Para entender la importancia del Día de la Mujer y Niña en la Ciencia, se puede empezar por hablar de la penicilina. El antibiótico que salvó y salva la vida de millones de personas alrededor del mundo fue descubierto en 1928 por Alexander Fleming tras un experimento casual. Hasta hoy, el mundo le agradece sinceramente y con justicia a Fleming por la penicilina, pero olvida darle las mismas gracias a Mary Hunt, la verdadera responsable de que este medicamento haya podido producirse masivamente.
En junio de 1943, la investigadora Mary Hunt encontró en un mercado de Illinois un melón cubierto de un moho amarillento y lo llevó al laboratorio. Este moho resultó ser una cepa altamente productiva de Penicillium chrysogenum: con ella, se llegó a producir 200 veces más penicilina que con la cepa que Fleming había descubierto. Mary Hunt fue llamada desde entonces “Moldy Mary” (Mary, la mohosa) y, aunque fue este el motivo por el que sobrevivieron las tropas que participaron en el desembarco de Normandía, de su descubridora no quedó ni el apodo para el recuerdo. Por otro lado, tras conocer esta historia, surge la pregunta: ¿en serio nadie llamó a Fleming “Moldy Alex”?
Reconstruir la historia
La Dra. Noemi Waksman Minsky, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, destaca, en el artículo “El papel de la mujer en la ciencia”, que una parte importante de los primeros esfuerzos por reconsiderar el rol de las mujeres en la ciencia y la tecnología lo constituye la reescritura de la historia para recuperar del olvido a mujeres que, pese a haber hecho contribuciones destacables en el ámbito científico-tecnológico, han sido silenciadas por la historia tradicional.
“Distintos tipos de sesgos o concepciones estrechas de la historia de la ciencia reconstruyen la disciplina sobre los nombres de grandes personajes y teorías o prácticas exitosas, y dejan de lado otras actividades y contribuciones consideradas colaterales al desarrollo de la ciencia”, explica.
Un ejemplo de lo dicho por Waksman lo encontramos en la historia de Caroline Herschel (1750 - 1848), astrónoma y hermana del también astrónomo William Herschel. Mientras este es recordado como el descubridor del planeta Urano, a Caroline se la recuerda como la astrónoma “que trabajaba con su hermano”, obviando que descubrió nuevas nebulosas y cúmulos de estrellas, que fue la primera mujer en descubrir un cometa, la primera mujer cuyo trabajo fue publicado por la Royal Society y la primera mujer británica en obtener un salario por realizar trabajo científico.
En el texto “La difícil identidad de las científicas”, la investigadora de la Universidad de Vigo (España) María Álvarez Lires especifica que los estudios feministas se han ocupado de tres puntos en las relaciones ciencia–género. El primero es poner de manifiesto la ausencia/invisibilidad de mujeres en la historia de la ciencia y sus causas; el segundo, el examen de los sesgos androcéntricos de la investigación científica; y el tercero es el cuestionamiento de la supuesta neutralidad de los propios criterios que definen aquello que se considera científico.
Sobre los sesgos androcéntricos en la investigación científica, habla muy bien la comunicadora y divulgadora científica argentina Agostina Mileo en su libro Que la ciencia te acompañe… a luchar por tus derechos. “Cuando una persona hace el ejercicio de pensar un científico o economista, lo primero que viene a su cabeza es un varón”, dice. Y añade: “El conocimiento científico es una herramienta para transformar el mundo. Sin embargo, a las mujeres nos fue vedado por siglos. Muchas tuvieron que pelear para tener la posibilidad de ir a la universidad, de dar clases o de firmar como autoras en un libro. La vida relegada al hogar, al cuidado de los chicos y a las tareas domésticas no solo nos dejó fuera de los lugares donde se produce el saber, sino que, además, nos aisló de lo público. Ocupar las aulas, los laboratorios, definir las líneas de investigación, las metodologías, el cómo y el cuánto para nosotras son cosas relativamente nuevas. Luchamos día a día contra estructuras que nos ponen limitaciones para desarrollarnos, desde la penalización que significa la maternidad en términos académicos y salariales, al machismo y cientos de años de pensamiento androcéntrico instalados en el corazón de todo lo que consumimos”. En nuestro país este libro, editado por Penguin Random House, puede conseguirse como e-book o a través de plataformas de e-commerce.
