Si los libros de Records de Ripley tuviera algún registro dedicado a la política peruana, Alejandro Neyra tendría un lugar destacado en sus páginas. No solo ha sido el único ministro que cuenta con tres periodos como ministro del sector Cultura, sino que tan solo ocho días después de despedirse del personal del Mincul, vuelve al escritorio donde le esperaban aún algunas de sus decoraciones. Confiesa que no imaginaba que, tras su renuncia, tras una semana de profunda crisis política iba a volver a recibir la llamada de un presidente para juramentar de nuevo al cargo. ¿Un reconocimiento al fortalecimiento institucional que caracterizó su gestión? Para el abogado y diplomático, si bien destaca en primer lugar la responsabilidad de este nuevo reto, acepta que este respaldo le hace sentir que no estaba descaminado en su propósito. “Trabajo en un sector que el presidente Sagasti entiende bien. Se trata de trazar políticas de largo plazo, y darle continuidad a lo que se había estado haciendo. Siento satisfacción y gratitud para con el presidente, a quien conozco por su vida intelectual”, señala.
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¿Conocía previamente al presidente Sagasti?
Lo conozco por la vida académica, a través de la amistad de Max Hernández. Los tres somos exalumnos del colegio La Salle. Recuerdo claramente que cuando me llamaron para asumir la Biblioteca Nacional, el entonces Ministro Salvador del Solar me preguntó por mis planes, y le dije que, pensando en el Bicentenario, debíamos tener una colección de los libros fundamentales, basada en el libro que preparó él, Max Hernández, y Cristóbal Aljovín, titulada “Los 60 libros que todo peruano culto debe leer.
Cuando el presidente Vizcarra le llamó para asumir el cargo por segunda vez, le pidió enfocarse de dos objetivos fundamentales: atender a los ciudadanos indígenas en la crisis del COVID y a los trabajadores de la cultura. ¿El presidente Sagasti ha compartido con usted un nuevo objetivo?
Sí. Por un lado, en la primera reunión de ministros que tuvimos para presentarnos y compartir las visiones sobre el sector, no solo coincidió en darle continuidad a esas tareas, sino de reforzar algunos puntos. En cuanto a los pueblos originarios, además de reforzar la atención contra la pandemia, estamos trabajando en una Política Nacional de Pueblos Indígenas, complementaria y necesarísima teniendo ya una Política Nacional de Cultura. Por supuesto, también es importante continuar con los apoyos para los trabajadores de la cultura. Hoy (viernes) pudimos conversar de otro objetivo: aprovechar la agenda de conmemoración del Bicentenario para además de la necesaria reflexión sobre el país que queremos construir, canalizar en este proyecto la fuerza social de los jóvenes de la generación Bicentenario. Lo conversamos en la primera actividad pública del presidente fuera de Lima, justamente durante la participación en la efeméride de la proclamación de la Independencia en Huaura.
La semana posterior a la vacancia, se generó en el Ministerio de Cultura una dramática incertidumbre y frustración luego que sus funcionarios pusieran sus cargos a disposición tras su renuncia. ¿Cómo se ha recompuesto el ministerio?
Con buen ánimo. Apenas volví me recibieron con mucho cariño. Por suerte no se hicieron efectivas las renuncias de las dos viceministras (Leslie Urteaga y Angela Acevedo), ni del equipo principal de trabajo. Seguimos con las mismas ganas. Incluso en el caso de la Comisión Consultiva, tras las renuncias estamos hablando para volver a convocarlos. Susana Baca ya ha dicho públicamente que volverá, y eso nos llena de fuerza.
Además del regreso de Susana Baca a la Comisión Consultiva Nacional de Cultura, ¿Qué han respondido Karina Pacheco, José Carlos Agüero, Manuel Cornejo o Ángela Delgado, los otros miembros?
Salvo Karina Pacheco, que por razones personales ha preferido alejarse de la comisión, hasta donde sé todos estarían volviendo.
¿Y qué ha sucedido con los profesionales que renunciaron a Canal 7?
Tanto Eduardo Guzmán como el consejo directivo han retirado su renuncia. Lo he dicho en privado y públicamente: hay un deseo de este gobierno no solo de mantener la autonomía y la independencia sino de fortalecer el carácter de televisión pública que tiene TV Perú. Felizmente todo ha vuelto al cauce normal.
Las renuncias en la comisión demostró algo muy claro: Para un gobierno sin representatividad, gestionar un ministerio como el de Cultura, tan activo en las redes sociales y en el debate público, hubiera sido muy difícil.
