Tener una mascota es una experiencia enriquecedora que puede traer consigo mucha alegría, compañía y amor a nuestras vidas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, al igual que los humanos, cada animal tiene su propio temperamento y personalidad, por lo que presentan rasgos distintivos que los hacen únicos y especiales. Por esta razón, es esencial comprender estos aspectos característicos de nuestros amigos cuadrúpedos, ya que nos permite mejorar significativamente la relación que mantenemos con ellos, facilitando así la comunicación y la convivencia, además de que nos ayuda a satisfacer adecuadamente sus necesidades y a garantizar su bienestar integral a lo largo de toda su vida.
“Es fundamental conocer la personalidad y el temperamento de nuestra mascota, pues así podemos proporcionarle una vida más tranquila y llena de bienestar. Al entenderla en su totalidad, podemos crear el ambiente más adecuado, además de brindarle un cuidado personalizado, pues las necesidades básicas de alimentación, ejercicio y atención pueden variar según el temperamento de cada animal. Si tomamos en cuenta las predisposiciones temperamentales de nuestros engreídos, también vamos a prevenir muchos problemas de comportamiento, así como mejorar el manejo del estrés y su salud mental en general y gestionar de forma más oportuna sus interacciones sociales, evitando situaciones potencialmente conflictivas. Debemos comprender que una vez que se acepta la responsabilidad de hacerse cargo de otro ser vivo, debemos estar comprometidos en velar por su bienestar en todos los aspectos, ya sea físico, emocional y espiritual”, refirió Consuelo Rojas Melgar, médico veterinaria de Aristocat a Hogar y Familia.
¿Cuáles son las señales que nos indican el temperamento y personalidad de una mascota?
Los animales, así como los humanos, tienen diversas reacciones o rasgos de personalidad que les van a permitir actuar de una manera determinada ante diversas situaciones del entorno. Por este motivo, como precisó Angie Velásquez, terapeuta sintergética en Therapet Perú, existen algunas señales a través de las cuales podemos observar y establecer con mayor certeza cómo es realmente nuestra mascota, incluyendo:
- Nivel de energía: El nivel de energía de una mascota puede indicar su temperamento. Algunas son más activas y enérgicas, mientras que otras son más tranquilas y relajadas.
- Sociabilidad: Los animales tienen formas distintas de socializar con los humanos u con otros de su especie. Algunos disfrutan más de la interacción siendo más extrovertidos o juguetones, mostrando entusiasmo por jugar con juguetes o interactuar con sus dueños de manera lúdica. En cambio, otras mascotas son más tímidas, eligiendo tener momentos más reservados en un entorno- desde su perspectiva- más seguro.
- Nivel de ansiedad: Las mascotas pueden mostrar signos de ansiedad en situaciones nuevas o estresantes. Esto puede manifestarse a través de comportamientos, como temblores, jadeo excesivo, ladridos o maullidos hacia otras personas u otros animales.
- Nivel de independencia: Este hace referencia a la capacidad que tenga la mascota para poder permanecer sola en un ambiente. Este nivel se determina en base a cuánto depende de su dueño o si puede permitirse llegar a disfrutar también de sí misma y su espacio de forma solitaria.
- Nivel de curiosidad: Las mascotas suelen ser muy curiosas; no obstante, algunas tienen mayor facilidad de explorar su entorno y mostrar interés en nuevas experiencias, disfrutando incluso de hacerlas junto a sus humanos, esto gracias a la apertura y nivel de confianza que le permitan sentir. Por otro lado, las menos curiosas pueden ser más reservadas y cautelosas ante lo desconocido; sin embargo, esto podría tomarle más tiempo a este tipo de mascotas para poder asociar una experiencia nueva como algo positivo.
¿Cómo influye la raza en el temperamento de una mascota?
De acuerdo con la doctora Rojas, la raza de una mascota puede influir significativamente en su temperamento debido a la genética y a las características seleccionadas a lo largo de generaciones de crianza; no obstante, como destacó la terapeuta sintergética, esto no se llega a cumplir siempre, pues finalmente dependerá de la personalidad del animal. En otras palabras, existen situaciones donde hay razas que no cumplen las etiquetas propias de su tipo, por ejemplo, no en todos los casos, un perro labrador va a gustarle nadar o ser sociable con los niños.
