La etapa escolar es un período de gran importancia en la vida de los seres humanos, ya que proporciona las bases para el crecimiento intelectual, social y personal. Desde luego, la educación recibida durante estos años impacta en la capacidad de las personas para enfrentar desafíos y aprovechar las oportunidades a lo largo de la vida.
En definitiva, una de las herramientas que contribuye al éxito educativo son los hábitos de estudio, los cuales no solamente mejoran el rendimiento académico, sino que también les permite a los niños lograr un aprendizaje continuo y significativo. Además, sus beneficios se extienden más allá del aula, pues equipa a los estudiantes con habilidades valiosas que los acompañarán en su camino hacia el desarrollo personal y profesional.
¿Cuál es la importancia de desarrollar hábitos de estudio desde una edad temprana?
Los hábitos son comportamientos repetitivos que ayudan a los estudiantes a tener una mejor orientación y una formación integral. Por lo tanto, cultivar estas prácticas de estudio desde edades tempranas, permite que los pequeños se desenvuelvan de forma cada vez más autónoma, desarrollando así estrategias cognitivas para alcanzar sus objetivos académicos y personales, expresó Karen Pérez Maraví, psicóloga y docente de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental a Hogar y Familia.
“Es fundamental fomentar el desarrollo de este conjunto de métodos y técnicas desde los primeros años escolares, puesto que, el cerebro, especialmente, el de los niños tiene una mayor plasticidad, es decir, cuenta con una gran capacidad para poder cambiar, modificar y moldear los conocimientos. Por esta razón, establecer comportamientos repetitivos y rutinas específicas, fortalecen las conexiones neuronales, logrando así un proceso de aprendizaje más sólido”, destacó Hernan Ocampo, especialista en neuroeducación y director fundador de la Escuela Pedagógica de Lima.
¿Cuáles son los elementos clave para cultivar hábitos de estudio efectivos?
En primer lugar, es importante considerar a la atención y la concentración como elementos esenciales para desarrollar buenos hábitos de estudio. Según el especialista en neuroeducación, cada vez son más las investigaciones científicas que evidencian que, cuando no hay una atención sostenida y focalizada, el aprendizaje se ve obstaculizado.
“Actualmente, los niños están sobreestimulados de información, ya que están estudiando con la televisión o la computadora encendida, el celular al costado o incluso con videojuegos o música. Ante dicho panorama, el cerebro trata de procesar todos estos estímulos y actividades; sin embargo, se produce una atención dividida que repercute significativamente en la efectividad y rendimiento de cada una de estas tareas. Por este motivo, es sustancial minimizar las distracciones, establecer un ambiente de estudio propicio y practicar técnicas de concentración como la atención plena”, aseguró Ocampo.
Por su parte, la psicóloga recalcó la importancia de la autoconciencia, la cual le permite a los estudiantes comprender sus propios estilos de aprendizaje, sus fortalezas y las áreas en las que necesitan mejorar. De igual modo, la autodisciplina es fundamental, puesto que ayuda a los niños a establecer rutinas de estudio consistentes, cumplir con sus compromisos académicos, superar la procrastinación, resistir la tentación a distracciones y persistir ante los desafíos. Sin duda, al desarrollar esta habilidad, pueden mejorar su rendimiento académico y alcanzar sus objetivos educativos con éxito.
“Igualmente, es clave que los alumnos establezcan metas claras y realista para su estudio. Estos objetivos pueden ser de corto plazo (por ejemplo, completar una tarea esta semana) o a largo plazo (por ejemplo, obtener una determinada calificación al final del semestre), así como específicos y medibles. Además, la planificación y organización son un punto primordial, ya que les permite priorizar las actividades y desglosar las tareas grandes en pasos más pequeños y manejables”.
¿Cómo pueden los padres y maestros contribuir al desarrollo de hábitos de estudio efectivos en los niños?
De acuerdo con Karen Pérez, los padres y docentes pueden ayudar en el desarrollo de hábitos de estudio de la siguiente manera:
- Proporcionar un ambiente propicio para el estudio: Los padres y maestros pueden crear un ambiente en el hogar y en el aula que sea propicio para el estudio, con un espacio tranquilo, bien iluminado y libre de distracciones. De igual manera, es necesario establecer horarios regulares de estudio y proporcionar acceso a recursos educativos apropiados.
