convincente, el cuadro ucraniano lució más local que su rival, Escocia, en Escocia. Pero no fue fácil.
En la primera parte, Craig Gordon, emergió como la gran figura escocesa, evitando en varias ocasiones que el rival se pusiera adelante en el marcador. Pero después de tanto tiempo aguantando el ataque ucraniano bajo los tres palos, finalmente no pudo evitar que Andriy Yarmolenko anotara a los 33′ el primer gol del encuentro.
Para el segundo tiempo, se esperaba una pronta reacción de los locales, pero no hubo ninguna respuesta y Roman Yaremchuk amplió la ventaja de su selección a dos con un gol de cabeza, que celebró efusivamente con sus compatriotas en las gradas. Con ello todo parecía sentenciado, pero un tanto de Callum McGregor (79′) devolvió a Escocia a la pelea.
Se vivieron minutos finales de infarto. Absolutamente cualquier cosa podía pasar. Los escoceses se vinieron arriba en busca del empate, pero en un contragolpe letal Artem Dovbyk sentenció el 3-1 a favor de los ucranianos, que cerraron la emotiva jornada agradeciendo, entre aplausos, a los que le acompañaron en ese momento clave.
El inicio de la desdicha
Para Ucrania, todo se puso cuesta arriba cuando la madrugada del 24 de febrero, Rusia comenzó con los bombardeos en varias de sus ciudades, incluída Kiev, la capital. La incertidumbre se apoderó, inevitablemente, de todo el país.
Para la selección ucraniana, al igual que para todos en realidad, fue un golpe bastante duro. En solo un mes, el 24 de marzo, debía disputar el partido trascendental contra Escocia para mantener sus aspiraciones mundialistas intactas. Pero eso, en su momento, pasó a último plano. ¿Y cómo no?
Ese mismo día del estallido de la guerra, Ucrania dispuso la suspensión de su liga local, que iba por la mitad de su desarrollo, sin decretar a algún equipo campeón. Lo que vino días después fue la exclusión de Rusia de todas las competiciones de la FIFA.
Justamente, el combinado ruso tampoco había podido clasificar directamente a Qatar 2022 y tenía que luchar por su boleto en las repescas europeas -al igual que los ucranianos-, pero perdieron esa chance tras la decisión de la FIFA, que extendió su sentencia también a nivel de clubes.
El 8 de marzo, el máximo ente del fútbol mundial atendió un pedido de Ucrania, que apenas podía pensar en fútbol en esos instantes, y aplazó la eliminatoria contra Escocia sin definir la fecha de su reprogramación. Mientras tanto, jugadores ucranianos lamentaban toda la situación y suplicaban paz a través de sus medios.
Tiempos adversos
Tanto UEFA como la FIFA esperaban que el conflicto entre Ucrania y Rusia se calmara lo más pronto posible, antes de junio. Pero no ha sido así. La situación se mantuvo tan tensa que el entrenador Oleksandr Petrakov, que trabaja en la Federación de su país desde 2011 y que tomó el lugar de Andriy Shevchenko en el mando de la selección mayor en 2021, pretendió alistarse en el ejército. “Aún podría eliminar a dos o tres enemigos”, señaló.
Sin embargo, el pedido del estratega de 64 años fue rechazado. Las autoridades de su país le dijeron que se concentre en clasificar al Mundial con la selección. Esa misión se la ha encomendado también el presidente de su país, Volodímir Zelenski, que confía que esa hazaña pueda suponer una importante resistencia a lo que está padeciendo actualmente Ucrania.
En ese sentido, Petrakov inició las preparaciones para las repescas europeas desde el 30 de abril con solo cuatro futbolistas y su cuerpo técnico y administrativo. Esto significó un exilio temporal en Eslovenia, ya que hacer las prácticas dentro del país es sumamente peligroso, por el mismo hecho de que todas las infraestructuras están bajo amenaza de los bombardeos.
“Cuando veníamos, vimos la gran diferencia: en Ucrania no encontrábamos nada, ni gasolina. Y salir y llegar a Europa, el contraste, hay de todo, la gente está alegre, sonríe. La paz”, contó el entrenador a El País.
Con el pasar de los días se fueron sumando los demás integrantes de la selección. Los primeros en integrarse a las prácticas provenían del Shakhtar y del Dinamo Kiev, los equipos más representativos del país. Después recién se incorporaron los jugadores de las otras ligas europeas, que terminaron su temporada recientemente. De hecho, el último en sumarse ha sido Andriy Lunin, portero del Real Madrid, tras la celebración del título de la Champions League en París con los merengues el pasado fin de semana.
En todo este tiempo adverso, la selección de Ucrania se vio obligada a entrenar lejos de su entorno y apenas jugó tres partidos amistosos ante clubes extranjeros, que sirvieron para ponerse a punto y también para recaudar fondos para su país asediado. El 11 de mayo le ganó 2-1 al Borussia Monchengladbach, días después derrotó 3-1 al Empoli y finalmente empató 1-1 frente al Rijeka.
También estaba programado un último encuentro amistoso contra la República Democrática del Congo, pero la selección africana terminó cancelando esa cita. Así, con solo tres partidos de respaldo, los ucranianos debían asumir su desafío ante Escocia, 197 días después de su último partido oficial (16 de noviembre), cuando triunfaron 2-0 sobre Bosnia, lo cual les dio la clasificación a estas eliminatorias europeas.
La alineación titular de Ucrania en el choque contra los escoceses fue la siguiente: Buschchan; Karavaev, Zabarnyi, Matviienko, Mykolenko; Stepanenko; Yarmolenko, Malinovsky, Zinchenko, Tsygankov y Yaremchuk. Seis de ellos no habían disputado ningún encuentro competitivo, a nivel de clubes, desde diciembre. Pero eso no se reflejó en ningún momento sobre el campo.
El combinado ucraniano, con un 3-1 en el marcador, logró la hazaña de superar todas las adversidades de estos meses y conseguir un triunfo significativo sobre Escocia. Pero aún la misión no se ha completado. Toca enfrentar a Gales de Gareth Bale el domingo 5 de mayo en Cardiff y la ilusión, más allá de la pesadumbre, está a tope. De conseguir ganar, sin duda alguna el equipo de Petrakov hará historia con una clasificación mundialista memorable por la difícil situación que afronta su país desde febrero. Ya está a un solo paso.
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