Cuanto antes se realice el diagnóstico del autismo, se pueden implementar las diversas metologías de intervención para ayudar al niño a desarrollar habilidades sociales, emocionales y de comunicación.
Cuanto antes se realice el diagnóstico del autismo, se pueden implementar las diversas metologías de intervención para ayudar al niño a desarrollar habilidades sociales, emocionales y de comunicación.
Milenka Duarte

Sin duda, la –desde el nacimiento hasta los 3 años de edad– es un periodo crítico para el desarrollo de todo ser humano, pues se logran establecer las bases necesarias para los procesos de aprendizaje posteriores, ya que el crecimiento y el , son una combinación de los factores genéticos, los estímulos y las experiencias de las interacciones que el sostiene con su entorno, dando lugar a una serie de habilidades sociales, emocionales, cognitivas, sensoperceptivas y motoras, vitales para maximizar su bienestar futuro.

Sin embargo, pueden existir ciertas alteraciones a nivel cerebral que obstaculizan el desarrollo esperado, como es el caso del , la cual es una condición neurobiológica multifactorial que afecta significativamente a nivel sensorial, social y emocional. Como explicó Pamela Muñoz, neurólogo pediatra de la Clínica Ricardo Palma a Bienestar de El Comercio, las personas con autismo pueden tener dificultades para establecer relaciones sociales y comunicarse efectivamente con los demás, así como presentar conductas repetitivas o estereotipadas e intereses peculiares, por lo que, si no se realiza un diagnóstico e intervención precoz, puede repercutir negativamente en la calidad de vida del niño.

¿Cómo identificar a un infante con autismo?

Según destacó Muñoz, se pueden presentar síntomas desde los primeros meses o años de vida, por ejemplo, los niños con autismo suelen ser muy serios, inclusive no presentan esa sonrisa recíproca tan característica que tienen los infantes con los padres.

“Por lo general, no manifiestan un interés por socializar, ya que prefieren jugar solos o adoptan actitudes rutinarias, como dar vueltas en círculos, alinear objetos u organizarlos en grupo. También pueden presentar ecolalia, es decir, repiten muchas veces lo que escuchan, dado que no hay una correcta comprensión del lenguaje”, expresó.

En cuanto al comportamiento, las personas con autismo pueden presentar comportamientos repetitivos o estereotipados, como el balanceo o la repetición de palabras o frases. También pueden tener intereses o actividades restringidos o intensos, y pueden ser muy sensibles a los estímulos sensoriales, como los sonidos, las luces brillantes o las texturas.
En cuanto al comportamiento, las personas con autismo pueden presentar comportamientos repetitivos o estereotipados, como el balanceo o la repetición de palabras o frases. También pueden tener intereses o actividades restringidos o intensos, y pueden ser muy sensibles a los estímulos sensoriales, como los sonidos, las luces brillantes o las texturas.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

El diagnóstico se puede establecer a partir de los 30 meses, y como comentó la especialista, este se realiza en base a los patrones de comportamiento que presenta el niño durante la interacción que sostiene con el profesional capacitado, sea un neurólogo pediatra o un psiquiatra infantil. Adicionalmente, se lleva a cabo una entrevista con los padres para mapear la conducta del menor en otras situaciones sociales típicas.

“También se pueden realizar algunas evaluaciones, como las denominadas pruebas psicológicas adicionales que ayudan a identificar el grado de interacción social, la comunicación, etc. o exámenes neurológicos, los cuales permiten el descarte de alguna otra condición, como determinar si el niño escucha bien”, manifestó.

¿Qué tipo de terapias se realizan?

En efecto, muchos niños con autismo tienen dificultades sensoriales, pues son hipersensibles, es decir, les molestan los ruidos o que los toquen, mientras que, en otros casos pueden ser hiposensibles, motivo por el cual, buscan meterse todo a la boca. Por esta razón, Muñoz recalcó la importancia de la terapia sensorial, que tiene la finalidad de integrar todo el ambiente que rodea al niño para que no entre en crisis y que realmente pueda discriminar qué estímulo es más importante.

“Gracias a un desarrollo cerebral óptimo, si estamos manipulando algo y nos llaman, automáticamente volteamos, pues los seres humanos priorizamos el contacto social. No obstante, esto no sucede en los niños autistas, ya que para ellos es más importante la búsqueda o el rechazo sensorial, por eso suelen presentar intereses peculiares”.

Por otro lado, es fundamental la terapia conductual, en donde se trabajan patrones de comportamiento, como el saludar, el esperar el turno, la interacción, entre otros. Generalmente, se llevan a cabo dos tipos de enforque: el análisis de comportamiento aplicado (ABA, por sus siglas en inglés) y el modelo Denver, detalló la neuróloga pediatra. Además, una vez que se han realizado estas terapias, el niño recién puede empezar a trabajar el lenguaje, básicamente, con una serie de técnicas que van desde repeticiones hasta un aprendizaje mediante imágenes.

Es muy importante que, ante cualquier sospecha de una alteración en el desarrollo del niño, este sea evaluado por un neurólogo pedriata o un psiquiatra infantil.
Es muy importante que, ante cualquier sospecha de una alteración en el desarrollo del niño, este sea evaluado por un neurólogo pedriata o un psiquiatra infantil.

¿Cómo los programas de intervención temprana pueden mejorar el pronóstico del autismo?

En efecto, es importante considerar que, el desarrollo cerebral es un proceso de adquisición de pautas que se produce desde el nacimiento y; sobre todo, durante los primeros años de vida. Por esta razón, es indispensable, en primer lugar, realizar un diagnóstico precoz, pues si un niño incluso antes de los 30 meses está presentando problemas de interacción y del lenguaje o se observa que algo no va de acuerdo al patrón típico del desarrollo, debe ser evaluado de inmediato por un especialista, indicó Muñoz.

“Lamentablemente, muchos niños con el trastorno del espectro autista son diagnosticados tarde, inclusive después de los cinco años, ya que en muchos casos la negación o pensar que como en la familia hay un pariente que se demoró en hablar, entonces el infante también le va a pasar lo mismo y va a adquirir la habilidad de forma natural. Según diversos estudios, siete de cada diez niños con autismo, los padres siempre tuvieron la sospecha de esta condición; por lo que, fueron diagnosticados después de la edad recomendada.

Definitivamente, los programas de intervención temprana permiten al niño el desarrollo de habilidades importantes, como la comunicación, la interacción social, la resolución de problemas y la destreza para jugar y aprender. Como plantea Valeria Rojas, Andrea Riversa y Nelson Nilo en el artículo científico de la , publicado en la Revista chilena de pediatría, gracias a la neuroplasticidad, las diversas metodologías de intervención pueden contrarrestar en cierta medida, la cascada de alteraciones en el desarrollo propias de esta condición, mitigando así la manifestación de la sintomatología en la gran mayoría de los casos.

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