Juanita es profesora de un colegio rural del norte del país. Con la pandemia, las clases presenciales se suspendieron. En el poblado en el que dicta clases (Succhuran) no hay acceso a internet y menos las famosas tablets. Para continuar con el dictado ha debido ingeniárselas. Ahora lo hace por teléfono, aunque no todos los padres de sus alumnos cuentan con servicio. Se levanta temprano para hablar con sus alumnos, ya que los padres deben llevarlos a una zona con buena señal antes de ir a trabajar. Vuelve a conectarse con ellos cuando los padres pueden volver a llevarlos al cerro en búsqueda de señal. Se las ha ingeniado para mandarles periódicamente tareas impresas a los alumnos que un padre de familia recoge en un pueblo cercano y las reparte luego entre ellos. Este mismo padre les manda luego fotos de las tareas hechas por los alumnos. Más de una vez ha debido recargar los teléfonos de sus alumnos para mantenerlos conectados. Sus hermanas también profesoras rurales (Lucy y Elsa) hacen lo mismo.
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El Perú esta lleno de funcionarios públicos como Juanita, Lucy y Elsa que hacen esfuerzos por hacer bien las cosas. Van más allá de sus responsabilidades. Lo hacen sin esperar una recompensa o un aplauso. Los hemos visto en el contexto de la pandemia peleando con dificultades e ingeniándoselas para superar algo para lo que no estábamos preparados.
El Premio a las Buenas Prácticas en la Gestión Pública organizado por la ONG Ciudadanos al Día busca dar visibilidad y reconocer estos esfuerzos. Es impresionante ver la larga lista de postulaciones que ha tenido este año el concurso. Son 200 iniciativas que ya han sido calificadas como buenas prácticas. Ni la pandemia ni la crisis política que hemos vivido en los últimos tiempos parecen haber afectado las ganas de hacer bien las cosas de muchos funcionarios públicos.
Este año destacan muchas iniciativas vinculadas con la pandemia y a los esfuerzos por enfrentarla (“Mapa de calor”, “Villa Panamericana: Un Baluarte contra la Pandemia”, “Respirador artificial SAMAY”, “Plataforma unificada disponibilidad de camas UCI y hospitalización”). Pero también las iniciativas que han buscado mantener la prestación de servicios púbicos en el contexto del aislamiento social que nos ha tocado vivir (“Aprendo en Casa”, “Plataforma de visitas virtuales a los museos públicos”, “Mercados Itinerantes”, “Dona Móvil: Dona Sangre Dona Vida”, “Comprometidos: solicita y recibe tu pensión sin salir de casa”).
Al lado de estas iniciativas también destacan las que buscan facilitar el acceso a la información de los ciudadanos (“Comparatel.pe Descubre el plan que más te conviene. Compara y elige”) o las que promueven el desarrollo económico (“Producción de fresas ecológicas andinas. Comunidad de Coya Calca”).
Son muchas las iniciativas. Difícil referirse a cada una en esta breve nota. Todas merecen un reconocimiento. Son 200 buenas razones para ser optimista respecto de nuestro futuro.