Pese a que se creó en 1920, el suceso que perfiló lo que sería La Victoria sucedió en 1943, cuando se construyó el mercado de La Parada, uno de los puntos emblemáticos del distrito. Este centro de abastos nació como respuesta a que el Mercado Central (Cercado de Lima) había colapsado. Debe su nombre gracias a que se ubicó en el último paradero de los camiones que llegaban para abastecer Lima y, para evitar regresar sin carga, se llevaban diversos productos para las ciudades del interior.
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Este ‘boom’ en la capital atrajo a comerciantes extranjeros y del interior del país, quienes vieron esta oportunidad para desarrollar fábricas y negocios. Esto ocasionó dos fenómenos: los obreros que trabajan en La Parada poblaron las faldas de los cerros cercanos (San Cosme, El Pino y El Agustino) y constituyó la presencia de mercaderes ambulantes en la zona. “Ese es el génesis del comercio informal en el distrito”, asegura el historiador Juan Luis Orrego.
Casi 80 años después, la informalidad es uno de los principales problemas de La Victoria y a los que apunta enfrentar la administración del alcalde George Forsyth.
“Hasta el año pasado unos 15 mil ambulantes invadían diariamente el emporio comercial de Gamarra. Los hemos erradicado, pero aún hay unos mil que siguen trabajando en los alrededores o intentando entrar”, asegura Filiberto Campos, subgerente de fiscalización y control de La Victoria desde hace un mes.
Campos afirma que a la fecha solo cuenta con 60 agentes de fiscalización para enfrentar a los ambulantes informales en todo el distrito. “Por falta de dinero se redujo el personal, pero esperamos triplicar este número este año”, manifiesta.
El año pasado, durante la administración de Susel Paredes en el área de Fiscalización de La Victoria –ahora en Magdalena–, el distrito llegó a trabajar con 240 fiscalizadores. En ese momento, la gestión de Forsyth decidió reordenar Gamarra.
Debido a ello, el dirigente de los empresarios del emporio comercial Diógenes Alva denuncia que los ambulantes están reingresando a Gamarra. “Los ambulantes están amontonados en la Av. Aviación e ingresando poco a poco. La municipalidad no quiere hablar con nosotros. Quieren hacer todo por su cuenta y no se puede así”, dice el empresario textil.
“Pese al déficit [de personal] seguimos realizando acciones diarias. Si no aparecemos un día, los ambulantes entrarían de nuevo. Es como un juego de quién se cansa primero, pero nosotros no nos vamos a cansar”, explica el gerente de fiscalización.
—Seguridad y transporte—
Otro de los puntos críticos en el distrito es la inseguridad ciudadana. Según información de la Policía Nacional del Perú (PNP), en La Victoria se han detectado 101 puntos críticos de mayor actividad delictiva.
“La policía es la entidad responsable para combatir los delitos. Los comisarios deben trabajar con las juntas vecinales de los 43 sectores. De nuestra parte sumamos con personal para el patrullaje integrado y con otras acciones como cerrar bares clandestinos que generan los espacios de delincuencia”, señala Campos.
El funcionario edilicio resalta que aún persisten más de 30 mafias enquistadas en el distrito. Para ello, la PNP dispuso que agentes del grupo Terna y de la división de inteligencia permanezcan de forma perenne en el distrito.
Otro aspecto por resolver es la alta congestión vehicular que se origina debido al gran movimiento comercial, la proliferación de empresas de transporte interprovincial y las calles tomadas por mecánicos que invaden la vía pública.
Se estima que el 47% de las empresas de transporte interprovincial de Lima tiene terminales en La Victoria, lo cual no permite una adecuada fiscalización. Por ello, la comuna busca trabajar con el MTC y la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutrán) para evitar que sus buses sigan en las calles.