Nuevamente la Copa Perú se vio empañada por actos de violencia, aunque esta vez no vinieron desde la tribuna sino desde la misma cancha.
El partido que Los Caimanes de Puerto Eten (Chiclayo) y Sport Buenos Aires (Tumbes) jugaron en campo de los primeros terminó en una batalla campal luego de que el árbitro del encuentro fuera agredido por un jugador del equipo tumbesino al final del compromiso.
Molesto porque su equipo había sido eliminado, el futbolista Gustavo García le metió un puñetazo por la espalda al juez Leonel Sánchez, lo que originó una pelea generalizada. Una verdadera vergüenza.