MIGUEL GARCÍA MEDINA
Jorge Negrete falleció el 5 de diciembre de 1953. La voz inimitable y leyenda del cine mexicano dejó este mundo a los 42 años.
Ídolo indiscutible y rey de los mariachis, él se erigió como el ‘latin lover’ mexicano. En los años cuarenta, los cines limeños quedaban chicos para albergar a sus admiradores, sobre todo mujeres.
Este barítono de rancheras y corridos nació en Guanajuato, en 1911, y fue un tenaz defensor de los derechos de los actores.
Dominaba cuatro idiomas y estudió en un colegio militar, donde aprendió a gobernar a los equinos con la fuerza del hábil.
Se nutrió de la ópera y empezó a cantar en la radio. En 1937 hace su primera incursión en cine con “La madrina del diablo”.
Un año después protagoniza “Caminos de ayer” y “Perjura”. Luego actúa en “El cementerio de las águilas” (1939). En 1940 abandona la soltería porque se enamoró de Elisa Christy.
“¡Ay Jalisco, no te rajes!” (1941) es la película que lo lleva a la fama. Allí se luce junto con Gloria Marín, con quien inicia un sonado idilio. Se divorcia de Elisa Christy y durante el rodaje de “El peñón de las ánimas”, en 1943, se prenda de María Félix.
Hollywood lo tentó muchas veces, pero sin éxito. “Cuando me ofrecen un papel, es siempre el de un dictador o asesino o alguna cosa por el estilo, que está completamente en desacuerdo con mi tipo”, declaró el mexicano alguna vez.
EL INCIDENTE PERUANO Jorge Negrete llegó a Lima el 18 de julio de 1946, procedente de Chile. Lo recibió un mayoritario público femenino, que llegó a rodear la aeronave para verlo de cerca. Al bajar, lucía un sombrero y se detuvo en la escalinata por pedido de los fotógrafos.
Portaba lentes de lunas verdes y un maletín de cuero, y parecía bastante fatigado. “Me alegra estar terminando la gira y estar más cerca de mi gente”, declaró a El Comercio. En el Hotel Bolívar se asomó a los balcones para saludar a sus fanáticos.
Al día siguiente, Jorge Negrete y el trío Los Calaveras se presentan en el Teatro City Hall. Lo que se suponía sería una velada inolvidable tuvo un tenso episodio inicial. El público apostado en las butacas preferenciales –platea y lateral– se mostró frío y distante. Algunos dicen que se debía a su origen aristocrático. Otros especulan que el caótico ingreso de la gente provocó el retraso del espectáculo, y eso generó malestar.
Jorge Negrete interpretó esta actitud como un desaire y decidió “cantarles sus verdades”. No hay grabación de su alocución, pero, según la prensa de la época, su tono fue bastante altanero y estuvo “reñido con el respeto”. Luego se dirigió a las butacas populares y les dijo que sabía que “ellos disfrutarían de su música”. Y, efectivamente, desde allí empezaron las ovaciones, que no pararon durante toda la noche.
En su faceta de cantante popularizó canciones como “Jalisco”, “Allá en el Rancho Grande” y “Las mañanitas”. En 1953 protagonizó con Pedro Infante “Dos tipos de cuidado”, película con la cual cerraría su carrera cinematográfica.
Poco antes de morir, se casó con María Félix. En la boda compartieron champán con celebridades como Diego Rivera, Frida Kahlo y Octavio Paz. Aunque Negrete se fue de este mundo, ha dejado una estela de fanáticos –muchos ya pintan canas–, quienes disfrutan sus canciones y lo reviven en las películas que aún se pasan en televisión.