Uno de los destinos que nunca ha faltado en las giras proselitistas de Keiko Fujimori es Piura, región que ha visitado por lo menos una vez por mes desde el arranque de esta -su tercera- campaña presidencial. En los comicios del pasado 11 de abril, este departamento norteño le dio más de 170 mil votos válidos, solidificando así el pase de Fujimori a la segunda vuelta contra Pedro Castillo, de Perú Libre.
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La última semana, la postulante naranja reservó el jueves 6 y el viernes 7 de mayo para actividades en su bastión más importante fuera de Lima. El miércoles 5 había estado dedicado a Tumbes. Caravanas, activaciones, caminatas y encuentros que, ya al último tramo, la dejaron en afonía. Había repetido sus principales promesas en plazas y estrados, rodeada de cientos de simpatizantes que olvidaron el distanciamiento social.
Sus visitas en esta zona tienen un énfasis especial en la gestión de su padre, el expresidente Alberto Fujimori. Algo que no ocurre en lugares menos entusiastas con su postulación. De hecho, los propios vecinos lo resaltan, con gritos sobre ‘el Chino’ y algunas imágenes de su rostro de los 90. El júbilo evidencia un capital electoral sostenido, que Fujimori Higuchi no desaprovecha.
“Ustedes saben que mi papá vino acá”, dijo en una parada en el caserío Buenos Aires, en Morropón. “Tenemos que hacer realidad el cuarto componente del proyecto Alto Piura [...] Pero, además, vamos -como hizo mi padre- ¡a volver a traer los tractores!”, exclamó por megáfono a su audiencia, que no dejaba de pedirle fotos.
El sólido fujimorismo en Piura tiene correlato en los resultados de los últimos comicios: de las ocho provincias del departamento, Fujimori lideró el voto en seis (Morropón, Paita, Piura, Sechura, Sullana y Talara). Su contrincante del lápiz le ganó solo en Huancabamba y Ayabaca, provincias que se sitúan en la sierra de Piura. Castillo alcanzó poco más de 71 mil votos en toda la región. Vale decir que, en algunas vías, simpatizantes de Perú Libre rechazaban el paso de Fujimori.
Aunque la candidata sigue siendo popular en Tumbes y Piura, es cierto que ese apoyo se ha limitado en comparación a la primera vuelta del proceso anterior. Si en el 2016 Tumbes le dio 70.029 votos, este 2021 el respaldo se redujo a 36.403. Piura, por su parte, le había otorgado 456.685 votos, mientras que en la nueva primera vuelta le dio 173.933.
Desde el punto de vista estratégico, Fujimori sabe que necesita reconquistar terreno. Es por ello que, en cada presentación, pedía a todos los vecinos que compartan a otros los videos que estaban grabando mientras la escuchaban hablar.
Cerca de las 10 de la mañana del último viernes, cientos de vecinos de La Tortuga, en Paita, esperaron a la candidata naranja fuera de sus casas y a la entrada de la caleta. Cargaban banderolas con la ‘K’, que la comitiva de Fuerza Popular les había repartido con suficiente previsión.
El recibimiento en La Tortuga fue el más grande de la jornada piurana. La excongresista Karla Schaefer fue pieza activa en el evento, con el reparto de polos y la invitación a más vecinos a unirse al pasacalle. Al igual que en las otras jornadas, niños de todas las edades se sumaron a la caminata.
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“Yo sé, cuando entrábamos, que estas muestras de cariño, de confianza y de gratitud, se deben al recuerdo que sienten de mi padre, por las obras que él hizo”, agradeció Keiko Fujimori en nombre de Alberto, luego de apostarse en la plaza de La Tortuga. Al cierre de su presentación -en la que prometió una pista, a demanda verbal de los vecinos- recibió una Biblia de regalo. “Con esto va a ser fortalecida”, le dijo la vecina al entregarle el obsequio. Quienes encabezaban el evento llamaban a Fujimori Higuchi ‘futura presidenta’.
El exmandatario Alberto Fujimori goza de una popularidad en Piura que no se ha caído con nada: ni con su declive político en el 2000 ni con las acusaciones de corrupción ni con la sentencia que hoy purga por homicidio calificado, secuestro agravado y lesiones graves. En la mayor parte de la región se mantiene el recuerdo del Fujimori que los visitó en el momento más difícil, con el desastre dejado por el fenómeno de El Niño de 1998. También del Fujimori que hacía realidad las demandas por más obras y colegios.
