El compromiso del presidente Francisco Sagasti para expandir el acceso a internet en el país durante su corto mandato nos llena de esperanza por tratarse de un factor clave para potenciar sectores muy golpeados por la pandemia de la COVID-19, como la educación y la salud. El éxito de esta iniciativa dependerá de una visión a largo plazo y el establecimiento de buenas relaciones con todos los implicados.
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Plan con visión global
El sector educación se encuentra en un estado crítico, pero el aumento de la accesibilidad a internet para estudiantes y docentes le permitiría recuperarse y reducir la brecha digital. Sin embargo, en el país solo el 6 % de los niños en zonas rurales tiene acceso a internet. Esta situación dificulta el avance de la educación a distancia.
Está probado que invertir en banda ancha para aumentar la cobertura de internet mejora la educación en un país, además de incrementar el producto bruto interno (PBI). Para ello, es necesario trabajar por el lado de la oferta y la demanda. Podemos facilitar que más niños accedan a internet, pero quizás en sus casas no tengan computadoras, celulares ni otros dispositivos para conectarse.
Si no se piensa en un plan con visión integral, el proyecto no pasará a ser más que una buena intención, pero sin resultados sostenibles. Por eso, es importante desarrollar una infraestructura que también beneficie a empresas de diversos rubros, universidades e institutos, Gobiernos regionales y otras entidades públicas y privadas.
Firmas como Facebook; SpaceX, al frente de la cual está Elon Musk; OneWeb, Google con su proyecto Loon LLC, entre otras firmas, ya vienen desarrollando proyectos similares en otras partes del mundo y pueden ser incorporadas en este plan nacional. Además, es necesario contar con los operadores móviles que ya operan en el Perú como Telefónica, Entel, Claro e incluso las firmas que ofrecen internet satelital. En pocas palabras, debe generarse un amplio ecosistema que tenga el liderazgo del presidente y del Gobierno central.
Bases sólidas
La digitalización y la alfabetización digital son factores determinantes para impulsar el progreso económico y social de un país. En ese sentido, la iniciativa que emprenda el presidente Sagasti puede tener un rol decisivo para disminuir la brecha digital y aumentar la inclusión. Asimismo, puede potenciar otras medidas que se tomen para la lucha contra la COVID-19, como los servicios de telemedicina.
Para que el programa tenga éxito, a diferencia de otras iniciativas que se hicieron en otros gobiernos como el Plan Huascarán o la Red Dorsal de Fibra Óptica, se debe pensar de forma integral y buscar la participación por igual de todos los actores involucrados: empresas privadas, universidades e institutos, Gobiernos regionales, docentes, estudiantes, entre otros. Al mismo tiempo, los líderes a cargo deben plantear este proyecto con una visión a largo plazo, como se gestionó la economía peruana desde hace años para hacerla sostenible.
Es verdad que no resulta factible completar el programa en solo ocho meses de mandato, pero es tiempo suficiente para diseñar unas bases sólidas sobre las cuales pueda trabajar el próximo Gobierno. Si se maneja de acuerdo a las recomendaciones ya planteadas, potenciará el desarrollo de múltiples sectores productivos durante y después de la pandemia.
Finalmente, es fundamental considerar que no solo debe pensarse en infraestructura tecnológica, sino en habilidades digitales. Todos los peruanos debemos estar capacitados para manejar las nuevas tecnologías y servicios digitales que se ofrecen, pues son fundamentales para el mercado laboral. Por ello es importante que se trabaje en el fomento de conocimientos y aptitudes ligadas a la programación, al manejo de equipos, etc.
Los retos que se presentan son muy grandes, pero como bien lo dijo el nuevo presidente, es fundamental que el país impulse la ciencia y la tecnología para que pueda acelerarse el desarrollo.