Un concierto no se valora únicamente por el desempeño del artista que lo brinda. También juega un rol clave el público, y la respuesta que este ofrezca en términos de sus propios parámetros musicales, de las expectativas sobre el show, y de la complicidad generada con quien esté sobre el escenario. Y en ese sentido, el de la química entre artistas y fanáticos, el concierto de Harry Styles en Lima debe estar entre los mejores del año.
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La comunión generada la noche del último martes en el Estadio Nacional se percibió especial de inicio a fin. Muy ‘aesthetic’, sí, con su desfile de plumas, sombreros y lentejuelas; pero también muy consciente de la salud mental, hasta el punto de hacer tendencia una canción como “Matilda”. Como para demostrar que esas dos dimensiones –la estética y la ética, por decirlo de alguna forma– no tienen por qué ser excluyentes.
Lo positivo del concierto comenzó desde fuera del estadio, donde a pesar de la lógica congestión vehicular se percibió mucho más orden y tranquilidad que en experiencias caóticas recientes, como las de Codplay, Daddy Yankee o Bad Bunny (donde hasta hubo gente que invadió a la fuerza el recinto).
Ya dentro, el orden se mantuvo. En el campo hubo algunas áreas vacías, que habrá quienes perciban como zonas no vendidas, pero que en realidad deberían entenderse como el respiro necesario para conciertos masivos como este. Más vale concierto espaciado que procesión irremediable. Y bien por eso.
El show lo abrió la jamaiquina Koffee, con su interesante propuesta de reggae que animó a un público que llevaba ya varias horas dentro del estadio. Una de las sorpresas de la noche fue la aparición en el estrado de la actriz de “Black Panther” Letitia Wright, quien ya lleva algunos días en el Perú. La artista bailó y emocionó aún más a los asistentes.
Terminada la participación de la telonera, y mientras duraba el receso hasta la aparición de Styles, sonaron por los parlantes temas diversos como “La flor de la canela” de Chabuca Granda o “Bohemian Rhapsody” de Queen. Parecía una prueba de conocimiento musical para la joven generación ‘centennial’, pero el cántico como respuesta dio la sensación de nota aprobatoria.
Entrega total
Hasta que, por fin, Harry Styles apareció en escena con un polo de corazones, pantalón crema y una barba rala, como quien viene agotado de tantos días de gira. Agotado solo en apariencia, por supuesto, porque la energía que mostró fue irreprochable desde el inicio, abriendo con “Music for a Sushi Restaurant”, uno de los mejores temas de su último disco, “Harry’s House”.
“Buenas noches. Estoy muy feliz de estar aquí”, dice en correcto español, para luego recordar –ya en inglés– que su última visita al Perú ocurrió en el 2014, cuando llegó como integrante de su One Direction, la ‘boyband’ de la que, por lejos, ha resultado ser el miembro más talentoso. Hace solo unos meses, otro de sus integrantes, Louis Tomlinson, pasó también por Lima. Imposible no comparar uno y otro show y comprobar que las distancias son abismales.
Por eso sorprende pensar cuánto ha pasado por la vida de Styles en los ocho años desde su primer arribo al país: ha hecho tres discos solistas, ha actuado en películas, y ha registrado un despegue meteórico como estrella mediática. De mantener ese ritmo, su proyección artística parece no tener techo.
Pero volvamos al concierto. Canciones como “Golden”, “Adore You”, “Daylight” mantuvieron el griterío a tope. También hubo momentos en que fue menos ‘frontman’ agitador y tomaba la guitarra para interpretar temas más íntimos. La ya mencionada “Matilda” creó una atmósfera acogedora, que claramente tocó fibras emocionales.
Styles confirmó también ser un músico sumamente carismático, que basa su conexión con el público no en fórmulas preconcebidas, sino en una natural habilidad para congraciarse. Como en el momento en que se dirigió a una seguidora apostada en la primera fila del campo para cantarle “Happy Birthday” e invitar a todo el estadio a hacerlo con él. Sencilla forma de cumplirle el sueño a la emocionada fan.
Tras ello, entonó “Canyon Moon”, “Treat People with Kindness”, una de su etapa One Direction –”What Makes You Beautiful”–, “Late Night Talking”, la muy esperada “Watermelon Sugar” y “Love of My Life”. Ya para ese punto se podía ver a chicas saliendo del tumulto hacia las áreas más ventiladas, buscando tomar un poco de aire. En el puesto de atención médica se hablaba de más de 100 atendidas por sofocación u otros problemas, pero por suerte ninguno pasó a mayores.
Quedaba solo el último tramo del show, aquel que se fue postergando desde el 2020 debido a la pandemia. Y Styles lo cerró por todo lo alto: primero con la romántica “Sign of the Times”, en la que se vieron llantos y abrazos; luego con la megaexitosa e infaltable “As It Was”, un ‘hit’ que en los últimos meses ha sobrepasado incluso a la fanaticada del cantante británico para instalarse en otros ámbitos; y el cierre con “Kiwi”, una de su primer álbum, de corte más rockero, como para mandar a los asistentes a casa con los pies bien cansados. La larga espera había valido la pena.
1. Music for a Sushi Restaurant
2. Golden
3. Adore You
4. Daylight
5. Cinema
6. Keep Driving
7. Satellite
8. She
9. Matilda
10. Lights Up
11. Happy Birthday
12. Canyon Moon
13. Treat People With Kindness
14. What Makes You Beautiful
15. Late Night Talking
16. Watermelon Sugar
17. Love of My Life
18. Sign of the Times
19. As It Was
20. Kiwi
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