Sin embargo, hay algunos aspectos que poner tomar en consideración, los cuales están estrechamente vinculados con la raza, tales como:
- Instintos de caza y trabajo: Algunas razas a lo largo de las generaciones, han sido criadas selectivamente para ciertas tareas, como cazar, pastorear o trabajar junto a los humanos. Estos instintos pueden influir en el temperamento de la mascota, haciéndola más activa, enfocada o incluso territorial.
- Niveles de energía: Existen diferentes razas con niveles de energía inherentes. Algunas como los border collies, los huskies siberianos, pitbulls, etc. tienden a ser muy activas y necesitan mucho ejercicio para mantenerse felices y saludables. Otras razas, como los bulldogs o los basset hounds, tienden a ser más tranquilas y menos activas.
- Temperamento social: Algunas razas están genéticamente predispuestas a ser más amigables y sociables, mientras que otras pueden ser más reservadas o incluso distantes. Esto puede influir en cómo la mascota interactúa con las personas y otros animales.
- Nivel de reactividad: Si bien el temperamento de una mascota está influenciado por factores, como la crianza y el entorno, algunas razas pueden tener predisposiciones genéticas hacia ciertos comportamientos reactivos. Por esta razón, es importante destacar que, la agresión no siempre está relacionada con la raza y que el comportamiento de una mascota depende en gran medida de su educación y manejo.
¿Cómo influye el ambiente y la crianza en el desarrollo del temperamento y personalidad?
Desde luego, tanto el ambiente como la crianza son casi el 90% en el desarrollo de una mascota, dado que nuestros pequeños cuadrúpedos dependen íntegramente de nosotros en la formación de su personalidad, razón por la cual, influirá mucho la forma en la que les mostremos el mundo desde nuestra propia perspectiva.
“Es importante realizar un trabajo interno y profundo en nosotros mismos, con la finalidad de liberarnos de esos miedos e inseguridades, abriéndole paso a la confianza y seguridad de que somos totalmente capaces de compartir las enseñanzas necesarias desde un lugar neutro para ellos y así, puedan elegir lo mejor y muestren la esencia de su propio temperamento y personalidad”, explicó Velásquez.
Por su parte, como señaló la médico veterinaria, el temperamento está muy asociado a lo que suelen heredar de sus padres y las características propias de la raza que pueden manifestarse; sin embargo, la personalidad está más relacionada al entorno y la educación que les brindan los tutores, así como los rasgos de personalidad de los propios dueños.
“Es crucial educarlos de acuerdo a las etapas de vida, por lo que podemos considerar tres principales: cuando es cachorro, en la cual ya viene con una carga genética y están descubriendo poco a poco el mundo a través de sus sentidos. Igualmente, en esta fase inicia la formación de jerarquías sociales y la interacción continua con humanos y otros animales, lo que refuerza comportamientos y actitudes aprendidas. Mientras que en la adolescencia, pueden aparecer comportamientos difíciles, como la rebeldía y la territorialidad, por lo que un manejo adecuado y la disciplina positiva son vitales para consolidar un temperamento equilibrado. Una vez llegada la adultez, su personalidad y temperamento deben estar equilibrados, aunque siguen siendo moldeados por las experiencias y el entorno. En concreto, es importante desde una edad temprana criarlos y educarlos con límites para evitar que cuando sean adultos presenten problemas de comportamiento”.
¿Qué papel juega la socialización temprana en el desarrollo del temperamento y personalidad?
