Cuando se jugaba en el 2011 los descuentos en el fútbol con Sport Boys, el equipo que le abrió las puertas al éxito, recibió con los brazos abiertos a un canterano ‘chalaco’, de juego atrevido, y con un futuro prometedor. Lo aconsejó, arropó y hoy, tras haberlo visto defender la blanquirroja en la Copa América de Brasil 2021, sonríe y recuerda el primer capítulo de Alexander Callens en el fútbol, en el equipo que compartieron vestuarios, de cual ambos son hinchas.
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“Era un joven con techo muy alto por recorrer, no me equivoqué. Tenía características distintas de juego”, cuenta Santiago Salazar o simplemente ‘Cafú', apelativo que nació en el Callao, cuando era lateral derecho. “Nació por un amigo de la reserva del Boys. Era raro ver un lateral con 1.83 metros con velocidad y fuerza, así que me puso como el brasileño”, sostiene entre risas.
Su fútbol le permitió cruzar la frontera y jugar en el otro lado del mundo, en Qatar, donde compartió vestuarios con los hermanos holandeses Frank y Ronald de Boer, dos exjugadores de Barcelona de España. Hicieron gran amistad en el Al-Shamar, en el 2005. Además, el exfutbolista, de 46 años, también reveló anécdotas cuando sacaba pecho por compañeros apelando a las artes marciales.
-Alexander Callens no desaprovechó su oportunidad con la selección en la Copa América. ¿Cómo lo notaste?
Muy bien. Estuvo convocado en más de una oportunidad en las Eliminatorias, pero no jugaba de titular. En la Copa América, demostró sus virtudes de juego. Un defensa rápido, intenso para la marca, vehemente, aplicado, que le hará muy bien a la selección. Es un jugador que sumará al universo de Ricardo Gareca.
-¿Alguna anécdota en el Sport Boys del 2011?
Sí, recuerdo que hizo una jugada, y después del partido, lo llamé a un lado. Le expliqué que por un tema de experiencia, respeto, hacia el mismo y sus compañeros, que no lo haga, no se había dado cuenta de las cosas. Uno tiene esa función, por ser mayor, de experiencia, para que mejoren dentro y fuera del campo.
-Se perfila como el defensa a enfrentar a Uruguay, en Lima, en septiembre por las Eliminatorias...
Los partidos de Eliminatorias son bien puntuales. Se tiene que utilizar a los jugadores que están en su mejor momento, ahí no hay nombres. Uno habrá podido tener buenas presentaciones meses atrás, pero todo dependerá de tener la continuidad debida en su equipo. Los jugadores que tienen mayor regularidad y jugando a buen nivel, seguro jugarán, como es el caso de Alexander Callens.
-Ricardo Gareca rotó a los centrales en la Copa América. ¿Cuál es tu análisis?
Estos partidos fueron termómetros para ver si estaban a la altura para las Eliminatorias. El que sacó la mejor nota fue Callens, aprovechó los minutos de la mejor manera.
-¿Crees que la rotación en la zaga nos dio problemas en la zona defensiva?
Es una zona complicada, ya que demanda mucha responsabilidad. Si el delantero falla, está el volante y el defensa, quienes te pueden salvar, pero si falla un central, ya no lo salva nadie. Y al arquero no vas a echarle la culpa, en ninguna instancia puedes fallar. El delantero puede fallar goles, pero en el minuto 89 anota y se acabó. En cambio, el defensa puede estar jugando muy bien, pero al minuto 90 falla, te meten el gol, y te lapidan. Lo ideal es que los centrales que utilicen tienen que tener muchos minutos, rodaje, tienen que manejarse como un reloj, y conocerse muy bien. Naturalmente, los centrales paran juntos, tienen un nivel de confianza.
-¿Qué te pareció el juego de Gianluca Lapadula?
Es un jugador muy inteligente para jugar pese a que no es muy rápido. Es difícil de marcarlo para cualquier defensa, ya que cada vez que tiene un balón, hace la diagonal bien perfilada. Te marca bien las jugadas.
-Cuándo jugabas, ¿con qué central te juntabas más?
A mí me ha tocado jugar con muchos. Desde Juan Reynoso hasta Alberto Rodríguez. Con Miguel Rebosio hicimos buena pareja de centralES en Sporting Cristal. En Sport Boys, también hicimos buen juego con el ‘Machi’ Pinillos, él tenía pase largo y yo las coberturas rápidas. En Alianza, con el ‘Chino’ Arakaki. Nos complementamos muy bien. También me tocó jugar con Frank de Boer.
-¿Cómo fue esa experiencia?