“El ‘Chino’ construyó tres mil colegios; y, entonces, en el gobierno de la ‘China’, haremos tres mil colegios más a nivel nacional, queridos hermanos”, dijo la mayor de los Fujimori en el balneario de Yacila, también en el distrito de Paita, ese viernes.
Además de las nuevas escuelas, la postulante siguió ofreciendo, en cada visita, acceso al agua potable, conexiones de alcantarillado, construcción de plantas de oxígeno, incentivos para la actividad agrícola, apoyo a la pesca artesanal, canastas tecnológicas para todos los niños, duplicación bimensual de Pensión 65, y reforzamiento de programas sociales y ollas comunes. Además, hubo planteamientos que surgieron fuera del plan de gobierno, como la reactivación del Ministerio de Pesquería.
Tumbes es la otra región de la costa norte en donde la candidata de Fuerza Popular lideró la elección del 11 de abril. De hecho, ganó en todas las provincias y distritos tumbesinos, salvo por Matapalo, en Zarumilla, que se inclinó por Perú Libre con unos 300 votos de diferencia.
La región fronteriza con Ecuador es un punto fuerte del fujimorismo por una razón histórica: el acuerdo de paz que ese país y el Perú suscribieron en 1998, bajo la gestión de Alberto Fujimori. “Con el apoyo de todos ustedes, consolidaremos la paz con el hermano país del Ecuador, que firmó mi padre”, mencionó Keiko Fujimori en un mitin en el distrito de Papayal, Zarumilla, donde algunos vecinos mostraban banderas ecuatorianas.
El itinerario ajustado de estos tres días por el norte fue de poco aire para la prensa. Sin embargo, Fujimori no esquivó las preguntas; ni siquiera las que hicimos cuando ya se había despedido. En un momento, El Comercio le consultó si hará campaña en el sur en las próximas semanas, tomando en cuenta que su contrincante, Pedro Castillo, le lleva la ventaja en el mapa electoral.
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“He entrado a Chota, que es la provincia donde nació el señor Pedro Castillo. Yo quiero ser presidenta de todos los peruanos y vamos a tratar de llegar a todas las regiones”, nos respondió al bajar las escaleras del puente de Puerto Pizarro, en Tumbes. Luego, en Piura, nos diría que aún no tiene agenda definida para esas visitas.
En su paso por Tumbes, había utilizado la camioneta de Yojany Rujel Sullón y de su esposo, el excongresista fujimorista Juan Carlo Yuyes. Rujel Sullón era jefa zonal de Migraciones en esa región cuando se produjo la fuga del ex juez supremo César Hinostroza. En la parada en Morropón, Piura, pudimos consultarle sobre la relación con Rujel y el préstamo del vehículo.
“Yo no conozco. No he conversado con ella. Ustedes me han visto que, en cada gira, en cada región, yo me subo a los carros que la campaña regional me proporciona y eso ha sido. No tengo ninguna relación con la señora. En todo caso, le agradezco al excongresista Yuyes su voluntad de querer ayudar a esta campaña”, dijo a este Diario.
Al día siguiente, en RPP, dijo que el auto le pertenece a Yuyes -aunque ambos figuran como propietarios en registros públicos- y que “para evitar este tipo de comentarios, vamos a utilizar camionetas alquiladas”; cosa que hizo en Piura.
En los momentos cedidos a la prensa, Keiko Fujimori siguió encendiendo la confrontación con Pedro Castillo, quien la ha retado a un debate en la puerta del penal Anexo Mujeres de Chorrillos, donde ella estuvo recluida preventivamente por presunto lavado de activos; un cargo por el que la fiscalía ya ha formalizado acusación.
“Rechazo todas sus expresiones de odio, de burla, de sarcasmo y de discriminación, eso es muy lamentable. Obviamente dentro del penal no puede ser, pero sí, por supuesto que acepto el reto de debatir en la puerta del penal. Allí lo voy esperar. Que ponga él la fecha y la hora”, dijo Fujimori ante los periodistas en el parque principal del distrito El Arenal, en Paita; su último punto de visita antes de embarcar de regreso a Lima.
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