El día que Sendero Luminoso acribilló a un grupo de militares en un mercado del distrito de La Victoria, Víctor Candela Villanueva recibió tres balazos. Era 1992 y él, suboficial de la Policía Nacional del Perú, sobrevivió al ataque con un proyectil alojado en cuello. Casi 30 años después, vuelve a estar al borde de la muerte, pero esta vez por el COVID-19. Sin embargo, su familia denuncia que un diagnóstico errado lo llevó a contagiarse del virus.
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“Mi papá entró con pancreatitis y ahora está entubado. Lo mandaron a un área COVID-19 y ahí se contagió”, dice Heydi Candela, quien llevó a su padre, de 76 años, al Hospital de la Policía Nacional “Luis N. Sáenz” la mañana del 18 de enero luego de que presentara un fuerte dolor abdominal. Según cuenta a El Comercio, ese día fue derivado del tópico al área de cirugía, donde se le diagnosticó un cuadro de pancreatitis aguda. No obstante, la joven denuncia que, por retrasos en la atención, terminó siendo internado en la unidad de cuidados intensivos del área COVID-19.
“Tres cirujanos diagnosticaron pancreatitis aguda, pero sin indicación de operación, solo tratamiento. Esperamos hasta las 8 de la noche para que lo deriven a gastroenterología y le administren los medicamentos. Mi papá estaba sufriendo un dolor agudo por más de 12 horas, sudando, con escalofríos. Es ahí cuando su saturación empieza a bajar a 86”, cuenta.
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De acuerdo con su denuncia, en el área de emergencia del nosocomio decidieron internarlo en el UCI COVID-19 porque presentaba signos de tener la enfermedad. Además de la saturación baja, se consideraron los fuertes dolores en el abdomen y los resultados de una tomografía practicada en el hospital. “Pedí una prueba de descarte y me dijeron que el resultado salía en 7 días. Me dijeron que tenía COVID-19 porque en su tomografía salió una “sugerencia en los pulmones”, pero porque mi papá siempre ha tenido manchitas”, señaló la joven abogada.
El mismo lunes, Víctor Candela fue internado en cuidados intensivos y esa fue la última vez que Heydi habló con él. En el tiempo que permaneció en dicha sala, la abogada pudo lograr que un laboratorio privado le realice una prueba molecular, cuyo resultado dio negativo a Sars-Cov-2. Es así que, luego de casi cuatro días, el paciente fue sacado de la UCI COVID-19, llevado a un área de observación y luego, a una UCI para pacientes sin coronavirus. La prueba ordenada por el hospital también salió por esos días y resultó negativa.
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“Desgraciadamente mi papá ya no saturaba bien. Estuvo con ventilador tres días más en la UCI normal, pero le hicieron una nueva prueba que dio resultado positivo. Lo regresaron al lugar donde se contagió”, dice.
El diagnóstico actual de su padre es pancreatitis severa con distrés respiratorio sumado a COVID-19 y los médicos le dan pocas probabilidades de recuperación. “Tiene el 70% del páncreas necrosado por todos los días que su pancreatitis no tuvo de atención pensado que era COVID-19. Ahora su función respiratoria está a 100% del ventilador, tiene problema renal y está fallando su coagulación. Mi papá se está yendo”, denuncia.
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El Comercio se comunicó con el área de prensa de la Policía Nacional para conocer la versión del hospital sobre el caso de Víctor Candela Villanueva; sin embargo, indicaron que no atenderían el requerimiento debido a que “el personal médico de la PNP se encuentra abocado al cumplimiento de sus funciones, haciendo sus mejores esfuerzos en pro de la atención en salud de titulares y beneficiarios de la institución policial”.
No obstante, Heydi Candela logró conversar con el director del hospital, coronel PNP Nagy Cabrera Contreras, quien indicó se decidió internar al paciente en el área COVID-19 sin contar con los resultados de la prueba de descarte debido a los indicios de la enfermedad. “Ahora es bien difícil saber quién es COVID-19 y quién no. Hay tres aspectos [para definir]: la clínica, la prueba y la tomografía. La prueba tiene 20% de probabilidades de que salga negativo”, señaló en un video compartido por la denunciante.
A la preocupación por la salud de su padre, se suma el gasto de aproximadamente 3.000 mil soles al día por la atención en el hospital. “No tienen insumos, sondas, electrodos. Mi papá ha trabajado desde los 18 años en la policía, recibió balazos en la época del terrorismo y así pagan”, reclama.
La Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) se ha contactado con la familia de Candela Villanueva para iniciar una investigación sobre el caso. Según informó a este Diario, las pesquisas durarían unos 30 días. La institución recordó que quienes deseen presentar denuncias o quejas sobre el servicio de salud pueden comunicarse al WhatsApp 9846-53092, o través del aplicativo SusaludContigo y las redes sociales con el usuario @SusaludPerú.
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