El Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank estimó que para el mes de diciembre pasado podría haber sido el último mes de evolución negativa dentro del actual período de recesión que atraviesa la economía peruana y que para el primer trimestre del 2024 habría un rebote de la actividad económica de alrededor de 1,5%.
En su Reporte Semanal indicó que ello se debería a la baja base de comparación y al mayor ritmo de ejecución de la inversión pública de los gobiernos regionales y locales.
Esta evolución sería diferenciada a lo largo del trimestre, pues en enero se registraría un crecimiento inferior al promedio del primer trimestre del 2024, pues todavía se observaría el impacto negativo del sector Pesca sobre el PBI.
“Sin embargo, el rebote de sectores vinculados a la demanda interna como Construcción -el consumo interno de cemento creció 6% en enero luego de 15 meses consecutivos de caída- y el dinamismo que mantiene la producción minera, habría permitido que el PBI de enero haya cerrado positivo”, indicó.
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En febrero se registraría la tasa de expansión más alta del 1T24. En este mes ya no se registraría el impacto negativo del sector Pesca, la temporada de anchoveta concluyó en enero, indica el Scotiabank.
Además, al ser un año bisiesto, habrá un día más de producción respecto a lo registrado en el mismo mes del 2023.
“Mantenemos nuestra proyección de crecimiento de 2,7% del PBI para el 2024. Lo anterior se sustenta en el rebote que experimentaría la actividad económica luego que en el 2023 se viera afectada por choques como conflictos sociales y el Fenómeno El Niño que le restaron cerca de 2 p.p. al crecimiento. En ese sentido, asumimos que no se repitan los bloqueos de carreteras y las marchas, y que el Fenómeno El Niño tenga una intensidad débil -menor a la prevista-, lo que permitiría a los sectores Pesca y Agropecuario liderar la recuperación de la economía a partir del 2T24″, apunta la entidad financiera.
Por el lado de los sectores no primarios, la desaceleración de la inflación y la paulatina recuperación del empleo beneficiaría el consumo privado, impulsando sectores como Comercio y Servicios.
Además, el rebote de la inversión pública de los gobiernos subnacionales, junto con la recuperación gradual de la inversión privada, sería positivo para Construcción y Manufactura.
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