El francés Jo-Wilfried Tsonga puso hoy fin al sueño del suizo Roger Federer al despedirlo con autoridad del Abierto de Francia.

El número seis del mundo, Tsonga se impuso 7-5, 6-3 y 6-3 al suizo, tercero de la clasificación, para avanzar a semifinales. Su rival el jueves por el pase a la final será el español David Ferrer, vencedor hoy de su compatriota Tommy Robredo por 6-2, 6-1 y 6-1.

Estoy muy contento por estar aquí y haber vencido a Federer. Creo que jugué muy bien hoy gracias a mi trabajo de toda la temporada, analizó Tsonga. Ambos partidos se resolvieron hoy con más facilidad de lo esperado: Ferrer necesitó apenas 85 minutos, en tanto que Tsonga ganó en una hora y 51 minutos.

Los restantes cuartos de final verán medirse mañana al español Rafael Nadal con el suizo Stanislas Wawrinka y al serbio Novak Djokovic con el alemán Tommy Haas.

Federer comenzó mandando hoy en el estadio Philippe Chatrier, el principal escenario de Roland Garros. Al suizo le funcionaban el saque y los golpes de fondo, dominaba el encuentro y así tomó una ventaja de 4-2.

Entonces su juego entró en cortocircuito. Perdió el servicio y quedó 4-4. El partido parecía ir rumbo a un tie break, pero los desajustes del suizo con la derecha crecieron y el francés se encontró con tres set points, un 5-6 y 0-40 con servicio de Federer.

Ahí volvió a brillar el suizo, que se recuperó hasta 40-40 incluyendo en el segundo set point un delicioso passing shot cruzado de revés en el que tocó la pelota. Pero fue un espejismo: Federer volvió a fallar, y ya no se recuperaría del cuarto set point.

El partido había cambiado de manos y Tsonga nunca más permitiría que volviera a las de Federer. Con el francés en ventaja de 3-0, Federer reaccionó y volvió a ganar un juego. Enseguida se fue a su silla a cambiar de raqueta para devolver con una con diferente tensión en las cuerdas, pero Tsonga lo imitó y cambió de arma para darle aún más punch a su saque.

El resto del partido se fue entre Federer intercalando algún gran golpe en medio de un concierto de errores y Tsonga mandando con la autoridad que se le suponía al suizo. Un revés, el enésimo error de Federer en la fresca y soleada tarde en París, se fue largo y Tsonga festejó junto a 15 mil espectadores.

Treinta años después, el sueño de un francés que imite la hazaña de Yannick Noah en 1983 parece más real de lo que se creía al iniciarse el torneo. Tsonga mostró su respeto por Ferrer: Es el único que ha llegado sin perder un set, está muy en forma.