HORACIO ZIMMERMANN Redacción online

El capitán de Universitario se llama Antonio Gonzales. Al menos lo ha sido durante los primeros seis partidos. El habitual capitán, John Galliquio, recién jugó ayer unos minutos luego de una larga lesión. Pero volvamos a ‘Toñito’, que de ‘ito’ no tiene nada. Solo el apelativo. Ayer Gonzales, durante el clásico, agredió al menor de edad Sergio Peña, en un acto condenable.

La ‘U’ perdía 1-0. Había perdido los papeles. Se notó cuando Gonzales, sin motivo alguno, agredió a Peña y se fue bien expulsado. No contento con la expulsión, Gonzales se quejó con el árbitro. Lo que es peor, encaró al joven aliancista, quien estaba tendido en el campo. La acción armó un pequeño conato de bronca entre los jugadores de ambos equipos.

Antes de esta jugada, Gonzales fue protagonista de la injusta roja a Jorge Bazán. El volante íntimo le dio unas palmaditas en el pecho al crema y este fingió un golpe en la cara. El árbitro Henry Gambetta ni sus asistentes vieron qué sucedió realmente. Entendió que había sido una agresión y decidió echar a Bazán. Solo pasa en el Perú. Así y todo, Gonzales es el capitán de la ‘U’.

Desde el punto de vista táctico, el volante cumplió una buena función durante el primer tiempo. En lo suyo: robar balones y hasta fungió de tercer central en algunas ocasiones. En ese sentido, bien. Pero mal de actitud.

Creemos que Ángel Comizzo, técnico de la ‘U’, le entrega la cinta porque ve reflejado su temperamento en Gonzales. Bastó con ver cómo festejó el entrenador la expulsión de Bazán. Casi como un gol. Esta posibilidad gana consenso. ¿Por qué? Por el hecho de que Gonzales gana la pugna por la capitanía, por ejemplo, a Rainer Torres, actual máximo emblema del equipo merengue.

La actitud de Gonzales en el clásico es condenable. Uno porque como capitán es un mal ejemplo para los jóvenes de Universitario y del fútbol peruano. Y dos porque sus actos ocasionan actos de violencia en las tribunas. Todo nace en la cancha. Esperemos que no se repita.