En efecto, es sustancial, pues durante los primeros seis meses de edad obtienen información mediante sus principales sentidos, formando así su propia perspectiva frente al entorno exterior. Lamentablemente, cuando una mascota llega muy pequeña a nuestra vida, existe un protocolo médico de vacunas de tres a cuatro meses antes de poder insertarlo en la sociedad, lo cual interfiere en la etapa en la que se vincula y conoce el mundo. Si bien es fundamental respetar este período sin contacto físico con otros animales del exterior para evitar que contraiga alguna enfermedad; sin embargo, es primordial introducirla paulatinamente hacia nuevos lugares y observar cómo va reaccionando y decidiendo ante estas nuevas situaciones, indicó la especialista de Therapet Perú.
“En medida de lo posible, es crucial evitar separar a un cachorro de su madre antes de los tres meses, pues esta etapa es vital en el desarrollo social del animal. Básicamente, durante este tiempo, aprende comportamientos esenciales de su madre y hermanos, por lo que, si este proceso se interrumpe, esto puede producir problemas de comportamiento, como agresividad, miedo, dificultad para socializar, etc.”, aseguró Consuelo Rojas.
¿Qué factores influyen en el cambio de temperamento y personalidad de una mascota a lo largo de su vida?
Según la terapeuta suelen ser importantes influencias:
- La crianza que le brindamos.
- Los límites que establecemos.
- El respeto al momento de corregir.
- Las experiencias de traumas que puedan vivir.
- La empatía y consideración que se tenga con ellos.
- La libertad que les brindemos para que puedan conectar con su instinto.
- El tipo de vínculo que establezcamos.
- La forma de comunicarnos con ellos.
“Sin lugar a duda, las experiencias pasadas pueden influir de manera significativa en el temperamento y personalidad, impactando así en un 70% si es que el animal ha atravesado por vivencias traumáticas de dolor, escasez, pánico o maltrato. No obstante, todos los animales son capaces de rehabilitarse con el apoyo de un profesional, el cual tenga la vocación y amor por estos seres. Aunque este proceso de sanación puede tomar tiempo y mucha dedicación, sí es posible lograrlo”.
¿Cómo podemos conocer el temperamento y personalidad de una mascota?
Conocer la personalidad de una mascota puede ser una experiencia gratificante y puede ayudar a mejorar la relación entre el dueño y el animal. Por ello, Angie Velásquez mencionó algunos de los métodos prácticos que facilitan la compresión del temperamento y personalidad de nuestros fieles compañeros:
- Observación diaria: Consiste en observar cómo se comporta la mascota en diferentes situaciones, como durante los paseos, al recibir visitas o en su rutina diaria. Por consiguiente, es muy importante prestar atención a su nivel de energía, es decir, si es juguetona o más tranquila. Asimismo, es fundamental ver cómo responde a diferentes estímulos, como ruidos fuertes, nuevos olores, otros animales y personas desconocidas.
- Interacción directa: Sin duda, jugar con la mascota puede revelar mucho sobre su personalidad. Algunos animales son más activos y les gusta correr y buscar objetos, mientras que otros prefieren juegos más tranquilos. De igual modo, si intentamos enseñarle nuevos trucos, es indispensable observar su respuesta, ya que esto puede darnos una idea de su capacidad de aprendizaje, paciencia y disposición a cooperar.
Algunas recomendaciones
Por ejemplo, si recién se ha adoptado a una mascota, para poder entender su temperamento y personalidad, es primordial conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades, por lo tanto, es necesario invertir tiempo de calidad, con el fin de comprenderla y no dejarnos llevar exclusivamente por las etiquetas de las razas. Como recalcó Velásquez, no podemos olvidar que cada animal es un individuo único, motivo por el cual, la crianza, la socialización y el ambiente desempeñan un papel crucial en el desarrollo del temperamento y la personalidad de una mascota, independientemente de su raza.
“Para poder comprender el temperamento y personalidad de la mascota, primero debemos de entender quién es el animal, saber qué le gusta o qué le disgusta, dónde se siente bien y dónde no, cómo reacciona su cuerpo en diversas situaciones, si su mirada cambia cuando se siente cómodo o cuando se siente mal, etc. De esta manera, vamos a poder ir tomando medidas de acuerdo a sus necesidades, haciéndole saber que, estamos atentos y dispuestos a ayudarlo cada que lo necesite”.
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