El amor, las mujeres y la ciencia
En agosto de 2020, diversos medios del mundo reportaban que tres científicas estaban tras el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19: la británica Sarah Gilbert, la estadounidense Kizzmekia Colbert y la china Chen Wei. Meses antes, Maria Rosaria Capobianchi, Concetta Castilletti y Francesca Colavita consiguieron aislar el coronavirus causante de esta pandemia.
Como señala la Dra. María Teresa Tejedor Junco, profesora titular de Microbiología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en un artículo publicado en el portal “The Conversation”, “algunos periodistas se refirieron a ellas usando solo su nombre, sin apellido. Además, las denominaban “ángeles de la investigación”. Es poco probable que un grupo de científicos varones recibiera un trato parecido”.
Desde 2015, cada 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El Concytec ha preparado una serie de eventos que durarán todo el mes de febrero. Myra E. Flores, especialista del Programa de Popularización de la Ciencia del Concytec, explica que este año se ha convocado a científicas de 11 regiones de nuestro país. “La idea es hacer visible el trabajo de las científicas peruanas y que estas puedan convertirse también en referentes para las niñas de todo el Perú”, dice. “Es difícil encontrar mujeres que trabajen en ciencia en regiones. Para cambiar esta situación, se requiere mayor presupuesto, mayores oportunidades, pero también mayor visibilización del trabajo que las científicas vienen realizando. Así las niñas tienen modelos a seguir y cuando les toque el momento de elegir una carrera profesional la opción de ciencia y tecnología no será algo ajeno o algo raro”, señala Myra, quien invita al público a participar desde la página https://11defebreroperu.org/.
Es este panorama el que hace necesarias la participación y visibilización del trabajo de las mujeres en la ciencia. La Dra. Fabiola León-Velarde, expresidenta del Concytec, celebra el trabajo destacado de las científicas —peruanas y extranjeras—, teniendo en cuenta que, en las condiciones de pandemia, las mujeres han —hemos— visto aumentar la carga laboral a causa del confinamiento, lo que ha hecho que las publicaciones y proyectos presentados por mujeres disminuyan.
Fabiola León Velarde explica que sí hay científicas que están trabajando intensamente en diferentes ámbitos que están relacionados a esta pandemia, como Dionicia Gamboa, Mónica Pajuelo, Camille Web o Theresa Ochoa, pero que eso no quita que el número de científicas produciendo conocimiento haya disminuído. La pandemia no ha hecho sino agudizar el problema: según cifras del Concytec, hasta enero de 2021, solo el 31 % de los científicos calificados en el Registro de Investigadores Renacyt son mujeres: 1835 de un total de 5915. El año pasado, la convocatoria de Concytec para financiar proyectos en el marco de la pandemia recibió más de mil propuestas. De los 50 proyectos ganadores solo 18 eran liderados por mujeres.
“Cuando dejé Concytec se estaba terminando de reordenar el sistema de ciencia y tecnología en el Perú, y sé que ahora mismo se está trabajando en eso, en hacerlo menos redundante y más competitivo. Una vez organizado el sistema, lo siguiente es ponerle más recursos y aplicar un enfoque de género. La política institucional de Concytec ha sido estructurada con enfoque de género, abordando, entre otras cosas, temas tan sencillos como reforzar la investigación en áreas donde sabemos que la mujer tiene un particular problema. Por ejemplo: sabemos que los casos de artritis en la mujer son mayores que en el hombre, o que el efecto adverso de las drogas afecta dos veces más a la mujer, y no se está estudiando adecuadamente”, añade la Dra. León Velarde.
Myra E. Flores, representante del Concytec, señala que, en nuestro país, las científicas se encuentran, sobre todo, en las áreas de ciencias de la salud y biología. “Es más difícil hallarlas en física o en las ingenierías, donde hay muchas mujeres trabajando, pero pocas investigando”, explica. En ese sentido, el presente es el mejor momento que tenemos para cambiar esta historia.
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