Hay sorpresas cinéfilas que llegan desde películas discretas, que guardan más riqueza fílmica de la que aparentan. A veces es el público, y no la crítica, el que termina por darle la notoriedad que merecen. Y ese es el caso de la horriblemente titulada en español “Persecución en la nieve”, cuyo título en inglés para Netflix ha sido “Blood and Money” (“Sangre y dinero”), pero cuyo título originario fue el aún más misterioso “Allagash”.
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Lo primero que llama la atención es el actor protagónico, Tom Berenger. Pocos actores con talento de sobra, como él, que han tenido tanta mala suerte en Hollywood. Su época dorada fue la de los ochenta, cuyo pico representó su nominación al Oscar a Mejor Actor de Reparto, en 1987, por “Pelotón” (Oliver Stone). Allí, su Sgto. Barnes aportó mucho de la dureza y el nervio que necesitaba ese mítico filme sobre Vietnam.
Lamentablemente, el rol del Sgto. Barnes encorsetó la carrera de Berenger, y, en los noventa, comenzó a repetir roles de recio francotirador, como los de la saga “Sniper”. Ha sido recién en su vejez, en la última década, que ha tenido algunos triunfos, como su Emmy (2012) por la serie “Hatfields and McCoys”. En “Persecución en la nieve”, sin embargo, vuelve a interpretar a un veterano de guerra, solo que con una inflexión muy diferente.
Berenger es Jim Reed, hombre solitario que vive como cazador en el norte de Maine, en una zona boscosa llena de lagunas, cuevas y montañas, bañada en nieve por su clima invernal. Jim no solo es un veterano de Vietnam retirado, casi aislado –apenas va al bar local para desayunar y charlar con la mesera que lo atiende siempre, Debbie (Kristen Hager)—, sino que también es alcohólico, y está enfermo.
La dirección del debutante John Barr, con larga trayectoria como fotógrafo de cine, es extremadamente visual y minimalista; pinta un lienzo blanco con pocos trazos, siempre significativos. A la vez, el viejo Jim es casi mudo, le cuesta hablar. También lo asalta la culpa —perdió a su familia por un accidente del que tuvo responsabilidad—, y en eso quizá se asemeje a algún anti-héroe de un western de Clint Eastwood.
Pero aún así, estamos lejos de ver una caricatura de “Harry el sucio”, o de “Rambo”. “Persecución…” es una película sobre la vejez, sobre el fracaso, sobre acciones lentas y torpes. Y, también, es un filme sobre las últimas evaluaciones morales que puede hacer un hombre acabado, diríase un muerto en vida. De hecho, Jim es tan trágico como cómico, y recuerda esa mezcla de lo sórdido y lo absurdo que es marca de los hermanos Coen.
Lo absurdo, pero sobre todo cruel, surge en esa magnífica secuencia en la que Jim, por accidente, queriendo disparar a un venado, derriba a una mujer que al parecer huía con un cuantioso botín. “Tú ya estás muerto!” es lo que le dice ella, caída en medio de la nieve. Una frase que, no obstante, podría encabezar cada minuto de su existencia, ya que desde el inicio del filme tose sangre y mira el paisaje con una melancolía tan serena como dolida.
Lo que sigue tiene el signo del vacío, de la sobrevivencia, de la burla que ese espacio indómito y salvaje, blanco hasta la desesperación, le tiene reservada a los personajes. La cinta es algo predecible en su trama, pero es original en el tratamiento. Berenger está excelente, y hace una performance interiorizada, contrita, fatigada. La película es casi contemplativa por momentos, de atmósferas abrasivas, con un hombre que lucha por sobrevivir a pesar de su condición extraviada, inútil, abandonada. Cazador y presa, vivo y muerto, pecador y redimido, Jim Reed no será olvidado tan fácilmente.
Ficha Técnica:
Título original: Blood and Money
Género: Drama, thriller
País y año: EEUU, 2020
Director: John Barr
Actores: Tom Berenger, Kristen Hager, Paul Ben-Victor, Jimmy Leblanc
Calificación: Tres estrellas ( 3 )
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