Eso es básico. Después de esta interrupción, desde que he vuelto he tratado de utilizar todos los canales posibles para retomar el diálogo y seguir trabajando juntos. Los jóvenes que han salido a marchar lo han hecho junto con colectivos vinculados a las artes, utilizando muchos elementos vinculados a la creatividad. Ver a Elmo o a los Power Rangers en la manifestación, se trata de formas lúdicas y artísticas, una particularidad de este movimiento social que hay que aprovechar.
La crisis política descabezó al ministerio faltando seis semanas para el final del año, cuando se atendía procesos apretados en sus plazos. ¿Esta incertidumbre puso en riesgo alguno de ellos? ¿La compra de material bibliográfico para las bibliotecas públicas por ejemplo?
Por suerte, no. En ese momento, tanto la Viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Leslie Urteaga, como Santiago Alfaro, Director General de la Dirección General de Industrias Culturales y Artes, han hecho todo para que no haya ningún retraso. Estamos corriendo con los plazos para no perder ninguna posibilidad de ejecutar el dinero tanto para los apoyos como el de la compra de libros, financiada con los 13 millones de soles consignados en el Decreto de Urgencia 104.
¿Cómo se está haciendo la compra?
Con la ayuda de Unops y Unesco. Es un monto que nos dieron en octubre recién, pero hacerlo con estos organismos internacionales nos permite aliviar algunos procesos burocráticos. Esto se complementa con el Fondolibro, que el próximo año debe ingresar gracias a La ley del Libro.
¿Hay la intención de pedir una ampliación presupuestal para ampliar los beneficiarios de los apoyos económicos? Sé que la demanda resultó mayor de lo esperado.
Hasta ahora llevamos ejecutando 35 millones de soles. Estamos esperando terminar la ejecución de los 50 millones asignados para tener una idea clara de cuánto nos faltaría, sobre la base de revisar todas las solicitudes. Efectivamente, si bien es cierto que al principio esperábamos beneficiar a más de 10 mil trabajadores de la cultura hasta 3 días antes del cierre de convocatoria, el 30 de setiembre, estábamos sobre esa cifra. Pero los dos últimos días llegó una avalancha de solicitudes. Esto no es negativo, pues no está cerrada la posibilidad de buscar más recursos. Sobre todo porque hay un aspecto que nos toca de manera importante: tenemos por fin un registro de trabajadores de la cultura en todos los rubros, como jamás lo habíamos tenido. Para el presupuesto del próximo año se seguirá con los programas de estímulos y hay una necesidad de democratizar y descentralizar más estos estímulos económicos. Contar con una mejor base de datos nos permitirá tener una mejor difusión de esos estímulos para hacerlos más democráticos y descentralistas.
Se ha hablado también de la próxima reapertura de teatros y cines. ¿Cuándo podemos esperarla?
Ya tenemos protocolos para librerías, artes escénicas, música, artes visuales y para el cine. Lo que está faltando dentro de la fase 4 efectivamente es la reapertura de los teatros, lo que hemos propuesto. Esperamos verlo reflejado en el próximo decreto que establezca las condiciones de la nueva normalidad. La idea es empezar con un aforo que les permita un 30% de capacidad. Esto ya lo conversamos en el Consejo de Ministros.
¿Podemos hablar de fechas? Es la respuesta que espera toda la gente de teatro.
Pronto. Es lo único que puedo decir.
¿La reapertura está relacionada con la iniciativa de subsidios al consumidor cultural que maneja el Mincul?
No. La propuesta de subsidios la hemos trabajado a nivel interno. Es una suerte de subsidio para los jóvenes en últimos años de colegio y primeros de universidad, para que consuman cultura. Es algo que existe en algunos países, un modelo de tarjeta de consumo que hemos identificado en Italia que resulta novedoso. Lo hemos compartido con el Ministerio de Educación, pero ahora con el cambio de autoridades tenemos que hacer un nuevo acercamiento.
Nada está dicho hasta que el Ministerio de Economía no lo revise...
En general, todos los presupuestos dependen de Economía, pero en general siempre ha habido un acercamiento a nivel técnico. Hay una buena recepción porque es novedosa y porque va dirigida a jóvenes. Lo que hace es reactivar el consumo desde una mirada no convencional.
El Proyecto Especial Bicentenario generaba especial preocupación. Ya se había perdido valioso tiempo al salir de la Presidencia del Consejo de Ministros para volver al Ministerio de Cultura. Un nuevo retraso complicaba la transferencia de fondos necesarios. ¿Cómo se relanzará este proyecto?
