AUGUSTO TOWNSEND K
Se trata de una de las cinco principales compañías del sector construcción en el Perú, pero una que ha mantenido históricamente un perfil bajo. Estando próxima a cumplir su primera mitad de siglo, ICCGSA tiene, ahora sí, muchas cosas que contar. Su gerente nos reveló en exclusiva sus planes.
¿Qué los motiva a hablar ahora sobre la empresa? Estamos creciendo de una manera importante. Hemos expandido seis veces nuestras ventas en los últimos 4 años y eso nos lleva a otra fase como empresa. Ahora requerimos un nivel de exposición más alto, entre otras temas, porque estamos entrando al negocio inmobiliario y necesitamos que nos conozcan más nuestros potenciales clientes y los servicios que les podamos brindar.
La compañía tiene 48 años. ¿Usted representa a la segunda generación? Así es. Mi padre fue el socio fundador, ya se dio el traspaso a la segunda generación y estamos muy optimistas sobre el futuro del Perú en general y del sector en particular.
¿Cuáles han sido los principales hitos en la historia de la compañía? La empresa se creó en 1965 y apuntó originalmente al sector infraestructura. Durante el gobierno militar de Juan Velasco, el Estado se convirtió en el principal cliente de este rubro, con empresas como Minero-Perú, Hierro-Perú, Petro-Perú, y otras compañías. Así pasamos los sesenta y setenta. Luego en los ochenta afrontamos la crisis y las cosas empezaron a mejorar en los noventa. Comenzaron a llegar los clientes privados, que antes eran muy pocos. La inversión en el sector minero fue un punto de quiebre.
¿Cómo así ingresaron al negocio minero? En la década del 2000 nos contrataron para desarrollar el mineroducto de Antamina, que llevaría la producción desde la mina hasta el puerto de Huarmey. En esa época fue el segundo o tercer mineroducto más largo del mundo. Fuimos de la mano con una empresa francesa, líder en el rubro, y de allí en adelante empezamos a trabajar mucho con el sector minero. Además de esta empresa francesa, nos asociamos con una chilena para temas electromecánicos.
¿Qué pasó después? Los niveles de crecimiento del sector eran erráticos –como era la economía en nuestros primeros años– y muchas empresas no supieron mantenerse. Nosotros, en cambio, tuvimos éxito, debido a que pudimos mirar las cosas con atención y determinar que no era conveniente endeudarse en determinadas circunstancias. Las compañías que apostaron a crecer con demasiado endeudamiento lamentablemente no pudieron continuar. Nosotros optamos por no hacerlo y ahora estamos muy bien posicionados para enfrentar el gran reto de cerrar la brecha de infraestructura que afecta al país. Ahora nadie duda de la necesidad de enfrentar este desafío y, por tanto, tenemos bastante campo para seguir creciendo en esa área.
¿Y cómo hicieron para sextuplicar sus ventas en cuatro años? Las posibilidades en el sector construcción estaban dadas. Nosotros estábamos enfocados en infraestructura y vimos la oportunidad de diversificarnos en construcción y otros sectores. Antes, lo que más hacíamos eran obras de infraestructura vial y de movimiento de tierras. Ahí crecimos de una manera importante, por ejemplo al participar en los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica, asociados con otras empresas líderes del sector. También decidimos incursionar en el negocio inmobiliario con nuestra marca Valora, y nos hemos venido expandiendo en esas áreas.
¿Cuán importante esperan que sea el rubro inmobiliario en su facturación total? Quizá un 15% o 20%, si crecemos en este negocio como tenemos esperado. En cuanto a la facturación total, prevemos duplicarla en los siguientes dos o tres años.
¿A cuánto ascendería en ese entonces? A US$500 millones.
¿En qué otros rubros piensan diversificarse? Hemos entrado a otros negocios vinculados con la construcción como grúas e izajes, con equipos de la más alta tecnología en el Perú. También lo hemos hecho con un socio y estamos prestando servicios a sectores como el minero y el energético. Si entramos a un nuevo negocio, procuramos siempre hacerlo con un socio experto, para evitar una curva de aprendizaje que implique perder muchos recursos.
¿Y están viendo algo fuera de los sectores construcción e inmobiliario? Sí. Hemos entrado también al negocio forestal, al agrícola y agroindustrial. Tenemos 1.000 hectáreas en Olmos y otras 100 en Sullana. También buscamos sociedades en estos rubros.
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