Muy bonita. Yo estaba en la San Martín y me tenían una propuesta para ir a Emiratos Árabes, pero el club estaba complicado, y no me permiten irme la primera vez. Salvamos al equipo, y a principio de año, llegó otra propuesta, ahora de Qatar. Más allá de lo económico era el tema profesional, me tocó estar con Frank y Ronald de Boer en el Al-Shamar, en el 2005.
-¿Alguna anécdota con los hermanos de Boer?
Sí, tengo una graciosa. El mánager del equipo le cuenta que iba a venir un jugador sudamericano, por mí, que había jugada con ellos, con Perú, por aquel amistoso en Eindhoven, en 1998. ¿Qué partido, le preguntaron? En una que él les hace un par de “sombreritos”. Luego les puso el video. Se lo había hecho a Frank de Boer y a Phillip Cocu. Se comenzaron a reír. Después cuando nos encontramos, me preguntaron: “jugamos, sí, ante Perú, lo recuerdo, pero, cuántos goles le metimos”, (risas). Hablan bien el español. Me lleve muy bien con ellos.
-¿Costó la adaptación?
Si uno está yendo a jugar al otro lado del mundo, tienes que adaptarse a las cosas. Entonces, uno va con esa idea. Yo ya había estado en Turquía. Si vas con la familia y tiene hijos pequeños, se complica, por el colegio, pero la comida, hay restaurantes internacionales por todos lados. En ese tiempo no había redes sociales, parecía que estaba en Marte. Como experiencia profesional fue excelente. Un día estaba caminando con un amigo brasileño y fuimos a un centro comercial, y lo vimos a Frank con Ronald de Boer, nos llaman, nos sentamos, y de repente viene Marcel Desailly (campeón del mundo en Francia 98), se siente con nosotros, y se toma un café.
-Santiago, ¿eres cinturón negro en karate?
Cuando tengo cinturón negro, me pongo zapatos del mismo color, cuando son marrones, igual (risas). Lo único que puede decir es que la gente del fútbol me respeta, soy caballero, pero si le faltan el respeto a alguien de mi familia, compañero, un juvenil, soy el primero en defender. Las situaciones han sido por defender a otros, no porque se metieron conmigo. Por ahí han querido ser abusivos con algunos compañeros y he sido el primero en responder. Me han visto como me desempeñaba, así que empezó la leyenda. También cuando los juveniles me pedían que les enseñe algunas “llaves”, después se agrandó más la leyenda. Una vez le faltaron el respeto a un jugador, eran varios, liberé bien la situación, eran cuatro o cinco, pero después cada año contaban que eran uno más, ya me reía.
-¿Cuántas veces tuviste que irte a los golpes en el fútbol?
Yo tenía respeto por todos, ahora ya no hay. No puedo decir los nombres, pues son mayores, con familia. Pero hubo uno que era grande, fuerte y la gente lo respetaba, en Sport Boys. En un partido trató de agarrarme como juvenil, recuerdo. Vino en una jugada con ganas de atarantar, así que le dije que respete a los profesores y compañeros. En la azotea hay espacio, ahí podrás correr, le dije. Ficha movida, ficha jugada. Después se venía haciendo más chiquito cuando íbamos a la azotea. Me dijo que no quería discutir conmigo, que era buen jugador, y se mandó con tres hurras por el Sport Boys, la gente se mató de risa. Yo me gané el respeto en el Boys, no puedo decir el nombre, después lo voy a dejar como ‘flojo’.
-¿Qué técnicos marcaron tu carrera futbolística?
De todos he ganado algo. Comencé con Miguel Ángel Arrué, quien me hizo debutar con un mes en la profesional, de titular. Me enseñó códigos en el fútbol. Después, Claudio Adao, también en Boys. Recuerdo que trajo a un central extranjero, pero con mi juego terminé haciendo que se regrese a su país. “Chalaca” Gonzales, campañón, en 1998. Me dio confianza para jugar. Jorge Sampaoli, me hacía ver bastante videos, el automatismo, en 2003. El mismo Gerardo Pelusso, en Alianza Lima. Hay uno que no te puedo decir su nombre, que sí fue un mamarracho (risas).
-¿Pasó por tu cabeza ser entrenador o seguir ligado al fútbol?
Ahora estoy abocado a las estructuras deportivas en las municipalidades. Por mi carácter, estar en un equipo, es decirles los motivos de un empate, derrota o si ganaste solo uno a cero, cosas absurdas, encima hay varios presidentes de clubes que no saben nada. Piensan que el club es su chacra, eso no va conmigo. He sido imagen de la Municipalidad de Santa Anita, El Agustino, San Borja, Lima, Ate, ahora estoy trabajando en la estructura deportiva de Petroperú. Por la pandemia, con funcional, hay restricciones, pero vamos bien.
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