El Proyecto Especial Bicentenario cuenta con una Nueva Directora Ejecutiva, Laura Martínez, una historiadora joven. El presidente Sagasti nos ha pedido continuar con todos los proyectos de la cartera del proyecto y lo que se tiene que arreglar es la parte burocrática para tener la total certeza de que la ejecución se hará desde Cultura. Es algo que se superará en estos días. En la actividad del Balcón de Huaura, hablamos de una serie de iniciativas, que van desde una Cátedra Bicentenario, una Biblioteca Bicentenario, retomar los cabildos con jóvenes universitarios. Seguiremos adelante con toda la agenda, los concursos, las exposiciones, toda una programación ya pensada. Lo que nos ha pedido es afinar algunas cosas para alinear la narrativa que propone el gobierno de transición, y darle mayor énfasis al trabajo del voluntariado para asegurar la participación de jóvenes en todas estas actividades.
Se lo preguntaba porque fuentes al interior del proyecto decían que todo estaba paralizado. Incluso que los parques culturales no serían viables.
Todo eso formó parte de la incertidumbre en la que estuvimos estos días. Lo que le puedo decir es que como lo hablamos con el presidente, vamos a retomar la agenda con todo lo que se había previsto.
¿Se mantiene la inversión de los 421 millones para la construcción de 25 parques Bicentenario?
Lo que hemos quedado es que en los parques Bicentenario tenemos que priorizar. Debemos terminar los expedientes del diseño y empezar poco a poco en distintas fases. Creo que llegaremos con varios terminados o con las obras ya iniciadas. Recuerde que estos proyectos deben continuar hasta el 2024.
Ha estado hoy (viernes) en el Balcón de Huaura con el presidente Sagasti. La verdad es que el estado de la casa es sumamente precario. Muros apuntalados, una museografía inexistente y las piezas que se exhiben en visible deterioro. ¿Cuál es el proyecto para poner el valor todo ese monumento histórico?
Esta es una de las obras emblemáticas del Bicentenario. Por primera vez, el sector Cultura cuanta con una carpeta de proyectos de inversión. Ya está contratada la empresa que debe hacer el expediente técnico para el balcón de Huaura, y esperamos iniciar las obras en junio del próximo año. Son 4 millones 300 mil soles de inversión en la restauración, puesta en valor y una museografía adecuada. Además de este proyecto, se tienen previstas obras en el obelisco de la Pampa de la Quinua en Ayacucho, la remodelación del Museo de Pueblo Libre con una museografía completamente nueva, además de la inauguración de la obra emblemática, el MUNA. También está la construcción del local para el Archivo General de la Nación y el proyecto de remodelación de la Biblioteca Pública de Lima en la Avenida Abancay.
¿Se mantiene el proyecto del Centro de Interpretación en Machu Picchu?
El próximo año debemos empezar con el expediente técnico. Es una obra que busca darle sostenibilidad a Machu Picchu, que, como sabe, tiene ahora un aforo reducido. Es muy probable que subamos el aforo a partir del 1 diciembre, la idea es llegar al 50%. Serían 1122 personas al día en la ciudadela. Pero cualquier cosa que hagamos más allá de la pandemia no asegura su sostenibilidad si no tenemos este Centro de Interpretación que permitirá regular la visita a la ciudadela.
¿Ya espantado el fantasma de Richard Swing, siente que el Ministerio de Cultura ha dejado de estar en la mira del Congreso?
Por mi lado siempre he tenido una buena relación con el Congreso. Nos ayudó muchísimo con la Ley del Libro y en todas las actividades que hemos hecho. Ahora lo hemos visto en la presentación que hicimos ayer (jueves) por la ley del presupuesto, el clima político es mucho más sereno. El hecho de tener la Política General de Cultura como un eje de la gestión ha ayudado a darle credibilidad al ministerio. Creo que hemos empezado a reconstruir la confianza. Ahora toca aprovechar esta fuerza que viene del Bicentenario para tener esperanza en el futuro. Y la cultura es central en esa nueva comprensión de lo que significa el desarrollo del país. El presidente Sagasti tiene mucha sensibilidad frente al tema de la cultura, y siento que hay una muy buena comprensión de las necesidades del sector. El presidente nos escucha mucho ahora.
¿Esa comprensión se manifiesta en el presupuesto del próximo año? ¿No ha habido ningún recorte?
Más bien nuestro presupuesto ha aumentado en un 3%, un logro para la situación en la que estamos. Si bien continuamos con todos los estímulos y las políticas vinculadas al patrimonio, el tema de interculturalidad ha tenido un incremento sustantivo para financiar una serie de proyectos: desde la Política Nacional de Pueblos Indígenas, la Política de Lenguas, y algo básico como sector: una Central de Interpretación y Traducción en Lenguas Indígenas, que permitirá a servidores públicos que no puedan comunicarse con ciudadanos que hablan otra lengua, recurrir a esta central y permitirles una comunicación adecuada. Eso es fundamental para construir un país más igualitario.
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Alejandro Neyra: “Susana Baca está dispuesta a volver a la Comisión Consultiva Nacional de Cultura”
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