- Modelar buenos hábitos de estudio: Los adultos deben ser modelos a seguir para los niños. Por ello, es crucial que demuestren su capacidad de organización, planificación, disciplina y dedicación al estudio, y además, puedan compartir técnicas efectivas de aprendizaje y gestión del tiempo.
- Fomentar la comunicación abierta: Es esencial que tanto los padres como los maestros sean promotores de una adecuada comunicación, con el fin de que los estudiantes puedan dialogar sobre sus hábitos de estudio. Esto puede implicar discutir las metas académicas, identificar áreas de mejora y proporcionar orientación y apoyo para desarrollar estrategias efectivas de estudio.
- Establecer expectativas claras y realistas: Deben establecer una serie de expectativas con respecto al estudio y el rendimiento académico de los niños. En definitiva, esto les proporciona a los alumnos una guía sobre lo que se espera de ellos y les ayuda a enfocarse en metas alcanzables.
- Ofrecer retroalimentación constructiva: Padres y maestros pueden ofrecer una retroalimentación constructiva a los estudiantes sobre su trabajo académico y sus hábitos de estudio. Básicamente, se puede lograr ya sea, elogiando el esfuerzo y el progreso, así como proporcionando sugerencias específicas para mejorar el rendimiento y la efectividad del estudio.
- Enseñar habilidades de estudio: Pueden enseñar a los niños diversas habilidades de estudio efectivas, como la toma de apuntes, la planificación del tiempo, la organización de la información y la preparación para exámenes. Indudablemente, proporcionar herramientas y técnicas prácticas les ayuda a desarrollar competencias fundamentales para el éxito académico.
¿Por qué es importante promover la motivación y el interés por el aprendizaje en los niños?
En efecto, motivar a los niños para que perciban al estudio como algo positivo y gratificante puede resultar un gran desafío para los padres y docentes. No obstante, es sumamente necesario, ya que fomenta la curiosidad y la exploración, así como permite conectar el material de estudio con los intereses y experiencias de los estudiantes, señaló la docente de la Universidad Continental.
“Reconocer y celebrar los logros académicos, ya sea mediante el elogio, los premios o la publicación de sus trabajos destacados, es una buena alternativa para aumentar la motivación intrínseca y promover una actitud positiva hacia el estudio, logrando así un mayor entusiasmo y compromiso por parte de los niños. Asimismo, la autonomía es un punto clave, dado que les proporciona cierto control y elección en su proceso de aprendizaje. Básicamente, les permite seleccionar proyectos o temas de investigación que les interesen, al igual que, les da la libertad de elegir entre diferentes actividades de aprendizaje”.
¿Qué estrategias o técnicas específicas ayudan a los niños a crear y mejorar sus hábitos de estudio?
Hoy en día, se pueden encontrar en el internet diversos programas de estimulación cognitiva, los cuales incluyen una serie de actividades didácticas que ayudan a desarrollar y mejorar diversas capacidades cognitivas, tales como la atención, la memoria, la concentración, el lenguaje, entre otras funciones indispensables para el proceso de aprendizaje, mencionó Hernan Ocampo.
Igualmente, el uso de tarjetas didácticas o juegos de memoria favorecen a la activación de regiones cerebrales que intervienen en los procesos de la memoria como el hipocampo, lo que los convierte en una herramienta poderosa para cultivar habilidades cognitivas y promover hábitos de estudio efectivos en los niños.
“También se puede emplear la técnica del Pomodoro que está basada en la gestión del tiempo. En concreto, son intervalos de trabajo caracterizados por una atención plena de entre 20 a 25 minutos, para luego tener un espacio de descanso corto de cinco minutos. De acuerdo con la neurociencia, tener esta alternancia entre períodos de enfoque y descanso, favorece a una mayor retención de la información, por ende, a un aprendizaje más significativo”, indicó el director de la Escuela Pedagógica de Lima.
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