Desde hace algunos años ya están emergiendo otras formas laborales mediante las plataformas digitales. Estas herramientas que permiten coordinar la oferta y demanda de personal está entrando a intermediar el mercado laboral, aunque aún a paso lento.
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De hecho, en América Latina este fenómeno laboral todavía no llega con la fuerza en la que se vive en otras regiones, como Europa o Estados Unidos. En España, el 17% de las personas en edad de trabajar realiza actividades mediante plataformas digitales por lo menos una vez a la semana, según un estudio de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido) en el 2018; y con ello lideran el volumen de este tipo de empleos en la Unión Europea.
Si bien se suele asociar estos empleos con los repartidores de delivery y taxistas por aplicativo a nivel local, estos son apenas “la cara más visible” de los trabajos de la economía digital y los más precarios, señala Albert Cañigueral, connector Ouishare para España y América Latina.
“Lo más visible en nuestras calles es Rappi, Glovo, Uber, Cabify, pero hay mucha más gente trabajando desde sus casas también, rellenando encuestas, programando sistemas informáticos, haciendo traducciones o diseños. Esa es toda una economía invisible de la que todavía hay muy poca información”, explica a El Comercio.
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Entonces, ¿de qué otros tipos de trabajos estamos hablando? Cañigueral indica que existen plataformas en las que la demanda incluso puede ser de profesionales con altos estudios de especializados.
“En el ámbito de talentos más avanzados, Workana conecta a programadores, a los que hacen doblaje de voz, o dan servicios financieros. También está Bhive, que es una plataforma que permite acceder a talentos avanzados, como gente educada en las mejores escuelas de Estados Unidos o que ha trabajado en grandes empresas o consultoras; y ahora se puede tener acceso a este talento por unas horas o días o semanas, según los necesite el proyecto”, comenta.
Luego, añade, también existen apps que intermedian las tareas domésticas. Zolvers, en Argentina, está ayudando a articular la demanda de limpieza de hogar como el cuidado de personas y niños. Asimismo, existen los microtrabajadores, personas que trabajan en plataformas como Amazon Mechanical Turk, en la que se hace entrenamiento de sistemas de Inteligencia Artificial para validar procesos automatizados. “Ellos cubren el hueco entre la tecnología y lo que los humanos pueden hacer”, indica.
EL RETO
Uno de los problemas de fondo de este tipo plataformas digitales, que aún no encuentra solución ni en las ciudades donde más se usan, es que estos trabajos no están acompañados a una serie de beneficios a los que sí acceden los trabajadores tradicionales en planilla.
“Los trabajadores que no están en ese esquema tradicional muchas veces no consiguen cotizar suficientes horas para acceder a los esquemas públicos [en España]; o simplemente, en el trabajo independiente o freelance no está previsto que tenga esa protección”, comenta Cañigueral, quien participará en el “Primer encuentro de innovación sobre el futuro del trabajo” organizado por Emprende UP.
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Y eso pasa primero por determinar si existen una “relación laboral” en la intermediación de las plataformas digitales. El experto considera que no a todos les interesa trabajar para un solo empleador o en una jornada definida, por lo que la solución no necesariamente estará en que exista este vínculo entre empresa y persona.
En el Perú, como se recuerda, el Ministerio de Trabajo creó un grupo para evaluar las condiciones laborales de repartidores y conductores que laboran por medio de las plataformas digitales. El informe final de esta mesa de trabajo tenía como fecha de entrega el 27 de marzo; sin embargo, este ha quedado en suspenso ante la pandemia de COVID-19.
Cañigueral considera que esta coyuntura es “la oportunidad mediática” para darle una solución a esta transformación en el mercado laboral.
En un contexto en que la informalidad en la región alcanza a un 54% de los empleos —según la OIT y Cepal—, y se prevé un deterioro en la calidad del trabajo ante el impacto del COVID-19 en el mercado laboral, estos trabajos por plataformas digitales cobrarían mayor peso, señala Cañigueral.
“Las plataformas, tienen la oportunidad de formalizar y poder controlar más este tipo de relaciones laborales [en la informalidad], con los riesgos que significa a nivel de control que puede ejercer un jefe robótico o digital; y la oportunidad de poder garantizar el cumplimiento de normativa laboral, como el cumplimiento de horas laborales máximo, horas extra, horas de descanso, eso se puede controlar desde las apps. Y desde los gobiernos, se pueden trazar los pagos digitales y facilita mucho la fiscalización de estas actividades”, indica.
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