Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 100 niños cuenta con el Trastorno de Espectro Autista (TEA). Por ello, debemos tener en cuenta que esta alteración del neurodesarrollo afecta la comunicación, el lenguaje, la conducta y las relaciones sociales en los más chicos. Del mismo modo que, en algunos casos, puede ser confundida con otras aristas de la salud mental, como la fobia social.
Según la Mag. Giuliana Ortiz Mayor, Docente de la Universidad Privada del Norte (UPN) y especialista en problemas de aprendizaje y educación inclusiva, existen ciertos signos de alerta para identificar un caso de TEA en niños. “En estas situaciones, los primeros en detectar que algo pasa son los padres. Luego, cuando entran a la escuela, quienes lo notarán primero serán los maestros”, añadió.
Signos de sospecha de Trastorno de Espectro Autista |
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No mantienen contacto visual |
No responden cuando se les llama por su nombre |
No suelen jugar con otros niños |
Presentan ecolalia (repiten palabras o frases) |
Se irritan con facilidad |
Aletean las manos |
Ponen los juguetes en fila |
Presentan retraso en su lenguaje |
Tienen conducta, impulsiva o distraída |
Problemas en su alimentación y sueño |
Reacciones emocionales inusuales |
En cuanto al tratamiento, de acuerdo con la especialista, en los casos de TEA, no solo se realizan terapias con el niño, sino que también se involucra a los padres. “Entre las terapias que se utilizan, está la terapia farmacológica (solo en algunos casos), la terapia cognitiva conductal, el método ABA, la terapia floortime, la terapia de juego y la integración sensorial”, señaló la Mag. Ortiz.
“No existe un método de intervención más idóneo, pues se debe adaptar al entorno y a las características individuales de cada caso. No obstante, las intervenciones combinadas que integran conocimientos de varios métodos, generalmente con elementos de base conductual, están dando buenos resultados”, recalcó la experta.
¿Qué es la fobia social?
El Mag. Héctor Lazo, psicólogo de SANNA Clínica El Golf, indicó que en los niños, la ansiedad se puede producir en las reuniones con individuos de su misma edad y no solamente en la interacción con adultos. “El niño tiene miedo de actuar de cierta manera o de mostrar síntomas de ansiedad que lo valoren negativamente, es decir, que lo humillen o avergüencen”, especificó
“El miedo o la ansiedad se expresa con llanto, rabietas, aferrarse, encogerse o el fracaso de hablar en situaciones sociales. Las situaciones sociales se evitan o resisten con miedo o ansiedad intensa, y dura un promedio de seis o más meses”, sostuvo Lazo.
En ese sentido, la Mag. Giuliana Oriz hizo énfasis en que la fobia es un miedo intenso. “En cuanto a la fobia social, se presenta durante el desarrollo del niño y se manifiesta con un miedo excesivo ante situaciones que lo exponen a ser juzgado, humillado o pasar vergüenza. En algunos casos, presentan palpitaciones, sudoración y aislamiento social”, agregó.
La docente añadió que, a pesar de que ambos trastornos presentan manifestaciones y etiologías distintas, la similitud está en que los dos omiten la socialización. Por ende, será fundamental considerar los signos de alerta mencionados y recurrir a un especialista para lograr una detección e intervención temprana.
En esa línea, Giuliana Ortiz enumeró algunos de los métodos que se utilizan para combatir la fobia social, en adición al apoyo constante de la familia del niño o niña:
- Terapia cognitivo conductual.
- Terapia de juego.
- Tratamiento farmacológico.
- Terapia de relajación.
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